INTRODUCCIÓN
La práctica psicoanalítica queda reducida muchas veces al abordaje de sujetos en el marco de lo que se ha establecido en acuerdo imaginario como «la situación analítica», regida predominantemente en el contexto y encuadre propio del consultorio (con variantes de tiempo, espacio, uso de diván). No obstante, Freud da cuenta en sus historiales (como también lo harán ulteriormente Winnicott y Lacan, entre otros) que la práctica analítica trasciende su predominio imaginario.
En la actualidad, y particularmente en contextos institucionales y comunitarios, se evidencian serias dificultades al momento de intervenir en torno de los encuadres tradicionales. Debido, entre otras causas, a las resistencias de los beneficiarios respecto de las intervenciones institucionales, ya que han sido durante años ubicados en lugar de «objeto», lo cual produce rechazo, descreimiento, violencia.
La presente investigación profundiza sobre las diferentes alternativas de abordaje e intervención psicoanalítica en contextos institucionales y comunitarios en pos de la instalación y manejo de la transferencia[1] para el abordaje de niños y adolescentes. Se toman aportes bibliográficos, investigaciones científicas y material proveniente de experiencias prácticas realizadas en el Centro de Alta Contención Hogar Adalberto Pagano, Centro de Promoción Familiar «La Casita de Nehuén», equipo interdisciplinario e interinstitucional para el abordaje de Situaciones Sociales Complejas, Ecos Alma Fuerte, entre otras instituciones rionegrinas todas, a los fines de enriquecer el análisis.
DESARROLLO
El singular recorrido de la investigación va dando lugar a la elaboración de cinco capítulos:
Capítulo Nº 1. «Freud: El lugar de la sexualidad y la constitución subjetiva»; capítulo Nº 2: «Las transferencias»; capítulo Nº 3: «Lo institucional y lo comunitario»; capítulo Nº 4: «Intervenciones analíticas»; capítulo Nº 5: «Dispositivos novedosos».
La tesis intenta aportar a la construcción de posicionamientos psicoanalíticos en contextos institucionales y comunitarios, lo que va apareciendo nombrado como posicionamiento comunitario, dando un lugar privilegiado al concepto de transferencia y las diversas maniobras posibles e (im)posibles que habilitan su instalación, manejo y sostenimiento. Esto permite realizar un recorrido del que se desprenden modos de lectura, análisis e intervenciones, con la consecuente inscripción de un «estilo» de trabajo.
Se plantea un modo de configuración del texto que implica la interrelación constante entre los fragmentos de la práctica en consideración y las conceptualizaciones psicoanalíticas, produciendo mayor conocimiento sobre la temática.
El recorrido teórico plantea una lectura de autores base, entre los que podemos destacar a Freud, Lacan, Winnicott, sin desatender la impronta y recorrido particular de psicoanalistas argentinos como: Fernando Ulloa, Sergio Rodriguez, entre otros, que permiten esclarecer y profundizar acerca de posibles intervenciones y sus efectos. Formulando y produciendo nuevos interrogantes y herramientas que posibilitan pensar en la construcción de alternativas diferentes de escucha e intervenciones ligadas a los padecimientos actuales (2) y sus modalidades de presentación en contextos institucionales y comunitarios.
La doctora Patricia Weigandt dice:
…la noción de «actualidad» refiere al tiempo, no solo en el sentido de época, indispensable para pensar al sujeto, ya que este es hijo de ella (3), sino como modo de producción subjetiva que tiene consecuencias en la aparición de fenómenos en acto, en un sólo tiempo. Fenómenos estos que encontramos recurrentemente en nuestra época del orden de la «violencia», las «adicciones», «problemas de conducta» (entre otros) a los que no casualmente denominamos padecimientos actuales, pero que también encontrará Freud en la suya, en torno de las afecciones producidas mas allá del síntoma, en las denominadas «neurosis de guerra». (Weigandt, 2012) (4)
CONCLUSIONES:
Un primer capítulo dedicado exclusivamente a las consideraciones freudianas acerca de la constitución subjetiva, el lugar de la sexualidad y la importancia de los primeros años de vida para el psicoanálisis, el lugar de los otros, la influencia de la cultura. Nos permite comenzar en el tránsito de nuestro recorrido a recortar y con-textualizar el lugar de nuestras infancias y adolescencias en situación de riesgo social, atravesadas y, en el mejor de los casos «sostenidas» por nuestras instituciones.
La transferencia se desarrolla y despliega en la presente producción como uno de los conceptos fundamentales al momento de pensar en un «posicionamiento comunitario». Posicionamiento que se construye, indefectiblemente en el trabajo con otros, en donde la invención opera haciendo lugar. Lugar para el analista en contextos no tradicionales, habilitado e implicado a partir del propio deseo y lugar para el sujeto (destinatario de nuestras intervenciones) en sus posibilidades de ser alojado.
Tal como mencionamos en el segundo capítulo no existe una sola transferencia, sino que ésta se produce con cada sujeto, en cada circunstancia y en instantes determinados, se produce entre el analista y el analizante, produciéndolos a ambos.
El analista deberá conducirse de tal manera y con cierta disposición[5] que le permita posicionarse, asumiendo los semblantes que correspondan en cada ocasión. Apostando a un «saber hacer» que en tanto disponible a la sorpresa, se torna «novedoso», atravesando cualquier encuadre previo.
Desde los inicios de la presente investigación se toman, recorren y trabajan invenciones de los distinguidos autores antes mencionados. De las cuales nuestra tesis, forjada en permanente contrastación con una práctica particular, dada por el énfasis en contextos comunitarios, va produciendo efectos de articulación novedosos, respecto de las temáticas abordadas. Efectos que a partir de la transferencia van consistiendo conceptualmente, tiñendo a las experiencias empíricas en producción teórica.
También se identifica la invención en los sujetos abordados, quienes, transferencia mediante, producen más allá de su situación subjetiva y contexto de extremo riesgo social.
La teoría psicoanalítica desde un posicionamiento comunitario es tomada como una modalidad peculiar de producción e interrogación de la práctica, en lazo con otros. Lazo de producción que trasciende las disciplinas de origen (las prácticas puestas en consideración se realizan con psicopedagogos, trabajadores sociales, psicólogos, profesores de educación física, estudiantes de nivel medio), situando en el horizonte la dignidad del sujeto.
Fernando Ulloa en «Salud ele-Mental» dice: «Hablo de las teorías tomando en cuenta el posible origen histórico del termino teorizar, por tiempos de la tragedia griega. Por entonces, teorizar aludía a decir acerca de lo que se vio en la escena trágica». (Ulloa, 2012, p. 107)
En este sentido la práctica de quien subscribe, enmarcada en la investigación y extensión universitaria —UNCO-CURZA (Universidad Nacional de Comahue-Centro Universitario Regional Zona Atlántica)—, fue orientándose hacia (además del trabajo directo con niños y adolescentes, denominado trabajo en terreno) el establecimiento de espacios de producción entre trabajadores, sobre la práctica, participando, y propiciando escenarios de intercambio como el espacio interinstitucional El Hormiguero (6), el «Seminario de introducción al psicoanálisis en prácticas comunitarias» (7), entre otros, que implican al trabajador en el ejercicio constante e indispensable de interrogar(se) la propia práctica en el intercambio y por lo tanto en producción con otros. Relatar escenas disruptivas, pasajes al acto, momentos de malestar. Como un modo de cernir lo real, poniéndolo a producir más allá, a partir de la palabra, en transferencia. Lacan habla de la praxis afirmando que «da la posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico». (Lacan, 1964, p. 14)
Patricia Weigandt dice: «El contexto de la pregunta reubica el contexto de las marcas subjetivas que la exclusión por doquier instala en los sujetos y por ende en sus lazos. No hay subjetivación deseante sin lazo social. No cualquier ubicación implica la existencia de lazo». (Documento público, 2011) (8).
La función de sostén aparece en nuestro texto dando lugar, de la mano de una constante de deseo, que en transferencia, promueve el advenimiento del sujeto y su producción.
La posibilidad de alojar como dar lugar a alguien en nuestro propio deseo. La conocida expresión: «poner el cuerpo» aparece justamente ligada al involucramiento, implicancia del analista, produciendo a partir de su deseo. Deseo que, a su vez, deberá ser interrogado, interpelado, en un permanente aprendizaje, valga la insistencia: con otros, a través de supervisiones, para lo cual la transferencia se torna vital.
El sostén y acompañamiento no sólo serán fundamentales en el trabajo con niños y adolescentes en situación de riesgo sino también, respecto de los trabajadores requeridos de acompañamiento (documento público, 2013) (9) ante lo cual se promueven escenarios de respeto, enmarcados en la ética del psicoanálisis.
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