Jorge
Lebas
Director
Responsable
Fundamento:
Principio
y cimiento en que estriba y sobre el que se apoya un edificio u otra cosa;
razón principal o motivo con que se pretende afianzar y asegurar algo;
raíz, principio y origen en que estriba y tiene su mayor fuerza algo
no material; fondo o trama de los tejidos.
Las
ideas de los diversos autores sobre los fundamentos del psicoanálisis se
pueden esquematizar como un campo entre dos posiciones aparentemente
polares y contradictorias, ya planteadas en la obra de Freud. Por un lado,
están quienes piensan que los fundamentos son principios o cimientos
sobre los que se apoya todo el edificio de la teoría. A partir de esa
idea, requieren que los conceptos fundamentales sean sólidos, fijos,
inmutables. Por otro lado, están quienes piensan que toda teoría debe
incluir la posibilidad de que se produzcan cambios en sus conceptos básicos,
aunque más no sea en sus contenidos.
Freud
expresó sus opiniones sobre el tema: abogó de un modo contundente por la
legitimidad de los cambios en varios pasajes de su obra, y dijo que el
progreso del conocimiento no tolera rigidez alguna, tampoco en las
definiciones. Pero también rechazó con fuerza algunos cambios que
consideró como herejías y fuentes de fracaso (es el caso de las teorías
de Jung y Adler).
Un
recorrido por las teorías psicoanalíticas y por los artículos
publicados en este número, nos muestra que efectivamente se han producido
cambios, bien numerosos e importantes.
La
polémica que puede quedar planteada es con qué criterios se pueden
evaluar estos cambios como válidos, como pertenecientes a teorías que se
mantienen dentro del campo psicoanalítico.
En
el trabajo “De vez en cuando la clínica. Relato de una experiencia clínica”,
Luisa Acrich nos presenta el desarrollo de un proceso terapéutico
realizado en el marco del hospital público, abordado desde el modelo del
“psicoanálisis compartido”. La autora trata de afirmar la vigencia de
los conceptos psicoanalíticos básicos, puestos en juego en el entramado
de la clínica que afronta. Admite la limitación de nuestra mirada frente
a la complejidad de los fenómenos que se observan en ese campo. Por último,
propone una “visión compartida con otros”, modalidad que permite
abrir nuevos caminos a la comprensión.
En
“Entorno al rol del ‘espejo’.Winnicott y Lacan, dos perspectivas”,
Myrta Casas de Pereda señala puntos de convergencia con relación a la
temática del espejo. Muestra que las dos perspectivas difieren desde el
comienzo mismo por sus marcos teóricos y, sin embargo, en ambas está
implícita la relevancia e ineludibilidad de la presencia del otro en la
conformación de la estructura psíquica.
En
“Psicoanálisis: De la talking cure a la clínica en epifanía”,
Juan Carlos Cosaka se pregunta por los destinos de la praxis psicoanalítica,
sobre si el psicoanálisis es útil en cualquier subjetividad. “La clínica
muestra al mismo sujeto sometido a un diferente paradigma cultural o, por
el contrario, el paradigma establece un ‘nuevo’ sujeto que reformula
la clínica y con ella todo el aparato conceptual en que se basa el
dispositivo. Desde ya nos decidimos por la primera de las posiciones
–dice el autor–. Un fundamento es lo ‘primero’ a partir de lo cual
todo se sostiene y a partir del cual todo existente queda fundamentado
[...] La complejidad conceptual agregada después, hecha de éxitos y
tropiezos, no anula sin embargo el espíritu inicial de la talking cure”.
René
Kaës, en su trabajo “El espacio onírico común y compartido en la
situación analítica”, se pregunta sobre las condiciones y los procesos
que condicionan una situación peculiar: el surgimiento de sueños
cruzados entre paciente y analista. Por medio del análisis de viñetas clínicas
propias y de las de otros analistas que vivieron el mismo proceso, trata
de comprender la dimensión transferencial-contratransferencial en la que
se instala el sueño compartido. Este tema había sido recorrido desde la
perspectiva transferencial, pero son escasas las investigaciones, tan
valiosas por cierto, sobre las condiciones que posibilitan el sueño
contratransferencial.
Partiendo
del fenómeno de compañero imaginario de la niñez, relacionado con la
capacidad de pensar, que es usado como mecanismo defensivo para sostener
el self y elaborar ansiedades y fantasías, la licenciada Berta
Korsunsky nos introduce, a través de una interesante producción teórico-clínica,
en la fundamentación y definición del concepto “compañero
imaginado” patológico. La precondición de este nuevo fenómeno clínico
sería la escisión vertical de la personalidad y la transformación en
alucinosis del aspecto escindido. En este trabajo valorizamos la
originalidad del resultado de la investigación y la creación de un nuevo
concepto clínico-teórico: el compañero imaginado.
En
“Revisión del paradigma freudiano de la sexualidad. El vacío mental y
la edición”, Jaime Lutenberg se propone estudiar a pacientes donde el
vacío mental es nuclear y con un polimorfismo sexual que condiciona su
vida. Estas neosexualidades no estarían vinculadas a perturbaciones
primarias de la vida psicosexual, sino a graves rupturas simbióticas.
Para estos cuadros clínicos el autor plantea trabajar en la técnica con
el concepto que llamó “edición en el análisis”. Se trata de lograr
una edición de los acontecimientos vinculados a su vacío mental, lo que
implica una reconstrucción en su mente de una estructura que actúe como
continente de nuevos contenidos.
En
“Acerca del cambio psíquico y la intervención del psicoanalista en la
actualidad”, Alfredo Maladesky revisa el concepto de cambio psíquico
desde Freud hasta la actualidad. Se propone la ampliación de dicho
concepto en virtud de la experiencia clínica con pacientes que considera
en los límites de la analizabilidad. Estudia las intervenciones del
analista y pone el acento en la necesidad de los cambios en el
funcionamiento psíquico de éste para poder lograr los deseados cambios
en los pacientes.
Rodolfo
Moguillansky aborda un tema de gran actualidad en su trabajo “La
significación y el psicoanálisis. Una ontología negativa”. Postula
que lo negativo fue pensado primero como un juicio de atribución y se fue
deslizando luego hacia un juicio de existencia. Posteriormente articula el
tema de lo negativo con otro punto de gran interés: la significación en
psicoanálisis.
En
“La perspectiva intersubjetiva y sus destinos: la terapia psicoanalítica
de pareja”, Miguel Spivacow realiza un aporte a los fundamentos teóricos
de la terapia vincular. El autor define con claridad los conceptos teóricos
fundamentales del paradigma de la intersubjetividad y los ilustra con viñetas
de la terapia psicoanalítica de parejas, una de sus aplicaciones
principales.
En
la “Mesa redonda” intentamos recoger ideas que expresaran distintas
formas de abordar el tema de los fundamentos desde diversos puntos de
vista. Al enfoque propio y personal de Rodolfo Moguillansky se agregaron
las referencias a las ideas de Lacan, reelaboradas por Leonardo Peskin, de
un modo muy apto para el intercambio. Benzion Winograd presentó un
ordenamiento metodológico, más ideas propias y de autores contemporáneos.
Félix Schuster aportó un enfoque filosófico que las características
del tema sugerían como necesario.
Este
año, en la mesa redonda, utilizamos una metodología distinta, destinada
a lograr una profundización en el intercambio de ideas. Efectuamos dos
reuniones con quince días de intervalo. Solicitamos a los participantes
que en la segunda reunión centraran sus comentarios en las presentaciones
de los otros miembros del grupo, realizadas en la primera reunión. El
texto es más extenso, pero el diálogo entre los autores resultó más
intenso y fructífero.
En
“Si creas historia, cosecharás tempestades”, trabajo de un equipo de
investigación coordinado por Andrea Martínez Filomeno, se demuestra con
rigurosidad metodológica que el paradigma freudiano constituyó una
verdadera revolución científica en los términos de Thomas Kuhn. Para
ello, utilizaron el método interpretativo de indicios que surgen a partir
del análisis de documentos históricos y biográficos.
En
los interesantes reportajes efectuados por Héctor Krakow, después de las
respuestas sobre la situación actual del psicoanálisis en la Argentina y
en el mundo, se interroga a Isidoro Berenstein y a Cláudio Eizirik sobre
la existencia de crisis en el paradigma psicoanalítico. Expresan allí
interesantes ideas personales acerca del desarrollo de la teoría
psicoanalítica después de Freud, así como sobre su futuro.
La
entrevista a Horacio Etchegoyen, realizada por Mónica Vorchheimer, toma
la dimensión de un interesante trabajo en el cual el entrevistado
despliega sus ideas con sinceridad. Comienza por decir que hay motivos válidos
para replantearse los fundamentos del psicoanálisis cuando hay cambios
tan intensos como en la época actual. Cuestiona luego diversas teorías,
revisa los elementos que él considera fundamentales del psicoanálisis, y
toma de lleno el tema planteado con valentía y claridad. Por último,
Etchegoyen habla de la interdisciplina y de las líneas más importantes
para la investigación en el futuro. Pondera la utilidad y los riesgos de
la vinculación del psicoanálisis con la universidad, para terminar con
una especie de “consejos al médico” ante lo que él ve como
dificultades actuales en el psicoanalista.
Como
puede verse, el tema de los fundamentos se nos presenta en este número
con un panorama muy amplio y ávido de discusiones y actualizaciones.
Parte de ellas fueron aquí abordadas por los autores y dejarán en el
lector la impresión de haber recorrido un camino necesario en este
momento de tantas incertidumbres. Otros aspectos quedan planteados,
sugeridos, y otros no mencionados; queda un terreno fértil para futuros
desarrollos teóricos, clínicos y técnicos.