NÚMERO 8 | Marzo, 2013

VER SUMARIO

Un largo camino recorrido… | Adriana Cabuli

Hace 50 años… Cuánto tiempo ha pasado desde la fundación de la Escuela, en septiembre de 1963. Son muchos años en la vida de un sujeto, tal vez no tanto en la historia de las instituciones, mucho menos en la historia de occidente. Resulta difícil conmemorar un aniversario sin hacer algo de historia, sabiendo de antemano que el relato va a ser a costa de recortes, de ausencias, y con una mirada actual que nunca podrá dar cuenta fiel de lo sucedido.

En el número anterior de esta revista conté la historia de la Asociación, teniendo en cuenta el medio social e intelectual desde que fue creada hasta nuestros días. Esta vez me centraré en otro eje, me referiré a cómo se fue modificando el lugar ocupado por las mujeres en la institución, tomando nota que fue fundada y dirigida en su mayoría por hombres y que al día de hoy está conducida en su mayoría por mujeres. Como todo relato será parcial y teñido por mi propia experiencia. Para esto realizaré una muy breve reseña de lo que sucedió con éstas en el movimiento psicoanalítico y en nuestra sociedad.

Fueron las pacientes que padecían síntomas histéricos, las que le permitieron a Freud desarrollar su teoría a partir del paso por las aulas de Charcot en París. Fue una mujer la que colaboró para que él pudiera encontrar asilo en Inglaterra cuando la guerra comenzaba.

Luego de su desaparición física, el legado freudiano fue disputado por dos mujeres, las cuales se enfrentaron durante muchos años: Anna Freud y Melanie Klein. Ambas compartían algunas características. Ninguna de las dos había cursado la carrera de medicina, formación habitual en los psicoanalistas hombres de entonces, y ambas habían ingresado al psicoanálisis atendiendo niños. Había una diferencia fundamental con los hombres: a las mujeres les estaba vedado el ingreso a la universidad ya sea porque lo impedía alguna ley o por la sanción social que las familias y la sociedad imponía a las mujeres que cumplieran funciones diferentes a las asignadas del hogar y los niños. Con el tiempo se fueron produciendo algunos cambios que le permitieron ocupar otro lugar diferente del hogareño. Entre otras cosas, ingresaron la universidad y al mundo del trabajo.

Los 60…

Recordamos los libros de lectura de la década del 60 en los cuales los niños de entonces aprendíamos las primeras letras: la madre en el hogar, generalmente cocinando o planchando, el padre trabajando, la abuela tejiendo sentada en la silla de hamaca. El relato así construido daba cuenta de la forma ideológica en que era trasmitida la función y el lugar que se esperaba que ocupen las mujeres, si bien en el mundo real ya había muchas de ellas con otras inquietudes. En la literatura popular, la madre del personaje de Mafalda es un caso paradigmático de la familia argentina media de la época.

Época de la propagación de la pastilla anticonceptiva en forma masiva y otros métodos que les permitieron planificar la cantidad de hijos que querían tener en función de la posibilidad laboral que se avecinaba.

Mientras tanto, en nuestro medio funcionaba el instituto Di Tella, espacio de vanguardia para las artes, junto con un movimiento intelectual creciente donde el psicoanálisis se hizo presente. En 1957, apenas 6 años antes de la fundación de la Escuela, se comenzó a dictar en la Universidad de Buenos Aires (UBA) la carrera de psicología. La primera camada de psicólogos, algo más que una docena, eran predominantemente mujeres. Comenzaban a tener espacios en el mundo intelectual y profesional. Sin embargo, los docentes eran en su mayoría hombres, población mayoritaria en la Asociación Psicoanalítica Argentina, al menos en la función de trasmisión del psicoanálisis.

En los 60 se creó el Servicio de Psicopatología en el Hospital Aráoz Alfaro en Lanús, el primero que incluyó psicólogos en un hospital público. El gabinete de psicología estaba formado por psicólogas.

Se funda la Escuela de Psicoterapia para Graduados compuesta en su mayoría por hombres en la función directiva y mujeres cursando los seminarios, pero muy pocas de ellas en la conducción de la misma. Recorriendo la historia de las instituciones y a pesar de la gran cantidad de analistas mujeres desde el comienzo del psicoanálisis en la Argentina, llama la atención que recién en los últimos años, varias instituciones sean conducidas por mujeres. En los comienzos y durante mucho años, ocupaban algunos cargos en las vocalías, pero salvo alguna excepción, ninguna en los cargos ejecutivos.

En el año 1962, un año antes de la apertura de la Escuela, una tapa del diario Primera Plana informaba en una nota que el evidente éxito del psicoanálisis en el medio porteño, era síntoma de que “somos todos neuróticos, pero que también sabíamos adonde acudir”. El artículo calificaba a la neurosis como enfermedad de nuestro tiempo …que permitía un buen estado económico a los analistas, los cuales cobraban muy buenos honorarios y trabajaban más de 60 horas semanales. La nota trasmitía la imagen de una profesión prestigiosa y rentable al mismo tiempo que explicaba cómo se iba instalando el hábito de la terapia en ciertos circuitos de la sociedad argentina. En esa sociedad, en la cual los hombres eran sostén del hogar y la mujeres en su mayoría destinadas a la crianza de los hijos, la práctica del psicoanálisis que garantizaba cierto nivel económico, atrajo a los médicos de entonces interesados en la salud mental.

Desde aquel momento el psicoanálisis, como pensamiento y como práctica  sobre el sufrimiento humano, se extendió a la población y “el psicólogo o la psicóloga” fue requerido para opinar de cualquier situación tomada por los medios que tuviera cierta repercusión pública.

Con la creación de la carrera de psicología y la posterior ley que habilitó ejercer la práctica psicoterapéutica, el título de psicólogo pasó a ser valorado. Actualmente, los jóvenes suelen elegir la carrera de psicología y no la de medicina, como entonces, como puerta de acceso a la práctica psicoterapéutica.

Nuestra institución:

Fundada por 19 hombres y 7 mujeres, desde 1963 hasta 1977, sólo 3 mujeres formaron parte de la conducción hasta la creación de la asociación en 1978. En ese momento algunas formaban parte del Consejo Directivo, pero mayoritariamente ocupaban cargos de menor jerarquía, como vocalías, algunas pocas en secretarías o tesorería. Recién en el año 2001 tuvimos la primer presidente mujer, la Dra. Graciela Bar de Jones.

A finales de los 80, época en la que ingresé a la Escuela como alumna, era frecuente que, en las entrevistas de admisión, se preguntara de qué manera pensábamos articular el recorrido por los seminarios con la maternidad -muchas de las mujeres realizan su formación de posgrado alrededor de los 30 años, época en que suelen tener sus hijos. Situación que de por sí plantea conflictos a las mujeres en relación con la posibilidad de desarrollar una formación y carrera profesional y, simultáneamente, poder cuidar adecuadamente a los niños. Pregunta en general realizada por hombres que parecían obviar el hecho de que para una mujer haber decidido estudiar implicaba, al menos, haber pensado sobre el tema.

A diferencia de lo que sucedió en los primeros tiempos, a partir de mediados de los 90, tuve el privilegio de conducir junto con otra colega la llamada en aquel momento Subcomisión de Encuentro y, más tarde, el Centro Asistencial cuya primera secretaria fue la Lic. Perla Sawicki, época en que se gestaron importantes cambios en la Asociación, durante la presidencia del Dr. Miguel Ángel Rubinstein. El grupo, en ambos casos, estaba conformado en su mayoría por mujeres.

Recuerdo una anécdota de aquellos tiempos de intenso trabajo institucional:

En el año 2001, en el peor momento de la crisis en la Argentina, en el transcurso de una jornada interinstitucional, habíamos invitado a participar en un taller del Centro Asistencial a un señor que en ese momento había creado lo que se llamó el Club del Trueque. Sentado en el auditorio y observando el panel, realizó una agudo comentario que ejemplificó lo que era frecuente que sucediera. Dijo que, a diferencia de lo que sucedía en la clases más bajas, en donde la mujer tiene un lugar más protagónico, en el mundo de los intelectuales, las mujeres trabajan, y los hombres hablan… En la mesa del panel había 4 hombres exponiendo y el auditorio estaba poblado en su mayoría por mujeres.

Este comentario coincidió con el momento en el cual la Asociación comenzaba a estar presidida por una mujer, además de las que ya ocupaban cargos de coordinación de las diferentes comisiones. Situación que, a mi entender, está relacionada sobre todo porque la población de la Asociación pasó a estar compuesta en su mayoría por mujeres, como sucede en muchas otras profesiones liberales.

En todo caso, el ocupar una determinada función ya no depende de una cuestión de privilegio en relación a pertenecer a uno u otro género, sino de estar en condiciones para ejercerla. La situación parece ser ahora más igualitaria habida cuenta de las conquistas que las mujeres lograron realizar a lo largo del siglo XX y XXI.

Son muchas y mencionarlas a todas sería imposible; con muchas de ellas compartí diferentes momentos. A todas, el mayor reconocimiento por la tarea realizada. Algunos nombres…

Gloria Abadi, Elsa Aisemberg, Patricia Alkolombre, Silvia Ajmechet, Perla Albaya, Graciela Andrés, Graciela Bar de Jones, Graciela Bergara, Susana Bidolsky, Elsa Cartolano, Marité Cena, Graciela Cohan, Marita D’Alvia, Marta De Giusti, Clara Dematine, Silvia Eydelsteyn, Mónica Favelukes, Elvira Ferradás, Mabel Fuentes, Teresa Gelbert, Susana Gewisgold, Verónica Ginocchio, Raquel Goldstein, Alicia Hasson, Irma Isabella, Alicia Levín, Claudia Levín, Ana María López, Susana Lustig de Ferrer, Graciela Macotinsky, Cecilia Moise, Olga Prósperi, Nora Rabinovich, Mabel Rosenvald, Ada Rosmaryn, Raquel Salvarezza, Perla Sawicki, Susana Taszma, Marta Vega, Susana Vinocur de Fischbein, Sandra Vorobechik, Elsa Weisz, Luisa Willdorff, Liliana Ríos, desde el inicio como coordinadora de secretaría junto con todas las mujeres que han trabajado fuertemente en las diferentes gestiones.

Bibliografía

Asociación Psicoanalítica Argentina. Departamento de Historia del Psicoanálisis: Asociación Psicoanalítica Argentina (1942-1982), Buenos Aires, Asociación Psicoanalítica Argentina, 1982.

Alizade, A. (coord.): Escenarios Femeninos Diálogos y Controversias, Buenos Aires, Lumen, 2000.

Balán, J.: Cuéntame tu vida, Buenos Aires, Planeta, 1991.

Cabuli, A.: “La Asociación. Ayer y hoy” en Revista digital Psicoanálisis: ayer y hoy, nro. 7, septiembre, 2012, www.elpsiconalisis.org.ar

Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados: Etica, clínica y formación del analista, Buenos Aires, Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, 1998.

Acerca del autor

ACabuli

Adriana Cabuli

Comentarios

  1. Excelente artículo, Claro, conciso que toma puntos interesantes del recorrido de las mujeres dentro del psicoanálisis.
    Especialmente de aquellas conductoras que marcaron el rumbo de la escuela en los diferentes momentos, de la larga trayectoria de excelencia en la formación de profesionales, en los cuales me incluyo.
    Felices 50 años!!!!!!!
    Les desea Lic. Silvia Ajmechet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *