NÚMERO 11 | Noviembre, 2014

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Pensando sin centro: una apuesta a lo indeterminado. Psicoanalistas dialogando | Gloria Abadi y Laura Borensztein

Ponencia de la actividad previa a la Sexta Jornada Clínica entre Instituciones Psicoanalíticas sobre el caso clínico «Una familia silenciosa» de la licenciada María Cristina Rojas, agosto 2014.

«…Hablando del obispo Berkeley, me acuerdo que escribió que el sabor
de la manzana no está en la manzana misma —la manzana no
posee sabor en sí misma— ni en la boca del que se la come.
Exige un contacto entre ambas».
Jorge Luis Borges (1)

«Si dos cosas son iguales, entonces no son dos cosas».
El topo ilustrado
Tobías Schleider & Cristian Turdera

Mejor la llamo a Gloria. Necesito pensar junto a otro sobre la familia que empecé a tratar hace poco. No estoy segura de cómo pensarla o si como la pienso los va a ayudar. Me parece que esta pueda ser una oportunidad para hacer algo con algunas de las ideas que a veces discutimos en el área y que no termino de entender.

Glo: Hola Lau, ¿cómo andás?

Lau: Hola Glo, estoy atendiendo a una familia que me preocupa; consultan con suma urgencia en ocasión de un accidente del hijo mayor, Martín. Y quiero que me ayudes a pensar.

G: Dale.

L: Parece, por lo que me cuentan los padres, que es un chico que está en riesgo. Según ellos, él mismo produjo el accidente, dicen que fue intencional…

G:¿Y cómo está ahora Martín?

L: Parece que hay que operarlo. Están muy preocupados, imaginate que hablan de intento de suicidio… contaron también que Martín y su hermano Alejo no se llevan bien, dicen que mientras que éste se destaca, aquél sólo aprueba materias.

G: Sería importante escucharlos a todos… por lo que relatás parece un discurso apesadumbrado que gira demasiado en torno a Martín.

L: Sí, justamente mi indicación fue empezar una serie de entrevistas familiares, salvo un par a solas con Martín antes de su operación que lo angustiaba mucho, ahora ya empezamos hace unos meses atrás, un tratamiento familiar. Es verdad lo que notás, el clima en las entrevistas iniciales con los padres era muy agobiante.

G: ¿Y qué fuiste viendo en este tiempo?

L: En la primera entrevista a solas con los padres, la madre contó que los nombres de los hijos los eligió él. Pero también dijo que ella los aceptó. Hubo algo raro ahí porque el padre dijo que no hay Martines en la familia, aunque él quería que se llamara Cipriano como su abuelo Martín Cipriano y la madre agregó que hay un tío del padre llamado Martín también. Un detalle no menor, es que la madre refirió que tuvo que luchar para que Martín no se llamara como él.

G: ¡Qué importante eso porque es como si hubiera querido marcar una diferencia! Eso dice algo más en relación a una producción familiar, que a pensar que sólo hablan de Martín.

L: Claro, pero pareciera que ese movimiento no alcanzó, ya que casi todo lo que van relatando conduce a pensar que hay una historia traumática que tiene plena vigencia.

G: ¿Por qué lo decís?

L: Te cuento con mayor detalle las entrevistas y que surgió en ellas. A través de los gráficos, que hizo toda la familia y lo que fui escuchando, veo la impronta de la historia de la familia del papá. Al principio se resistían a incluir a los hijos, pero hemos tenido algunas entrevistas con los cuatro. No fue fácil que venga Alejo, el hijo menor, ya que consideraban que no tenía nada que ver, o sea, sin relación con lo que está pasando. Como si éste estuviera a salvo del destino fatal de la familia, incluso en la distribución espacial se ubica más alejado y mirando hacia afuera. El padre estaba muy enojado, reprochándole a Martín acerca de lo descuidado que había sido. De hecho Martín mismo me transmitió la condición autoagresiva del accidente.

G: Contame un poco más…

L: En una de las entrevistas, mientras el papá seguía muy enojado interrogando y acusando sobre el accidente, Martín de un modo espontáneo y silencioso hizo un dibujo de la familia Simpson, dibujó a Homero y a Bart y aclaró: «son padre e hijo». Para mí de alguna manera eso corrobora el peso de la historia paterna en Martín y probablemente en el resto.

G: Tal vez Martín está diciendo alguna otra cosa. Tal vez trata justamente de que se pueda incluir lo que les pasa ahora, que del nada que ver haya un ¿Qué hay para ver? ¿Algo más en esa entrevista?

L: Sí. Después hace otro dibujo con 2 personajes y a esa historia la tituló «1974». La siguiente entrevista, fue la primera vez que vinieron todos, les pedí un dibujo conjunto y que realizaran el juego del personaje. El padre no podía proyectar nada y la madre dijo: «Me adhiero a lo que propongan». Dibujaron un velero cada uno con un marcador de color distinto y Martín agarró el marcador del padre y dijo: «Yo voy a hacer a mi papá al timón». Cuenta que iban a comprar un velero pero nunca lo hicieron y que él lo lamenta porque salen poco todos juntos. Ves, para mi está claro la fuerza que tiene la historia paterna y lo que gira en torno a la función paterna.

G: Esperá… no nos apuremos… sigo pensando que Martín está tratando de poner el foco también en otro lado. Estar juntos no parece ser fácil para ellos. ¿Y qué hicieron con el juego del personaje?

L: Martín dibujó a Bart, Alejo a Garfield, la madre un gato llamado Michitom y el papá un personaje llamado X. No sé… ahí empecé a pensar que podía haber un secreto familiar que explicara lo que había ocurrido, pensá que 1974 no es cualquier fecha. Algunas frases que dijeron fueron, por ejemplo, el padre: «A Bart hay que pegarle, siempre hace macanas» a lo que Martín contestó: «Garfield también hace cagadas». La madre dijo que Michitom, el gato dibujado por ella, podía ser el gato de Bart. De su personaje el padre dijo: «Éste es sin historia, no sé, tal vez un duende, no sé cuántas cagadas hizo antes. Se llama X». Martín, como respondiéndole a la madre, dice que es un marciano. El padre pide que acepten definiciones al revés. La madre dice que «Michitom siempre se asusta, raja cuando ve a este gato con X». ¿Vos no ves acá las huellas de lo edípico y las rivalidades concomitantes que pone en juego?

G: Vos decías que para vos la X es una incógnita, un enigma a develar. El relato que hicieron tiene un comentario interesante: ante la incógnita que despierta X el padre dice que acepten definiciones al revés. No sé… así como vos pensaste en secreto ¿por qué no pensar que lo difícil es alojar lo impensado?, algo que hasta ese momento no existiera, no estuviera creado. Como ves, estoy tratando de hacer una diferencia entre lo impensable y lo impensado. Un secreto se refiere más a algo impensable. Quizás por su efecto traumático, se silencia evitando el sufrimiento. Respecto de lo edípico, no sé…, vos me preguntas «si veo» como algo dado y universal. Diferente es «ver» cómo transcurre, qué ocurre, sin pretensión alguna, al menos de antemano, de arrojar lo que se produzca a un ya conocido pre-moldeado.

L: Pero mirá, en la entrevista en la que les planteé a los padres la indicación familiar, interrogué más sobre la X. Mucho no le gustó al padre. La cuestión es que entonces me contaron que su hermano menor murió acribillado antes del 76 por la policía. Otro hermano estuvo desaparecido un tiempo, vive en el exterior y el padre también tuvo participación política «pero dejó todo a tiempo». ¿No te parece a vos que Martín es como si fuera para los padres el hijo destinado a desaparecer? Acordate que sostienen que quiso suicidarse, no logran ver en él ningún valor…

G: ¿Lo que estás sugiriendo es que Martín casi representa a ese hermano o, más bien, él es lo que esa historia silenciada provocó en esta familia?

L: Claro, entiendo que Martín se constituyó en una suerte de portavoz de los contenidos desmentidos de aquél pasado… como si estuviera destinado a desaparecer. Fue muy difícil armar la consulta familiar, para el padre, que vinieran los hijos, era en sus palabras tirar toda la carne a la parrilla. Es claro el eje transgeneracional, ¿no te parece?

G: ¡Qué clausurante pensarlo de ese modo! Según tu perspectiva, lo que expresan hoy sería entonces como una puesta en escena de un guion ya escrito, encriptado, pero que tiene sus efectos fatales… ¿Podés contarme un poco sobre cómo vienen siendo las sesiones?

L: A los 2 meses de inicio, por ejemplo, el papá estaba muy enojado con Martín porque trajo el boletín del trimestre con tres 5, aclaró que nunca antes había tenido bajas notas y que había mentido porque ellos no sabían. Martín le dijo que no mintió, que sabía una nota solamente.

G: Mentira, secreto, suicidio… vuelvo a escuchar mucha clausura y determinismo en el relato que vas haciendo, ¿no habrá otra manera de pensarlos? Me alerta el centro puesto o en Martín o en su padre y su historia. Como si esos dos centros actuaran como un imán para traducir todo el resto de las situaciones que van ocurriendo, impidiendo pensar sobre lo vincular como productor de lo que está pasando.

L: Sin embargo, a mí me parece, por lo que voy escuchando, que hay un secreto y que, como tal, produce efectos en todos ellos.

G: Es probable… ¿pero el secreto es necesariamente algo que ocurrió en el pasado? ¿El secreto se remite necesariamente a aquello no dicho en el pasado? ¿O podríamos pensar que el secreto es del orden de lo actual?

L: ¿Cómo sería eso?

G: Me dijiste que hicieron unos dibujos, que Martin remarcó la figura del padre al timón, que dice que no pueden hacer actividades juntos, toda la familia ¿qué está pasando hoy entre ellos? Lo que les sucede ¿es el pasado? Entiendo que es una manera de verlo, sin embargo, encuentro que pararse allí es priorizar las causas, volver a ellas y leer lo que acontece en la actualidad desde allí. ¿Dónde queda lo nuevo? Lo que ellos producen como familia que no sea mera repetición de un hecho pretérito que parece marcar el único surco posible por donde andar.

L: Me cuesta pensarlo como lo planteás, pero me gustaría entender más. ¿Dónde queda la historia?, ¿cómo pensar entonces las marcas de lo traumático?, ¿cómo pensar la identidad de esta familia?

G: No es lo mismo identidad que mismidad.

L: ¿Cómo?

G: Solemos pensar a la identidad de un modo natural, construida sobre la base del reconocimiento de algún origen común o unas características compartidas con otra persona o grupo, o con un ideal. Otra manera de pensar la identidad es con un enfoque discursivo menos natural, como una construcción, una producción nunca terminada: siempre «deviniente». O, para decirlo de otra manera, la identidad es contingente, no cancela la diferencia. Esta familia piensa que siempre son los mismos, que hay una continuidad entre los que han sido, pero fundamentalmente entre quienes serán y no les es posible interrogar las múltiples posibilidades que quedan excluidas. Desde ahí, Martín es mentiroso y produjo él mismo el accidente. Pueden llamarse «martines», pero hay muchos «martines posibles» en el modo singular en que cada uno de ellos es y podrá ser.

L: ¡Ah! Entiendo que lo que decís. Es que una cosa es que Alberto, Susana, Martín y Alejo, cada uno, puedan pensarse como «yo soy este», y otra es que supongan que desde que nacen son siempre el mismo sujeto.

G: ¡Tal cual! Lo vincular produce a los sujetos. Por lo tanto, la identidad siempre es diferida, en movimiento; justamente, esta idea de movimiento es la que perfora toda posibilidad de un sí mismo. Y, por consiguiente, abre a la multiplicidad. Si no, tal como venimos hablando, no es posible un devenir subjetivo ya que siempre estaría dado de antemano.

L: Ok. Seguí entonces, ¿cómo es lo de priorizar las causas?, ¿cómo sería otra manera?

G: Mientras vamos hablando, me hacés pensar algunas cosas. ¿Te acordás algunas ideas que hemos discutido en el área? Si pensamos poniendo el acento en que siempre hay un centro para entender como algo es, eso significa pensar que siempre hay una causa primero y un efecto después. Y que, a partir de allí, todo lo que pase, siempre va a ser una representación porque alude a lo que pasó y quedó constituido como centro, como único punto de partida.

L: Esperá… no sé si te sigo bien. ¿Cómo hago para pensar sin un punto de partida, sin un origen? ¿Cómo hago para poder entender y explicarme lo que pasa, lo que les pasa?

G: A ver, miremos de nuevo lo que fuiste diciéndome. Los padres te cuentan que no hay Martines en la familia. ¿De qué familia hablan cuando dicen que no hay Martines en la familia? En la familia del padre te dijeron que había por lo menos dos Martines, un abuelo y un tío, y en ésta que ellos conformaron ¿no está acaso Martín? A mí, eso me hace pensar que ellos se piensan en clave de un relato que alude a algo que se representan y hay poca disponibilidad para alojar lo que se presenta, la familia que conforman hoy. Por ejemplo, que Martín no es ni el abuelo ni el hermano muerto. Y si quisieron decir que para cuando ese primer hijo nació no había Martines en esta familia, lo que dijeron fue otra cosa. Al decirte no hay, en tiempo presente, parece que hay algún lío con hacer lugar, con alojar lo nuevo, por ejemplo, a este Martín, el hijo de ellos.

L: No entiendo bien ¿cómo es eso de presentación y representación?

G: Una manera de plantearlo sería que una cosa es desenrollar, desenredar los hilos de una madeja, por ejemplo, que secreto familiar es la historia secreta de la familia del padre, refrendada por la madre, y que de lo que se trata es de blanquearla, ver todo lo que está recubierto con esa representación. Otra manera es pensar que se trata de vérselas con lo que hay, con lo que a cada momento van produciendo, sin establecer jerarquías despóticas, como diría Derrida, desde donde se derivan todas las explicaciones. Sin pensar que lo que explica siempre tiene una causa que le antecede.

L: Pero… ¡¡ellos dicen que él mismo produjo el accidente!!

G: ¿Cómo puede ser accidente si está producido? ¿Si tiene intención?

L: Está bueno eso que decís… es una paradoja. Hay una contradicción ahí.

G: Fijate que tanto para ellos como para vos, accidente deja de ser un evento del que no se sabe, se le busca una significación en algo anterior: secreto familiar, hermano desaparecido; ya no sería entonces del orden de lo accidental y se perdería la oportunidad de pensarlo en inmanencia. ¿Y qué tal si no se puede saber?, más allá del sujeto y del tiempo.

L: Pero si no me puedo explicar, no puedo saber, entonces es azar.

G: ¡Ay! Tenemos tan formateada la cabeza para pensar que las cosas son lo que suponemos que tienen que ser, que no pueden ser algo distinto a lo que se espera que sean y que siempre hay alguna explicación para ello. Y cuando no podemos hacerlo siempre tenemos el azar a mano. Como si las únicas alternativas fueran identidad o azar.

L: ¡Pero algo significa el accidente! ¡Se expuso mucho! ¡Podría haber muerto! Pero mirá, incluso Martín mismo dice: «Tengo siempre la misma idea desde el accidente, ¿cómo pude ser tan estúpido?».

G: ¿Por qué tiene que significar algo? En general pensamos la significación como el resultado de algo que ocurrió dándole un sentido en una continuidad. ¿Y si pensamos más en una producción? ¿En algo nuevo? El accidente entonces no sería el producto de un pasado, sino un evento que acontece ahora y cuya peculiar manera de hacer algo con él, dice lo que les está pasando a ellos en la actualidad. En ese sentido, tal vez esta sea una oportunidad para que la familia pueda hacer con vos algo diferente de lo que vienen haciendo. A nuestro pensamiento le cuesta incluir lo discontinuo, lo que no se ubica en una serie tomando así el sentido de sus antecedentes: X, secreto familiar, 1974, desaparecidos, mentira, etc. Me dijiste que Martín dice, por ejemplo: «No soporto a Alejo. Antes yo era celoso. Antes yo era tímido, ahora estoy bien». Dice que algo es discontinuo, o sea, que algo ya no es más, que habría algo novedoso para ver. Estar todos juntos podría ser algo de este orden y eso está ocurriendo. En ese sentido marcaría una diferencia, pensar que están todos juntos para repetir una historia o si podemos ver en ellos algo original-inédito.

L: A ver si entiendo, ¿vos decís que cuando yo pienso que Martín es el portavoz de un secreto familiar encriptado, soy arbitraria?

G: Y… de alguna manera sí. En palabras de François Jullien, sería perder disponibilidad al privilegiar un aspecto de las cosas. Es una manera de pensar, donde vos te alías con el relato familiar para encontrarle una causa, punto de origen que explica el presente. Cuando otra manera es pensar desde el medio.

L: ¡¿Desde el medio?!

G: Sí, en situación. Esta se refiere a cómo los modos de pensar, significar y hacer se constituyen en actualidad y no en función de unas determinaciones históricas. No habrá situación si el sentido viene de afuera. Es un modo de pensar sin remisión a preexistencias, por consiguiente, habitar no es interpretar: es pensar según la situación, es pensar constituido en la situación y no desde las determinaciones previas.
Pensar desde el medio, entonces, quiere decir que haya disponibilidad de parte del analista para alojar lo que se vaya presentando sin darle un conocimiento de antemano y que la familia en este caso, como dice François Jullien, pueda lograr no ser alusiva. O sea, que ante lo sentido y lo pensado puedan interrogar, cuestionar a lo que surge, al presente que se presenta. No aludir una y otra vez a representaciones previas. Así como antes te dije que pensar a priori algo es un funcionamiento trascendente. Pensar en situación, sin centro, desde el medio, eso es a lo que en el área nos referimos como inmanencia. Deleuze lo llama rizomático, como el dibujo del próximo Simposio de la Escuela. Hay muchos puntos y todos ellos pueden ser líneas de fuga que producen algo diferente.

L: ¿Podemos pensar algo de esto con los gráficos?

G: Claro. Por ejemplo, ahora que vamos hablando, me doy cuenta de que tus primeros comentarios sobre los gráficos tenían como propósito compartir tus ideas de lo que vos pensaste al verlos. Esa puede ser una diferencia. No es lo mismo pensar «en», o sea una suerte de monólogo con uno mismo mirando desde un «afuera» lo que a uno le parece algo, que pensar «con», como tratamos de hacer las dos ahora.

L: Claro, una cosa es que yo piense que «1974» alude a la época de la dictadura y de la historia del padre. Y otra manera de mirar sería no darle un sentido dado o anticipado a «1974».

G: Por ejemplo. ¿No te parece que así es menos clausurante? No sé… a lo mejor no hay Martines en la familia; se trata más de que pueda nacer la «familia Martínez, Pérez». Una familia otra, que no es la familia del padre, ni de la madre. Cosa que de por sí no podría nunca ser, por muy convencidos ellos estén. Cuando Martín dice que son Homero y Bart, o la madre dice que discutieron porque Martín salió y había desaparecido, ¿se trata de los Simpson? ¿Se trata de la historia previa, de los desaparecidos de 1974? ¿O se trata de la familia actual donde los hijos y los padres no saben cómo encontrarse hoy? ¿Puede Martín olvidarse de llamar y avisar como un adolescente sin que eso sea «ser un desaparecido»? O mejor aún, en la perspectiva desde la que te estoy proponiendo pensar sería incluir todo eso junto como diferentes líneas que se cruzan sin establecer ninguna jerarquía entre ellas.

L: Bueno, me pareció que algo de eso que señalás está presente cuando Martín dice que a la madre no le gusta que la toquen. Donde él traía algo que observaba y fue la primera vez que el padre acompañó a Martín en algo porque dijo que «eso es cierto».

G: Esa es una buena línea de fuga para tomar. Por un lado, es hablar de cómo son, cómo interactúan y, especialmente, es correr a Martín del lugar de portavoz, de vocero y de ser el problemático de la familia. Al menos considerar que a todos y a cada uno les pasan cosas; algunas en relación a la familia que integran y que otros problemas o conflictivas puedan ser singulares. Una teoría que hable de portavoz, es una teoría de la representación, ya que implica la expresión de alguna forma de fantasía, idea o representación compartida. Otra manera de pensar es que el sujeto no antecede a lo vincular, sino que es efecto de este. Significa interrogarnos cuanto el psicoanálisis puede pensar por fuera del determinismo. No significa esto no considerar la existencia o la eficacia de lo traumático o de un secreto, sino hacerlo sin jerarquías para que no se conviertan en una suerte de «agujeros negros» que operen fagocitando cualquier posibilidad novedosa o diferente por fuera de la serie dada.

L: Bueno, tendré que seguir pensando…

Notas al pie

(1) Domingo 27 de mayo de 2001 Sus conferencias en Harvard Textos inéditos de Borges en La Nación Por Jorge Luis Borges

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