Paralela a las dos guerras mundiales, dice el autor, se fue instalando en la vida social y la cultura una guerra más sutil y en apariencia menos violenta, que aún persiste y que tiene como protagonistas a hombres y mujeres.
A partir de esta situación definida como "guerra de los sexos" y trabajada en los primeros capítulos del libro, se abre la reflexión sobre otros aspectos tan cuestionables como interesantes; el modelo de las modelos publicitarias como nuevo ideal femenino, el crecimiento de la pornografía como escenario donde se mantienen los rasgos de la sexualidad masculina y la repercusión en la intimidad de la autonomía económica de las mujeres. Reflexiones que se matizan con experiencias personales de amigos y pacientes, presentados a modo de ejemplo y/o material clínico. Testimonios que son una muestra del grupo etario elegido para analizar (cuarenta a sesenta años) y que se muestra, según el autor, como el más afectado .
El texto recorre, así, los modos de producción de los cambios culturales en las identidades subjetivas de género leídos desde el marco teórico del
psicoanálisis: "[...] para no continuar, como creo que ocurre, describiendo e interpretando rutinariamente un inconsciente ahistórico, una Ley paterna sustancial, un Edipo estructural invariante y sin historia."
Sin embargo, esta guerra que propone Galende, que encuentra como causa a la feminidad movilizada por el conflicto que surge entre responder al modelo vigente en el siglo pasado o afirmarse en las nuevas formas de actuación frente al deseo; y que tiene como consecuencia una fractura subjetiva en
el universo de lo masculino, puede resultar paradójica (si tiene como fin reencontrar la armonía con el enemigo) y contradictoria. Es que quizá no sea solamente una guerra entre géneros la que se debate en la actualidad cotidiana. Quizá sea una guerra intragéneros, dificultad que surge frente a la inquietud o la sorpresa por la posibilidad de elegir con singularidad el modo de ser masculino o femenino, la vida en pareja lejana a la familia tipo del siglo XX, o la soledad. Posibilidades que ofrece nuestra época y que por su amplitud pueden parecer poco creíbles.
Sexo y amor no es un libro sobre sexo y amor, es un libro sobre los formas vinculares de la posmodernidad, sobre cómo entenderlas desde la teoría psicoanalítica, sobre su repercusión en la esfera íntima, en una sociedad donde el sexo y el amor son un objeto más del mercado. Tal vez sea un libro sobre la feminidad (si, según el autor,
son las mujeres las que han impuesto la crisis) escrito, como ocurre frecuentemente, por un hombre.
De todas maneras, Sexo y amor se sostiene al cumplir con algunas premisas literarias: tener una estructura, un estilo y un mensaje, en lo posible, original. En esto se destaca, en la originalidad,
difícil de mantener en temas que a veces suenan agotados o repetidos. Originalidad que por verosímil puede confundirse con obviedad. Pero las obviedades pasaron a serlo
sólo después que alguien pudo describirlas.