ASOCIACIÓN
ESCUELA ARGENTINA DE PSICOTERAPIA PARA GRADUADOS
Revista "Psicoanálisis: ayer y hoy"- Nº1
Desde el punto de vista metapsicológico, el vacío
mental estructural es una "configuración mental virtual" que cabalga
en el hiato que se produce entre la defensa simbiótica secundaria y la
estructura narcisista del ser humano. Se trata de un fenómeno que ocurre sólo
en un sector escindido del yo. Por ello no es concebible el vacío mental si no
se acepta que el yo pueda escindirse en dos o en varios sectores.
Para definir el vacío mental voy a referirme
primero al término “vacío”, de acuerdo con la versión del diccionario español
(Espasa-Calpe). Luego me ocuparé propiamente del concepto y del uso del término como adjetivo que califica lo
“mental”.
Vacío viene del latín vacivus, que
literalmente significa “falto de contenido”. El término va adquiriendo distintas
significaciones de acuerdo con el ámbito al cual es aplicado: 1) en ganadería
alude a la hembra que no tiene cría; 2) como cualidad de una personalidad alude
a lo “vano”, a lo “malogrado”, “a una personalidad sin frutos"; 3) en la
jerga coloquial se usa para lo no ocupado; 4) cuando alude a una casa o a un
pueblo, se refiere a lo “deshabitado”; 5) alude a lo "hueco" o a lo
"falto de una solidez” que le correspondería; 6) alude a “concavidad"
o a "la cualidad de hueca” de cosas u objetos, se corresponde con el de
“oquedad”; 7) en lingüística se dice de “la palabra carente de
significado”; 8) hacer el vacío
a una persona es negarle el trato con los demás, aislarlo; 9) un motor funciona
en el vacío cuando su movimiento no tiene un rendimiento útil.
Al referirme al vacío mental,
entiendo que, ante todo, debemos diferenciar el vacío mental emocional del
vacío mental estructural.
a) El vacío mental emocional: es
el sentimiento de vacío que nos puede ser referido en forma directa o indirecta
por los analizandos cuando asocian “libremente” en la sesión y nos hablan de
sus estados de ánimo. Corresponde a una vivencia de oquedad interior, de no
tener nada adentro. Lo que falta atañe al plano de las emociones. Esta
sensación emerge en el presente, pero involucra al pasado (la memoria
histórica) y el futuro (la esperanza, el proyecto). El sentimiento de vacío
puede o no estar vinculado al vacío mental estructural.
b) Vacío
mental estructural: desde el punto de vista
metapsicológico, el vacío mental estructural es una “configuración mental
virtual” que cabalga en el hiato que se produce entre la defensa simbiótica
secundaria y la estructura narcisista del ser humano. Se trata de un fenómeno
que ocurre sólo en un sector escindido del yo. Por ello no es concebible el
vacío mental si no se acepta que el yo puada escindirse en dos o en varios
sectores.
Dentro del sector escindido correspondiente al
vacío mental estructural se ha producido un detenimiento en el proceso de
diferenciación del ello en su camino en la construcción de la estructura del yo
y del superyó. Se trata de un verdadero “aborto mental”.
Desde el punto de vista de la teoría de Freud
lo “vacío” corresponde a una carencia específica de representaciones
inconscientes y preconscientes, así como de las identificaciones del yo y del
superyó. Se trata de un detenimiento o de una anulación del proceso que, para
Freud, permite el pasaje de “tener” al objeto a “ser” el objeto mediante una
identificación con él (Freud, 1924).
Por lo general no vamos a encontrar en la
clínica el vacío mental en “positivo”, debemos inferirlo por sus derivaciones
defensivas secundarias. Las relaciones simbióticas con personas e instituciones
constituyen la característica habitual de estos pacientes. Cualquier resquebrajamiento
de sus vínculos fusionales inconscientes daría lugar a la aparición de una
vivencia de terror imperceptible, pues es automáticamente anulada por una vasta
gama de defensas constituidas por diferentes estructuras psicopatológicas
(neurosis, psicosis, neosexualidades, adicciones, psicosomatosis).
David Liberman (1970-1972) elaboró una original
teoría que hace legible, a partir del discurso del paciente, la posible doble
estructura psicopatológica. Una vez definida la relación entre el estilo de verbalización
del analizando y la estructura psicodinámica subyacente, reconoció un
"estilo predominante" y "subcomponentes estilísticos" en
todo discurso de un analizando. Su visión me ayudó a entender mejor la relación
dinámica entre el vacío mental y los distintos sectores estructurados dentro de
la defensa secundaria compensatoria (neurótica o psicótica).
Es imprescindible diferenciar el vacío
estructural de aquellas configuraciones que se nos evidencian en el análisis a
partir de la regresión del “yo” y la regresión de las pulsiones. De este modo
podemos concebir que al vacío mental estructural se le agreguen nuevas
defensas.
El fenómeno que me llevó a estudiar el vacío
mental estructural ha sido la comprobación clínica de que debajo del silencio
de algunos analizandos había sólo eso, vacío y oquedad psíquica. En ellos, el
referido silencio no era un producto de la represión.
Para Freud, la evolución psicosexual se inicia
con el nacimiento y se desarrolla a partir de la experiencia histórica de las
pulsiones. El narcisismo es la pulsión en el yo y corresponde a la primera
estación de la pulsión. Klein (1957) revisó esta concepción evolutiva, en
particular nos legó una teoría en la cual ha puesto el acento en las
vicisitudes del vínculo objetal materno-filial.
Estudios más discriminados del problema de la
simbiosis y del autismo defensivo como los que llevó a cabo Bleger (1967) en la
Argentina y una serie de autores europeos y americanos como Mahler (1958,
1968), Bion (1957, 1965, 1967), Green (1986, 1990, 1993), Meltzer (1975),
Searles (1980) y Tustin (1970, 1987, 1991), entre otros, les fueron dando
nuevos matices teóricos a las postulaciones psicoanalíticas originales. Ello
abrió el conocimiento hacia nuevas fronteras. Green (1986) reconoce
específicamente el sentimiento de vacío, pero lo vincula, desde el punto de
vista metapsicológico, al narcisismo de muerte en general y al “duelo blanco”
en particular.
Bion, Bleger, Green, Klein,
Searles, Tustin y Winnicott, me ayudaron a entender, desde un nuevo nivel conceptual,
el concepto de “terror” y el de “narcisismo patológico” contenido en la obra de
Freud. De allí deriva mi investigación acerca
del “vacío mental”. La emoción subyacente al vacío mental estructural es
el terror, no la angustia señal.
Junto con Bleger
(1967) podemos concebir que exista una porción
sincrética de la personalidad que efectúa vínculos simbióticos sostenidos
en el tiempo. Este sector del yo es la fuente de la inspiración de todo
creador. Pero en dicho sector fusional también se pueden generar y eternizar
vínculos patológicos; corresponden a la simbiosis defensiva secundaria. Dentro
de dicha estructura indiferenciada se compensa el terror y se anula la cuarta
dimensión, el tiempo.
De este modo se
eluden todos los duelos, tanto los
evolutivos como los patológicos. Dentro del vínculo sincrético, los
diferentes sectores del “ello”, del “yo” y del “superyó” permanecen fusionados
entre sí. Entre los protagonistas de la simbiosis secundaria tiene lugar un
funcionamiento mental indiscriminado, complementario y/o suplementario.
El
vacío mental es un estado virtual del psiquismo que se pone en evidencia cuando se rompen o
se desarticulan estos vínculos simbióticos. La presencia de un vínculo
simbiótico patológico es el testimonio de situaciones traumáticas muy precoces.
Algunas veces corresponden a duelos transgeneracionales.
La noción de vacío,
en Winnicott, está relacionada con su concepción del “temor al derrumbe”
(Winnicott, 1974). Para él, el sentimiento de vacío y futilidad son emociones derivadas
del “temor al derrumbe”. Se trata de traumas muy tempranos que eternizaron una
situación de no-integración del
yo, que él, sutilmente, diferencia de la desintegración.
En síntesis: existe
una simbiosis originaria a partir de la cual se da toda la evolución humana.
Pequeños momentos de ruptura de la simbiosis originaria mamá-bebé dan lugar al
terror. El terror es la expresión del vacío mental emocional y estructural.
Entiendo que la simbiosis secundaria defensiva y el autismo secundario son
estructuras específicas destinadas a yugularlo.
Estoy convencido de
que muchos fracasos terapéuticos con los pacientes graves no se deben solamente
a las “resistencias” que los mismos oponen al tratamiento, sino a la suposición
del analista que detrás del silencio del analizando siempre hay un pensamiento
interdicto por la represión. A los pacientes graves les resulta imposible
evocar “recuerdos” que jamás han tenido una inscripción en el sector vacío de
su mente, con ellos debemos proceder a la edición de los no- recuerdos en la
transferencia (Lutenberg, 1996).
Bibliografía
Bion, W. R. (1957):
"Differentiation of the psychotic from the non-psychotic
personalities", International Journal of Psycho-Analysis, vol. 38.
— (1965): Transformaciones, Buenos
Aires, Centro Editor de América Latina, 1985.
—
(1967): Volviendo a pensar, Buenos Aires, Paidós, 1977.
— (1970): Atención e interpretación, Buenos Aires, Paidós, 1974.
— (1975-1978): Seminarios clínicos y cuatro
textos, Buenos Aires, Lugar, 1992.— (1977):
A Memoir of the Future, Río de Janeiro, Imago Editora.
Bleger, J. (1967): Simbiosis
y ambigüedad, Buenos Aires, Paidós.
Freud, S. (1905): Tres
ensayos de teoría sexual, O. C., Buenos Aires, Amorrortu, 1976, t. VII.
— (1920): Más allá del principio de placer,
ob. cit., t. XVIII.
— (1923): El yo y el ello,
ob. cit., t. XIX.
— (1924): "El sepultamiento del complejo
de Edipo", ob. cit., t. XIX.
— (1926): Inhibición, síntoma y angustia, ob.
cit., t. XX.
— (1927): "Fetichismo", ob. cit., t.
XXI.
— (1930): El malestar en la cultura, ob.
cit., t. XXI.
— (1937): "Análisis terminable e
interminable", ob. cit., t. XXIII.
— (1938a): Esquema del psicoanálisis,
ob. cit., XXIII.
— (1938b): "La escisión del yo en
el proceso defensivo", ob. cit., t. XXIII.
Green, A: Narcisismo de
vida, narcisismo de muerte, Buenos Aires, Amorrortu, 1986.
— : La nueva clínica psicoanalítica y la
teoría freudiana, Buenos Aires, Amorrortu, 1990.
— : Le travail du negatif, París,
Minuit, 1993.
Klein, M. (1957): Envidia
y gratitud, Buenos Aires, Hormé,
1971.
Liberman, D. (1970-1972): Lingüística,
interacción comunicativa y proceso psicoanalítico, Buenos Aires, Nueva
Visión.
Lipovetsky, G.:
La era
del vacío, Barcelona, Anagrama, 1986.
Lutenberg, J. (1995): "Clínica del vacío. El vacío
mental y la angustia", Zona Erógena, nº 26.
— (1996): "La edición en
el análisis", Zona Erógena, nº 31.
— (1998): "El
psicoanalista y la verdad", Buenos Aires, Publikar.
Mahler, M. (1958):
"Autism and symbiosis, two extreme disturbances of identity", International
Journal of Psycho-Analysis, vol. 39.
— (1968): Simbiosis humana. Las vicisitudes de la
individuación, México, Joaquín Mortiz, 1986.
McDougall, J. (1991): Teatros
del cuerpo, Madrid, Julián Yébenes.
Meltzer, D. (1973): Sexual
states of mind, Pertshire, Clunie Press.
— (1975): "Adhesive
identification", Contemporary Psycho-Analysis, vol. 2
Searles, H.: Escritos sobre
esquizofrenia, Buenos Aires, Gedisa, 1980.
Tustin, F.
(1970): Autismo y psicosis infantiles, Buenos Aires, Paidós, 1977.
— : Estados autísticos en los niños, Buenos Aires, Paidós, 1987.
— : El cascarón protector en niños y adultos, Buenos Aires,
Amorrortu, 1991.
Winnicott, D. W.
(1965):
El
proceso de maduración en el niño, Barcelona, Laia, 1979.
(1974): "Fear of breakdown", International
Review of Psychoanalysis, 1, págs. 103-107.
©
Esta publicación es propiedad de la
Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para
Graduados
(CDHA1425)Julián Alvarez 1933- Ciudad de Buenos Aires-
Argentina
Tel: (54-11) 4866-1602
email: psiayeryhoy@elpsicoanalisis.org.ar