En esta edición, el tema que nos ocupa es «Humor y Psicoanálisis». Por ello, me parece conveniente transmitirles algunas ideas que se me fueron ocurriendo respecto al humor, lo cómico, la comedia, el chiste y cómo estos conceptos son pensados desde el psicoanálisis.
El humor o lo humorístico varía de acuerdo a las diferentes épocas y, muchas veces, éste hace referencia a la cultura e idiosincrasia de determinado lugar.
En la edad antigua, por ejemplo, si tomamos la comedia, en ella se resaltan los sentimientos agradables y se pone en escena una imitación de la vida cotidiana con sus costumbres alegres o ridículas, dignas de corrección y de burla. Es una representación bella de un suceso interesante ocurrido entre personas de cualquier clase y condición y presentado bajo un aspecto jocoso o ridículo.
La risa de la comedia tiene un doble origen: por un lado, el orden del mundo, pese a su pretendida legalidad y exactitud, es en el fondo incoherente y eso produce risa; entonces aparece el héroe cómico que va a sanar todas las deficiencias del orden existente, pero su solución es tan fantástica e irreal que, a su vez, produce risa y éste es el segundo origen.
Crítica y solución promueven la risa en un ritual en que, provisionalmente, se cree en lo increíble en un momento en que el tiempo se detiene.
Los mismos datos que promueven la risa promueven también el dolor. La exploración del límite y la crítica del orden producen un dolor y, si tomamos el punto de vista del héroe que lo sufre, tenemos la tragedia.
El objeto de la comedia es exponer al criterio de los espectadores los extravíos y defectos morales del ser humano. Su fin es deleitar y aborrecer esos defectos y extravíos. Su materia son las acciones humanas ya que éstas se prestan a ser ridiculizadas o a servir de ejemplos ya corregidos. Los personajes no son históricos, sino ficticios y, comúnmente, de la clase media y baja. También el espectáculo puede ser de magia cómica, este tipo de magia concede especial importancia al humor y la comedia.
La magia es un arte escénico, subjetivo, narrativo y, por lo general, es un espectáculo de habilidad e ingenio que consiste en producir artificialmente efectos en apariencia maravillosos e inexplicables mientras se desconoce la causa que los produce.
Freud toma al humor y al chiste para dar cuenta no solo de un proceso económico del aparato psíquico, sino también de una ganancia de placer que proviene del ahorro de un gasto —más adelante veremos las diferencias—. Uno podría dirigir la actitud humorística hacia su propia persona o hacia una persona ajena. En el caso del humor, no solo es liberador como el chiste y lo cómico, sino también posee algo de grandioso y patético. Lo grandioso se relaciona con el triunfo del narcisismo, el yo se rehúsa a sentir las afrentas que le ocasiona la realidad y sólo muestra la ganancia de placer. El chiste, en cambio, sólo sirve a la ganancia de placer o pone a ésta última al servicio de la agresión.
Con ayuda de los quitapenas es posible sustraerse en cualquier momento de la presión de la realidad y refugiarse en un mundo propio que ofrece mejores condiciones, sensaciones.
El chiste actuaría como una burla momentánea al proceso represivo obteniendo así un ahorro de energía, produciendo placer, descarga y cierta economía en el aparato. Pero no todo los chistes son iguales.
Muchas veces uno ha conocido gente que no puede dejar de bromear; están los que bromean a otro, la típica cargada y, por lo general, son chistes que portan hostilidad y/o agresividad. Son medianamente exitosos y tienen un humor particular, pareciera que se burlan de todos y, si lo dejan de hacer, se enfrentan a una fuerte descalificación propia, así quedan expuestos a su superyó. También están los que hacen bromas de carácter sexual, por medio de ellas el sujeto vehiculiza cierto tipo de fantasías que, de lo contrario, se le presentarían y resultarían intolerables para su conciencia.
Otros individuos hacen chistes de lo cotidiano, es como si necesitaran que el otro se ría, contentarlo, de lo contrario se angustian.
El placer que nos originan los chistes, la comicidad y el humor provienen de distintos procesos, a saber: el chiste surge de un gasto de inhibición ahorrado; la comicidad, de un gasto de representación ahorrado y, en el caso del humor, éste surge de un gasto de sentimiento ahorrado. Es decir, que el placer proviene de un ahorro.
Freud nos advierte que el proceso del humorista tiene que coincidir con el del oyente. El humor tiene algo de grandioso y patético, rasgos éstos que no se encuentran en la comicidad y en el chiste.
El humorista gana su superioridad poniéndose en el papel del adulto, en cierto modo en la identificación con el padre y colocando a los otros, a los espectadores, en la condición de niños.
Teniendo en cuenta lo precedentemente expuesto, me pareció oportuno entrevistar a un mago, Pablo Kusnetzoff, un actor e improvisador como lo es Osqui Guzmán y también a una crítica de cine, Gisela Manusovich.
Espero que disfruten de nuestras primeras entrevistas grabadas en video, una experiencia nueva para nuestro equipo de trabajo, y también de la cálida trasmisión de los distintos saberes de los entrevistados a quienes agradezco el tiempo dispensado en sus acotadas agendas.
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