Hoy voy a tratar de contar el recorrido que hice hasta llegar a escribir el proyecto de tesis. Este recorrido se remonta, años atrás, al anteproyecto, instancia a veces poco tenida en cuenta en este largo proceso. En mi caso, lleva bastante tiempo y ha sufrido varias modificaciones debido a que siempre surgían nuevas preguntas, como también nuevas dudas.
Esto es lo que hace que se vaya modificando constantemente lo desarrollado por uno hasta llegar al resultado final: mi proyecto de tesis titulado «La pulsión respiratoria. Indagaciones sobre los síntomas respiratorios desde una perspectiva de la teoría psicoanalítica freudiana».
Creo que uno de los temas más difíciles en este proceso es sacarse de encima aquellas cuestiones pertinentes al superyó o, por lo menos, al superyó con el que yo cargo que, desde que terminé de cursar todas las materias de la Maestría, empezó, poco a poco, a recordarme, a alarmarme, a angustiarme, y un poco también a castigarme por no estar avanzando con el tema que hoy nos ocupa.
Pero luego, con la ayuda de mi analista y de otras personas como ser compañeros, profesores, amigos, etc. que me han hecho sus aportes desde sus diversos puntos de vista, es que pude empezar a avanzar con el proyecto de la tesis.
Uno de los primeros obstáculos con los que me enfrenté, fue darme cuenta de que el anteproyecto ya no me convencía como antes y esto generó un inconveniente/contradicción en mi cabeza porque implicaba tener que hacer una tesis sobre un tema con el que ya no coincidía totalmente. Por suerte, luego de hacer las averiguaciones pertinentes (una charla de pasillo), supe que el proyecto podía parecerse un poco, más o menos, casi nada o nada al anteproyecto. Eso fue tranquilizador, por un lado, y estresante, por el otro, ya que tenía que deshacer todo el trabajo que con mucho esfuerzo había logrado hacer hasta el momento (está de más decir que éste fue el último trabajo que entregué de la cursada). Pero también implicaba que se abriera un nuevo desafío: el de rehacerlo como a mí me parecía que debía orientar mi investigación en ese momento.
Igualmente, no he podido evitar un pequeño embrollo mental del cual pude salir gracias a algunas personas, básicamente las mismas que mencioné antes, quienes me fueron orientando a encarar esta nueva idea que ahora tenía sobre la tesis.
Lo que estoy intentando transmitir es que resulta de suma importancia no quedarse solo en este proceso. En lo personal, el pedir ayuda fue fundamental a lo largo de todo este recorrido; me permitió, entre otras cosas, eliminar aquellas ideas obsesivas en donde todo giraba alrededor de: «¡que difícil es esto, nunca voy a terminar la tesis!».
El desafío más interesante, pero dificultoso a la vez, creo que tiene que ver con lograr la conjunción del mundo psicoanalítico y el nuevo mundo de la metodología, nuevo por lo menos para mí ya que era casi desconocido. Sólo habíamos histeriqueado un poquito, hace varios años, cuando hice la tesina en la Universidad, requisito que debí cumplimentar para recibirme de Psicólogo.
Es largo el proceso de incorporar nuevos conceptos y saber cómo plasmarlos en el trabajo escrito. Esto, dicho en otras palabras, sería: dejar de lado la asociación libre que hacía con el tema que quería desarrollar y tomarlo metodológicamente que básicamente se puede resumir en la siguiente frase que alguien me decía todo el tiempo: «Hay que acotar y acotar un poco más y, después de que acotaste sobre lo acotado —porque sino parece ser que es una tesis de varios tomos— hay acotar un poco más aún». Después de hacerlo, uno se siente un poco limitado, desvalido, hasta diría que herido narcisísticamente, castrado, etc. En ese entonces creía que podía con todo lo que venia pensando, pero me decían que delimitara más el texto, y lo hacía… Un tiempo después, creo que durante el desarrollo del trabajo, lo entiendí y ese fue el momento en quise acotar un poquito más.
Como dije al principio, mi recorrido empezó, hace un tiempo ya, con el anteproyecto pensado en ese momento en función de mi trabajo en el servicio de Salud Mental del Hospital de Clínicas José de San Martín, pero trabajando en interconsulta con Neumonología. En ese entonces mi intención era hacer un trabajo de campo en este servicio.
Pero como me tomé unas pequeñas vacaciones, un par de años, más o menos, antes de ponerme a escribir el proyecto, cuando lo retomé ya no estaba trabajando más en el hospital, por tanto tenía que buscar otro rumbo.
Por suerte pude hacer ese cambio. Tiempo después me di cuenta de que no me interesaba tanto cómo estaba enfocando el tema que quería investigar. Digo esto ya que siempre tuve en claro el tema que despertaba mi interés. Las enfermedades respiratorias me generan curiosidad desde hace ya un tiempo, pero la investigación posterior y las charlas con colegas, me ayudaron a darle una mirada distinta y un nivel de involucramiento mayor, ya que me alentaron a trabajar con el historial clínico de un paciente de mi propia clínica.
Obviamente, esto abría nuevos desafíos y contradicciones que, en este proceso, uno va empezando a disfrutar en algún punto. Y digo en algún punto ya que el superyó sigue teniendo las mismas intenciones que al principio, sólo que ahora puedo controlarlo un poco más.
También se presentó un nuevo reto: volver a los textos de Freud con un objetivo diferente, escribir la tesis, lo que implica que uno bucee en ellos con una mirada distinta.
Este relato puede parecer un lento padecimiento de contradicciones constantes, pues es un poco así, pero la conclusión es que puede ser muy enriquecedor y llevadero cuando uno se interesa y le gusta lo que está haciendo.
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