Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven.
Posesión del ayer Jorge Luis Borges
A mi presentación de hoy la llamé “Marcas de nacimiento”. ¿Cuáles son estas? Las enumero:
- En principio el desamparo inicial que implica la necesidad de un otro desde el vamos, nacemos prematuros y desde el inicio necesitamos de un otro para reconocernos hasta en nuestro propio grito.
- El desamparo persiste durante toda la vida, ante la naturaleza, el cuerpo y la ley.1
- El tercer punto que quiero señalar es que somos descendientes de Caín.
Planteados estos puntos propongo ver que podemos decir acerca de que sucede con el desamparo, como se juega este en transferencia.
¿Ǫué sucede con la angustia que circula como moneda de cambio, con la pulsión de muerte que se presentifica como insistencia de repetición y que a veces no nos permite encontrar diferencia en la repetición? Si es que el sujeto tiene a pagar una deuda de lo que no está saldado de su propia historia, veremos con qué analista se encontrará.
En hebreo derivan de la misma raíz verbal dos palabras: repetir y cambiar (shinun y leshanot). Será entonces la tarea en transferencia dónde se da la repetición para lograr el cambio, ¿en qué? me dirán. En la posición subjetiva respecto a lo que me ocurre desde el afuera y a la tramitación de las marcas de mi propia historia.
Entre paciente y analista hay un lenguaje secreto y el instrumento del analista es su inconsciente. Y aquí algo que escuché decir a Jaime Szpilka, un verdadero maestro, dijo así: “el inconsciente es el regalo que nos salva del totalitarismo de nuestro yo”. Entonces, como analistas, digo yo, apostemos al inconsciente. Teniendo presente a Freud, quien señaló: no somos profetas ni salvadores de almas.
Es que nosotros, analistas, al estar atravesados también por el desamparo tenemos que estar advertidos de no ubicarnos, como formación reactiva, en dueños de la verdad. Esto vale para nuestra tarea como analistas y como supervisores, no somos dueños del inconsciente del otro, ni del nuestro, mal que nos pese. Y, si, tenemos una responsabilidad ética.
Si tomamos la sesión como un sueño, en el despertar se produce ausencia o presencia de lo siniestro. El despertar es el momento del acercamiento al das Ding, por eso es importante que haya tiempo para la repetición en transferencia, así como es importante la capacidad de espera del analista. Por supuesto que cuanto más analizado esté el analista mejor podrá analizar.
Mal que nos pese, sabemos desde el Proyecto que el aparato en búsqueda de constancia se encuentra con nirvana, que a la tendencia a la descarga hay que ponerle freno. Hoy diríamos al goce que acecha siempre.
Nos planteamos en la singularidad de cada analizante tratar de instalar el corte necesario para que la deuda que viene a pagar el sujeto deje de ser impagable, en realidad vamos realizando pequeñas rebajitas. También diremos que, en el desamparo, el niño es soporte de las fantasías del Otro materno, es por eso que en transferencia es tan importante la abstinencia para que las fantasías del analista, análisis y supervisión mediante, éste las pueda tener a raya.
Comento una pequeña situación clínica surgida de una supervisión que la colega me permite compartir con ustedes.
Cada 8 de marzo, cada homenaje al día Internacional de la mujer, María participaba de las marchas nacionales en conmemoración a la lucha de la mujer por sus derechos.
Fue a lo largo de los 8 años que llevamos de análisis, donde fue surgiendo algo distinto.
En sus sesiones en relación con su cuerpo, a su discapacidad física el tema que llevaba siempre el 8M al tener su sesión semanal.
No es excepcional que ese día, un 8M, asiste a su consulta, vestida de verde, con una pañoleta, camiseta y pintada el rostro de verde…
Fue muy sorpresiva su llegada y con voz enérgica me recuerda…
María: “Hoy voy a las marchas de los colectivos de la ONU Mujeres y del 8M, de los colectivos LGTBI.”
María: “Ǫuiero contarte como será mi participación… quiero mostrarte mi carnet de discapacidad, la primera vez que lo saqué, fue aquí en Ecuador, sabía que tendría beneficios, me siento orgullosa, al fin poder decir que puedo asumir mi discapacidad visual, auditiva y física.”
María: “Desde que nací hasta el 2014 no fui aceptada por mi padre por mi lesión cerebral del cerebro y posteriormente por tener dificultades motrices y el retraso en mi lenguaje. No fui mirada por mi padre, sino hasta los 5 años.”
María: “Mi madre cuenta que cuando nací, él tenía una ilusión y se desilusionó. Yo trataba de mostrarle que logré algo, cada logro en mi desarrollo motriz, lo intentaba mostrar. Yo nunca tuve que demostrarle nada a mi mamá, mi mamá no lo aceptaría.”
María: “A los 13 años me decía mi madre, no te juntes con las mechis, los marimachos, que es de machona. Recuerdo sus comentarios prejuiciosos de mi madre y su lesbofobia.”
María continúa…
Analista –Escucho y sigo en silencio
María: “En este año, mi madre me dijo algunos comentarios como que intuye algo y me decía encontrarías a hombres como para vos.”
María: “Me siento exigida por mi madre, siempre me dice: ¿María qué pasa? ¿Por qué no encontrás un hombre?
María: “Hoy en la marcha quiero gritar fuerte que soy lesbiana, que acepto mi discapacidad y quiero ser libre.”
Le pregunto a la colega que trae el material ¿qué estará diciendo? ¿Para ella ser lesbiana es una discapacidad?
Ǫuiero compartir también con ustedes algunos poemas del libro de Cecilia Cavallo que se llama: Un pequeño milagro auditivo. La autora escribe sus poemas fechados con día y hora al salir de sus sesiones. Les leo algunos y les recomiendo la lectura del libro. En el prólogo de Cristina Peri Rossi leemos lo siguiente: “No se lo contaré al psicoanalista, me dirá que esa no era mi madre a pesar de tener la apariencia de mi madre, a los psicoanalistas les gusta mucho que las cosas no sean lo que son, les pagan por eso.”
Paso a los textos:
Martes 1 de junio, cinco de la tarde
Las palabras son tuyas.
De mi parte,
balbuceos nomas.
Viernes 4 de junio, cinco de la tarde
Con mucho pudor te cuento.
Algo que hice en la cama, vos anotas
de pronto estruendos
y todo este consultorio
lleno de plumas verdes.
Viernes 18 de junio, 5 de la tarde
Esperá, todavía no te sientes.
Y cubrís el diván
Con una tela blanca.
Son las cortinas viejas,
Aclaras. Yo pienso
en un sudario
Viernes 6 de agosto
¿Dónde hay una mamá que me diga
no es nada, vas a estar bien
y funcione?
Viernes 13 de agosto, cinco de la tarde
Vos decías
pero yo escuchaba otra cosa
Y no era culpa de ninguna
El malentendido.
¿Podes intentar otra vez, decir distinto?
Sigo sin saber
de qué me estabas hablando.
Martes 24 de agosto
¿Qué pretendes con esos tonos graves?
¿Por qué me hablas así? Me quiero ir.
¿Y ahora?
Me quiero ir.
Trátame bien.
Martes 7 de septiembre, cinco de la tarde
Te quedas callada de más
y el susto que me agarra
no tiene ni ton ni son
acaso es una pequeña muerte
el silencio
cuando espero
que digas algo.
Martes 14 de septiembre, cinco de la tarde
Escucháme,
el otro día cuando te quedaste callada
pensé que te había dado un acv.
¿Ǫué te pasó?
¿Te dormiste?
¿Mirabas algo por la ventana?
¿Por qué no contestabas?
No tengo problemas con el silencio,
no digas eso
es la ausencia que me arrasa.
Ni se te ocurra morirte a mis espaldas.
Martes 21, primavera
La vez que llegué y no estabas.
Me enojé tanto
no quise atenderte el teléfono.
Tu mamá se había caído.
La vez que vine con mi hija mayor
y rompió todas las flores de tus malvones.
Juli tenía dos, no la frené.
La vez que hablaste de tu mamá en pasado
y me hice la tonta
Las veces que tuviste a upa a mi hija menor
mientras yo juntaba las cosas para irnos Ana tenía un mes.
La vez que vine con uno de mis hermanos.
La familia se incendiaba y él solo pudo quejarse de su novia.
La vez que hablaste de tu mamá en pasado
y pregunté.
Viernes 15
Dijo que no habías llegado pero que pasara igual.
Me senté a esperarte en el consultorio
¿así era entrar a escondidas a tu casa?
Ǫuise salir a la calle, pero tu puerta es rara.
Siempre pensé que el problema del sueño
era la desfachatez de pispear
donde no corresponde, fuera del sueño la pregunta que golpea
es si puedo salir sola de acá.
Martes 2 de noviembre, cinco de la tarde
Cómo les gusta
a ustedes, las analistas,
tener comentarios brillantes
deslizar soluciones y protocolos
para los conflictos ajenos.
Acoten ese goce.
Martes 9 de noviembre, cinco de la tarde
Del médico que una vez quiso ayudar
y terminó rompiendo todo
no podemos decir el nombre.
Lo apodamos como ese escritor
que ganó un Nobel. En esos días,
actuaste más allá de esta puerta.
En el mundo agitado, me cubriste la espalda.
Ahora puedo darme cuenta de eso.
Martes 19 de noviembre, cinco de la tarde
No hay forma
de volver a decir lo que se dijo.
Cuando me voy
lo que charlamos
es un collar roto.
Los canutillos se deslizan solos
debajo del diván hasta los zócalos
y descansan.
Mi idea no es hacer un análisis de los poemas de la autora, sino que quise compartir lo que aquí se muestra como las vicisitudes de la transferencia.
Finalmente les leeré el texto completo del epígrafe que elegí: Posesión del ayer de Jorge Luis Borges.
“Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero escandir versos de Swinburne2, lo hago, me dicen, con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos. Ilión3 fue, pero Ilión perdura en el hexámetro4 que la plañe. Israel fue cuando era antigua nostalgia. Todo poema, con el tiempo, es una elegía5. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, y ya no sujetos a la víspera, de zozobra, ya las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los paraísos perdidos.”
¿Por qué elegí este epígrafe?: Para que tengamos presente que es la pérdida la que funda el deseo, y agreguen ustedes todo aquello que se les ocurra….