Jaime
Lutenberg
Desde
el punto de vista metapsicológico, el vacío mental estructural es una
"configuración mental virtual" que cabalga en el hiato que se produce
entre la defensa simbiótica
secundaria y la estructura narcisista del ser humano. Se trata de un fenómeno
que ocurre sólo en un sector escindido del yo. Por ello no es concebible
el vacío mental si no se acepta que el yo pueda escindirse en dos o en
varios sectores.
Para
definir el vacío mental voy a referirme primero al término “vacío”,
de acuerdo con la versión del diccionario español (Espasa-Calpe). Luego me
ocuparé propiamente del concepto
y del uso del término como adjetivo que califica lo “mental”.
Vacío
viene del latín vacivus, que literalmente significa “falto de
contenido”. El término va adquiriendo distintas significaciones de acuerdo
con el ámbito al cual es aplicado: 1) en ganadería alude a la hembra que no
tiene cría; 2) como cualidad de una personalidad alude a lo “vano”,
a lo “malogrado”, “a
una personalidad sin frutos"; 3) en la jerga coloquial se usa para lo no
ocupado; 4) cuando alude a una casa o a un pueblo, se refiere a lo
“deshabitado”; 5) alude a lo "hueco" o a lo "falto de una solidez”
que le correspondería; 6) alude a “concavidad" o a "la cualidad de
hueca” de cosas u objetos, se corresponde con el de “oquedad”;
7) en lingüística se dice de “la palabra carente de significado”;
8) hacer el vacío a una persona es negarle el trato con los
demás, aislarlo; 9) un motor funciona en el vacío cuando su movimiento no tiene
un rendimiento útil.
Al referirme al vacío
mental, entiendo que, ante todo, debemos diferenciar el vacío mental
emocional del vacío mental estructural.
a)
El vacío mental emocional: es
el sentimiento de vacío que nos puede ser referido en forma directa o
indirecta por los analizandos cuando asocian “libremente” en la sesión
y nos hablan de sus estados de ánimo. Corresponde a una vivencia de
oquedad interior, de no tener nada adentro. Lo que falta atañe al plano
de las emociones. Esta sensación emerge en el presente, pero involucra al
pasado (la memoria histórica) y el futuro (la esperanza, el proyecto). El
sentimiento de vacío puede o no estar vinculado al vacío mental
estructural.
b)
Vacío mental estructural: desde
el punto de vista metapsicológico, el vacío mental estructural es una
“configuración mental virtual” que cabalga en el hiato que se produce
entre la defensa simbiótica
secundaria y la estructura narcisista del ser humano. Se trata de un fenómeno
que ocurre sólo en un sector escindido del yo. Por ello no es concebible
el vacío mental si no se acepta que el yo puada escindirse en dos o en
varios sectores.
Dentro
del sector escindido correspondiente al vacío mental estructural se ha
producido un detenimiento en el proceso de diferenciación del ello en su
camino en la construcción de la estructura del yo y del superyó. Se trata
de un verdadero “aborto mental”.
Desde
el punto de vista de la teoría de Freud lo “vacío” corresponde a una
carencia específica de representaciones inconscientes y preconscientes,
así como de las identificaciones del yo y del superyó. Se trata de un
detenimiento o de una anulación del proceso que, para Freud, permite el
pasaje de “tener” al objeto a “ser” el objeto mediante una
identificación con él (Freud, 1924).
Por
lo general no vamos a encontrar en la clínica el vacío mental en
“positivo”, debemos inferirlo por sus derivaciones defensivas
secundarias. Las relaciones simbióticas con personas e instituciones
constituyen la característica habitual de estos pacientes. Cualquier
resquebrajamiento de sus vínculos fusionales inconscientes daría lugar a
la aparición de una vivencia de terror imperceptible, pues es automáticamente
anulada por una vasta gama de defensas constituidas por diferentes
estructuras psicopatológicas (neurosis, psicosis, neosexualidades,
adicciones, psicosomatosis).
David
Liberman (1970-1972) elaboró una original teoría que hace legible,
a partir del discurso del paciente, la posible doble estructura psicopatológica.
Una vez definida la relación entre el estilo de verbalización del
analizando y la estructura psicodinámica subyacente, reconoció un
"estilo predominante" y "subcomponentes estilísticos"
en todo discurso de un analizando. Su visión me ayudó a entender mejor
la relación dinámica entre el vacío mental y los distintos sectores
estructurados dentro de la defensa secundaria compensatoria (neurótica o
psicótica).
Es
imprescindible diferenciar el vacío estructural de aquellas
configuraciones que se nos evidencian en el análisis a partir de la
regresión del “yo” y la regresión de las pulsiones. De este modo
podemos concebir que al vacío mental estructural se le agreguen nuevas
defensas.
El
fenómeno que me llevó a estudiar el vacío mental estructural ha sido la
comprobación clínica de que debajo del silencio de algunos analizandos
había sólo eso, vacío y oquedad psíquica. En ellos, el referido silencio
no era un producto de la represión.
Para
Freud, la evolución psicosexual se inicia con el nacimiento y se
desarrolla a partir de la experiencia histórica de las pulsiones. El
narcisismo es la pulsión en el yo y corresponde a la primera estación de
la pulsión. Klein (1957) revisó esta concepción evolutiva, en
particular nos legó una teoría en la cual ha puesto el acento en las
vicisitudes del vínculo objetal materno-filial.
Estudios
más discriminados del problema de la simbiosis y del autismo defensivo
como los que llevó a cabo Bleger (1967) en la Argentina y una serie de
autores europeos y americanos como Mahler (1958, 1968), Bion (1957, 1965, 1967), Green (1986, 1990, 1993), Meltzer (1975), Searles (1980)
y Tustin (1970, 1987, 1991), entre otros, les fueron dando nuevos matices teóricos
a las postulaciones psicoanalíticas originales. Ello abrió el
conocimiento hacia nuevas fronteras. Green (1986) reconoce específicamente
el sentimiento de vacío, pero lo vincula, desde el punto de vista
metapsicológico, al narcisismo de muerte en general y al “duelo
blanco” en particular.
Bion,
Bleger, Green, Klein, Searles, Tustin y Winnicott, me ayudaron a entender,
desde un nuevo nivel conceptual, el concepto de “terror” y el de “narcisismo patológico” contenido en la obra de Freud. De allí
deriva mi investigación acerca del
“vacío mental”. La emoción subyacente al vacío mental estructural
es el terror, no la angustia señal.
Junto
con Bleger (1967) podemos concebir que exista una porción
sincrética de la personalidad que efectúa vínculos simbióticos sostenidos
en el tiempo. Este sector del yo es la fuente de la inspiración de todo
creador. Pero en dicho sector fusional también se pueden generar y
eternizar vínculos patológicos; corresponden a la simbiosis defensiva
secundaria. Dentro de dicha estructura indiferenciada se compensa el
terror y se anula la cuarta dimensión, el tiempo.
De
este modo se eluden todos los duelos,
tanto los evolutivos como los patológicos. Dentro del vínculo
sincrético, los diferentes sectores del “ello”, del “yo” y del
“superyó” permanecen fusionados entre sí. Entre los protagonistas de
la simbiosis secundaria tiene lugar un funcionamiento mental
indiscriminado, complementario y/o suplementario.
El
vacío mental es
un estado virtual del psiquismo que
se pone en evidencia cuando se rompen o se desarticulan estos vínculos
simbióticos. La presencia de un vínculo simbiótico patológico
es el testimonio de situaciones traumáticas muy precoces. Algunas veces
corresponden a duelos transgeneracionales.
La
noción de vacío, en Winnicott, está relacionada con su concepción del
“temor al derrumbe” (Winnicott, 1974). Para él, el sentimiento de vacío
y futilidad son emociones derivadas del “temor al derrumbe”. Se trata
de traumas muy tempranos que eternizaron una situación de no-integración del yo, que él, sutilmente, diferencia de
la desintegración.
En
síntesis: existe una simbiosis originaria a partir de la cual se da toda
la evolución humana. Pequeños momentos de ruptura de la simbiosis
originaria mamá-bebé dan lugar al terror. El terror es la expresión del vacío mental emocional y
estructural. Entiendo que la simbiosis secundaria defensiva y el autismo
secundario son estructuras específicas destinadas a yugularlo.
Estoy
convencido de que muchos fracasos terapéuticos con los pacientes graves
no se deben solamente a las “resistencias” que los mismos oponen al
tratamiento, sino a la suposición del analista que detrás del silencio
del analizando siempre hay un pensamiento interdicto por la represión. A
los pacientes graves les resulta imposible evocar “recuerdos” que jamás
han tenido una inscripción en el sector vacío de su mente, con ellos
debemos proceder a la edición de los no- recuerdos en la transferencia (Lutenberg,
1996).
Bibliografía
Bion,
W. R. (1957): "Differentiation of the
psychotic from the non-psychotic personalities", International Journal of Psycho-Analysis,
vol. 38.
—
(1965):
Transformaciones, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1985.
—
(1967): Volviendo a pensar, Buenos Aires, Paidós, 1977.
—
(1970):
Atención e interpretación,
Buenos Aires, Paidós, 1974.
—
(1975-1978):
Seminarios clínicos y cuatro textos, Buenos Aires, Lugar, 1992.—
(1977):
A Memoir of the Future, Río de Janeiro, Imago Editora.
Bleger,
J. (1967): Simbiosis y ambigüedad, Buenos Aires, Paidós.
Freud,
S. (1905): Tres ensayos de teoría sexual, O. C., Buenos
Aires, Amorrortu, 1976, t.
VII.
—
(1920):
Más allá del principio de placer, ob. cit., t. XVIII.
—
(1923):
El yo y el ello, ob. cit., t. XIX.
—
(1924): "El sepultamiento del complejo de Edipo", ob. cit., t.
XIX.
—
(1926):
Inhibición, síntoma y angustia, ob. cit., t. XX.
—
(1927): "Fetichismo", ob. cit., t. XXI.
—
(1930):
El malestar en la cultura, ob. cit., t. XXI.
—
(1937): "Análisis terminable e interminable", ob. cit., t.
XXIII.
—
(1938a):
Esquema del psicoanálisis, ob. cit., XXIII.
—
(1938b): "La escisión del yo en el proceso defensivo",
ob. cit., t. XXIII.
Green,
A: Narcisismo de vida, narcisismo de muerte, Buenos Aires,
Amorrortu, 1986.
—
:
La nueva clínica psicoanalítica y la teoría freudiana, Buenos
Aires, Amorrortu, 1990.
—
:
Le travail du negatif, París, Minuit, 1993.
Klein,
M. (1957): Envidia y gratitud, Buenos Aires,
Hormé, 1971.
Liberman,
D. (1970-1972): Lingüística, interacción
comunicativa y proceso psicoanalítico, Buenos Aires, Nueva Visión.
Lipovetsky, G.: La era del vacío,
Barcelona, Anagrama,
1986.
Lutenberg,
J. (1995):
"Clínica del vacío. El vacío mental y la
angustia", Zona Erógena,
nº 26.
—
(1996): "La edición en el análisis", Zona Erógena, nº 31.
—
(1998): "El psicoanalista y la verdad", Buenos Aires, Publikar.
Mahler,
M. (1958): "Autism and symbiosis, two extreme disturbances of
identity", International Journal of Psycho-Analysis, vol.
39.
—
(1968): Simbiosis humana.
Las vicisitudes de la individuación, México, Joaquín Mortiz, 1986.
McDougall, J. (1991):
Teatros del cuerpo, Madrid, Julián Yébenes.
Meltzer,
D. (1973): Sexual states of mind, Pertshire, Clunie Press.
—
(1975): "Adhesive identification", Contemporary Psycho-Analysis, vol. 2
Searles,
H.: Escritos sobre esquizofrenia, Buenos Aires, Gedisa, 1980.
Tustin, F.
(1970): Autismo y psicosis infantiles, Buenos Aires, Paidós,
1977.
— : Estados autísticos en los niños, Buenos Aires, Paidós, 1987.
— : El cascarón protector en niños y
adultos, Buenos Aires, Amorrortu, 1991.
Winnicott, D. W.
— (1965): El
proceso de maduración en el niño, Barcelona, Laia, 1979.
— (1974): "Fear of breakdown", International
Review of Psychoanalysis, 1, págs. 103-107.