NÚMERO 19 | Mayo 2019

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Entrevista a Silvia Schlafman | Julieta Lutzker

Apasionada, trabajadora y sumamente comprometida con su tarea clínica e institucional Silvia Schlafman comparte con nosotros su nutrido recorrido profesional. Graduada en la UBA y luego del paso por el trabajo hospitalario, Silvia se acerca a la AEAPG para continuar su formación de posgrado. A partir de allí, un crecimiento permanente la caracterizan: docente de las carreras de Maestría y Especialización en nuestra institución, coordinación en el equipo de adolescentes del Centro Rascovsky, integrante de la secretaría Científica de la AEAPG, son algunas de las instancias de su recorrido. Leer esta entrevista le permitirá al lector encontrarse con una analista que logra transmitir el placer obtenido y sumamente contagioso por su trabajo.

Julieta Lutzker: El objetivo de la Sección Nuestra Gente es acercarnos y conocernos un poco más entre los integrantes de esta institución: coordinadores, docentes, alumnos y socios, entre otros, que forman parte de diferentes modos, cada uno aportando algo diverso desde su lugar.

En esta oportunidad, queremos saber más de vos y conversar acerca de recuerdos, de tu experiencia vivida en la AEAPG.

Empecemos. Contanos un poco acerca de tu formación como analista.

Silvia Schlafman: A mediados de 1991, me recibí de Psicóloga en la Universidad de Buenos Aires (UBA). A partir de allí, realicé varios seminarios en diferentes instituciones psicoanalíticas, cursos de extensión en la UBA como, por ejemplo, un curso anual del Test de Rorschach así como años de grupo de estudio privado estudiando en profundidad esta técnica y sus aplicaciones clínicas; participé de una Visitancia en el Hospital Santojanni, en el Equipo de Neurología asistiendo a familiares en cuyas familias vivía un enfermo con Alzheimer. Asistí a Congresos de Psicoanálisis tomándome el tiempo para buscar mi lugar, en el que me sintiera cómoda y se fuera acercando a mi modo de pensar el Psicoanálisis. Paralelamente, desde luego, iba afianzando mi clínica privada —hasta la actualidad— atendiendo adolescentes y adultos, formándome acorde al trípode freudiano con quienes fueron y son mis analistas y supervisores, a quienes respeto muchísimo y les tengo un profundo cariño.

JL: ¿Cómo fue tu acercamiento a la AEAPG?

SS: Como te decía, a partir de una búsqueda que duró unos años y que culminó a inicios de 1998. Año el que ingresé a la Escuela a realizar mi formación de posgrado. Ya entonces, varios psicoanalistas con los que charlaba me la habían recomendado. Recuerdo con mucha ternura el primer día que llegué a esta casa y, como luego me enteré que pasaba tan a menudo, me abrió la puerta Lili Ríos, pasó su mano por mi cintura, me llevó a la Secretaría y con una amplia sonrisa me dijo: “Bienvenida, Silvia”. Y, así, desde 1998, adopté esta casa como mi lugar de formación y transmisión de psicoanálisis!

Realicé toda mi formación de posgrado en dos tramos, ya que en el medio fui mamá por segunda vez. Cuando volví, continué estudiando y finalicé la cursada del Posgrado en Psicoanálisis que la Asociación en convenio con la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) ofrecía como nueva modalidad de formación. Y, en un tercer tramo, completé las asignaturas de la Maestría para poder encarar la escritura de la Tesis que está en proceso…

JL: En esta casa realizaste varias y diversas tareas. ¿Cuáles fueron?

SS: Después que terminé la formación, participé de varios espacios tanto en diversas áreas así como de cursos de Formación Permanente. Inicié la carrera docente hasta completarla el año pasado, pasando a ser titular de Seminario desde inicios de este año 2019. Fue una experiencia maravillosa de formación, de intercambio con colegas, de transmisión. Acompañé muchos años al doctor Bruno Winograd, experiencia sumamente enriquecedora y gratificante, como también fueron con la licenciada Raquel Abraham y la licenciada María Casariego de Gainza. Al finalizar la carrera docente, desde marzo de este año, pasé a ser docente titular de los Posgrados de Maestría y Especialización en Psicoanálisis de la Asociación en convenio con la UNLaM, un espacio de mucho estudio, placer y satisfacción.

Este año voy a inaugurar otra modalidad de transmisión que es el dictado de un seminario virtual cuyo eje es el proceso terapéutico y sus avatares de avances y detenimientos, profundizando en cuestiones de las teorías en la mente del analista y su operatoria, el vínculo en el campo clínico, el concepto de neutralidad y su complejidad, entre otros. Todo un nuevo desafío que me entusiasma muchísimo!

Asimismo participé, por más de dos años, de la Comisión Organizadora del Proyecto de Instituto Universitario junto a Enrique Ascaso, Ilena Fischer y Mariana Rodríguez gestionando programas, encuentros con los docentes y con la comisión de asesores, tanto externos como convocados por la Asociación. Fue una tarea muy interesante en tanto que era ser parte de la “cocina” de un gran proyecto institucional, hasta que se presentó el proyecto a la CONEAU y que, hasta la actualidad, Enrique continúa intensamente en esa dirección junto a otros miembros de la institución.

Por otro lado, desde hace nueve años, formo parte del Centro de Investigación y Orientación Comunitaria Dr. Arnaldo Rascovsky. Primero ingresé como terapeuta del Equipo de Adolescentes y Adultos Jóvenes, luego pasé al Equipo de Diálogos Clínicos y, desde hace cuatro años, volví al Equipo de Adolescentes y Adultos jóvenes como una de sus coordinadoras. He coordinado junto a las licenciadas Ileana Fischer, Gabriela Cramer y, actualmente, con la licenciada Liliana Feldberg.

Ser miembro del Centro Rascovsky fue y es una experiencia especial como espacio de pertenencia, de formación, de transmisión, de crecimiento y producción científica ya que todos los años fuimos presentando en los diversos equipos material en los congresos de la AEAPG y en otros espacios de esta casa como en otras instituciones.

Integré un grupo de investigación del mismo Centro sobre “Migración y adolescencia” y, junto con el Equipo coordinado por la licenciada Silvina Ferreira Dos Santos, lo presentamos en el Congreso internacional de la UBA del año 2013.

Desde al año pasado integro también la Secretaría científica con el licenciado Osvaldo Maltz como secretario. Este también es un espacio de intercambio y de gestión, y con la satisfacción de ser parte activa de la vida institucional de la Asociación en un área tan rica como es el Ciclo Científico anual como también en los encuentros científicos de los Miércoles en la Escuela.

Por último, desde este año, también participo de la comisión organizadora del Ciclo “El malestar en la cultura”, un nuevo espacio que inauguro en mi recorrido y formación en la Asociación con un grupo de colegas muy comprometidos y que nos reunimos en un clima muy agradable, de reflexión compartida, con un nivel de profundidad en los debates muy enriquecedores.

JL: ¡Qué bueno haber podido transitar tantos espacios! En esta oportunidad nos vamos a centrar en el Centro Rascovsky ¿Cómo es la experiencia de coordinar un equipo?

SS: ¡Es una tarea apasionante y enriquecedora! Implica muchísimo compromiso con el grupo de terapeutas que integran el Equipo, en todo momento, más allá del horario de las reuniones semanales. Es estar disponible cualquier día y horario para responder y acompañar a los terapeutas en diversas situaciones clínicas, así como en el armado de trabajos para presentar en diferentes espacios institucionales, asimismo disfrutar de compartir en el Equipo momentos personales de logros y crecimiento que forman un todo que termina construyendo un entramado vincular muy enriquecedor, que genera un plus de pertenencia al Centro y a la Asociación en general.

Es también trabajar intensamente con el grupo de coordinadoras de todos los equipos que, junto a las licenciadas Sandra Vorobechik y Raquel Spivak, actuales coordinadoras generales del Centro, al habilitar un espacio de diálogo riguroso y comprometido en un clima muy respetuoso y de enorme confianza y aval al quehacer de la coordinación de cada equipo, favorece la tarea de pensar las situaciones clínicas que llegan al Centro, así como actividades generales de formación, producción científica y difusión del mismo.

JJ: No podemos dejar de tomar en cuenta que la temática de este año de la Revista es la adolescencia. ¿Tiene alguna especificidad coordinar el Equipo de Adolescentes y Adultos Jóvenes del Centro?

SS: La complejidad de la clínica con adolescentes y jóvenes en la actualidad nos demanda una disposición constante a pensar, en contraposición a los excesos disruptivos que muchas veces traen los pacientes que llegan a tratamiento compelidos por una lógica actual de tiempos sin pausas para reflexionar, con mandatos de exitismo e inmediatez, de desborde constante, en una cultura que mantiene con ellos una ambivalencia de idealización, por un lado, y de temor y hasta odio de su potencia juvenil y transformadora, por otro. Nos exige tomarnos un tiempo para pensar con colegas, elaborar estrategias, profundizar nuestros conocimientos, estudiar más, escribir, articular teoría y clínica en producciones científicas novedosas y creativas para poner a disposición para debatir con colegas en diversos espacios institucionales.

Es aprender a diario el “idioma” de los adolescentes y jóvenes, correr a la par de la tecnología, incorporar nuevos medios de comunicación vincular en sesión como fuera de ella, a través de las redes, el chat y los mensajes vía el dispositivo de WhatsApp. Es apropiarnos del lenguaje inclusivo, de las nuevas formas de abordar la sexualidad, de escuchar las preguntas y enigmas que traen a sesión que van cambiando vertiginosamente a lo largo del tiempo, y es importante estar atentos y aprender y ser permeables a nuevas configuraciones vinculares que se van incorporando permanentemente.

Trabajar con este ciclo vital es un constante desafío, implica una disponibilidad particular para la espera, para armar un vínculo de confianza, para estar allí para que nos confronten, nos desafíen, así como en otras ocasiones, logren enojarse, nos contradigan, salgan del letargo y que pongan a prueba nuestra capacidad para escuchar, para esperar, para acompañar aun en situaciones riesgosas, difíciles que exigen un acompañamiento muy particular de tiempos, con prudencia, respeto y, a su vez, de atenta alerta y escucha pormenorizada de cada situación que se presenta… para crear un campo clínico compartido, para ocupar en transferencia los lugares asignados por ellos y, desde allí, a través de la tarea clínica, armar otras opciones, historizar, posibilitar nuevos caminos de subjetivación, nuevos entramados vinculares habilitadores de crecimiento y salida exogámica, renovadas disponibilidades libidinales, novedosas versiones de sus historias que abran camino entonces hacia posibles salidas nunca antes exploradas por ser ignoradas, tareas todas desarrolladas en el campo clínico analítico.

Es sin duda, una tarea apasionante, conmovedora y absolutamente gratificante y enriquecedora, especialmente por compartirla con colegas en equipo, en ese espacio en donde el pensar con otros se hace indispensable y necesario para seguir construyendo Psicoanálisis.

JL: Silvia, muchas gracias por tu tiempo y tus cálidas palabras.

SS: Un placer!!

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