Ileana Fischer: Estamos con Gabriela, alguien muy querido de nuestra Asociación y que nos acompaña hace muchos años realizando múltiples tareas para llevar adelante las actividades de la Secretaría.
Gracias Gabi por aceptar esta entrevista. Me gustaría que en esta charla sigamos juntas tu recorrido por la Asociación y que también podamos conocer otros aspectos de tu vida. Como sabés, esta Sección de la Revista se llama Nuestra Gente y el objetivo es conocernos más.
Gabriela Fernández Bisso: Muchas gracias por convocarme. Y sí, hace muchos años que estoy en la AEAPG. El año pasado se cumplieron 25 años. En este tiempo, trabajé en múltiples y distintas actividades. Pude ver el nacimiento y desarrollo de proyectos, muchos de los cuales se concretaron y están en funcionamiento actualmente. Por ejemplo: la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Psicoterapia Psicoanalítica y Psicoanálisis (FLAPPSIP), el Centro Rascovsky, carreras, cursos, los Posgrados en convenio con la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) —Maestría en Psicoanálisis y Especialización en Psicoanálisis—, el Instituto universitario, congresos, jornadas… Realmente mucho.
Con el paso de los años he participado de espacios que me han permitido diversas miradas sobre la Asociación y su evolución.
IF: Claro, participar de tantos proyectos e intercambiar con una gran cantidad de miembros de la Asociación te ha permitido tener una mirada en detalle y también más global.
Ahora me da curiosidad saber cómo fue que llegaste a trabajar en la institución y por qué decidiste acompañarnos todo este tiempo.
GFB: Soy geógrafa matemática. Cuando entré a la Asociación, había trabajado ya varios años como geógrafa en el Instituto Geográfico Militar y me encontraba en un momento de cambio personal, volcándome cada día más a la música. Fue un cambio muy grande. Deseaba dedicarme a la música con profundidad, estudiar, y necesitaba un cambio en lo laboral. La carrera de Geografía implicaba una labor técnica, de dibujo, diseño y estudio de mapas. Ya no me cerraba mucho.
I F: Estoy asombrada. Sabía de tu recorrido por la actividad musical, pero lo de la geografía es una sorpresa. Esta es una de las cosas que me encanta de estas entrevistas. Las sorpresas.
GFB: Yo soy una persona muy variada (risas)
I F: Si, sí. Ya veo. Bueno, avancemos. Estoy muy motivada.
GFB: Te resumo. Alguien me contó que la Asociación estaba buscando ampliar el staff de personal y me presenté. En ese momento José Fischbein era el presidente de la AEAPG. Tuve entrevistas, comencé a trabajar, me gustó y me quedé.
IF: Esta es una buena manera de resumir 25 años. Hace un rato me contabas que en ese tiempo viste la puesta en marcha y el desarrollo de muchas actividades y proyectos de la institución. También, que esta particularidad te permitió tener una mirada detallada y a la vez global. ¿Podríamos decir que, desde esta perspectiva, vos podrías, tal vez, puntuar momentos o etapas instituyentes de la AEAPG?
GFB: Sí, reconozco tiempos o etapas en la institución. Pero hay algo que sí resaltaría: su permanencia. A veces en la Argentina no somos perseverantes en el tiempo con distintas cuestiones. Lo que yo vivo acá hace 25 años, sumado a lo que recibí como transmisión de la historia a través de Liliana Ríos (secretaria de la AEAPG casi desde su fundación), tiene que ver con ese espíritu de crecimiento constante y de continuación que siempre me ha fascinado y que hace que se mantenga y crezca. Creo que es fácil reunirse con un grupo de amigos y crear algo. Pero cuando se termina el momento del armado, lograr que eso siga y crezca y, más, que sea durante años y en medio de tantos avatares, y que se vaya transmitiendo a los que continúan, es muy interesante. Es el nivel y la trascendencia. La Escuela busca, siempre va cambiando, de autoridades, de miembros, alumnos, pero siempre busca seguir, continuar, profundizar y más. No tiene caída, ni un espacio en donde se olvide esto. Eso lo veo de afuera, ustedes lo ven como asociados, que es lo importante. Pero yo, de afuera, lo veo así.
IF: Bueno Gabi, digamos que tu afuera es estar adentro hace 25 años. Con todo lo que contás yo diría que también sos miembro de la Asociación y desde un lugar que permite esta mirada tan interesante y que atraviesa diversas áreas y tiempos. Seguramente algo de esto tendrá que ver con el porqué te quedaste a trabajar durante todo este tiempo.
GFB: Sí, con mucho de esto. El trabajo en la institución me resulta estimulante y siento que para ser correcto el funcionamiento es importante la tarea administrativa. También siento que el material con el que trabajo es muy interesante, lo científico, el psicoanálisis en especial, la salud mental en general. Además se suma el clima de trabajo.
IF: Cambiemos el rumbo. Sos geógrafa matemática y en determinado momento empezaste a aproximarte a la música. Contame algo de ese aspecto de tu vida.
GFB: Ya trabajando en la AEAPG, terminé de cursar la carrera de Canto Lírico en el Conservatorio Nacional López Buchardo. Egresé en el año 2003. A partir de ese momento, se intensificó mi trabajo cantando en espectáculos y conciertos. Desde 2003 canto en las óperas presentadas por Buenos Aires Lírica, empresa dedicada a excelentes producciones de ópera, con una programación anual que tiene lugar en el Teatro Avenida.
IF: ¿Y cómo fue que descubriste la música? O ¿la música te descubrió a vos?
GFB: La música para mí siempre ha sido un imán. Forma parte de mí desde que soy chica. El acercamiento a la música clásica fue cuando tenía 12 años, más o menos. Con uno de mis mejores amigos y mi hermano íbamos siempre al Teatro Colón. ¡Éramos muy chicos! Viajábamos de Martínez al Centro y veíamos todas las óperas en la función de la tarde. A mí me parecía el cielo, una cosa soñada. Cuando llegué a los 18 años comencé a estudiar Canto en el Conservatorio de La Lucila y, paralelamente, estudiaba geografía.
Siempre he tenido dos partes. Yo tendría que haber sido de géminis. Una parte muy concreta y una parte que tiene que ver con lo artístico (risas).
IF: ¿Cómo es subirse a un escenario y cantar para otros?
GFB: Para mí, estar en un escenario, es algo único, gratificante y con una adrenalina enorme. Es maravilloso. Yo puedo hablar del canto, no toco ningún instrumento. El cantar es una experiencia muy fuerte y emotiva. No es sólo estar en el escenario; es también lo previo, ya que detrás del momento de exposición están las horas de estudio, de preparación, de adiestramiento vocal. El escenario es canto y actuación unidos en la interpretación.
IF: Ahora bien, tu interés y tu amor por el canto no es algo privado exclusivamente. Al subir al escenario, al participar de un coro se convierte en un modo de encuentro con el otro. Digamos, que entre otras cosas, cantas para ser escuchada. ¿Qué efectos te parece que tu voz causa en el otro?
GFB: Siempre siento que después de cantar, la voz ya no es mía y está en el otro. Puede gustarle o no. A partir de la emisión, la experiencia es del otro y el canto es el que atraviesa la barrera. Ingresa en el otro. Uno transmite algo y el otro lo recibe. A veces me da timidez la respuesta del otro, esa vuelta.
IF: Contame lugares por los que te haya llevado el canto.
GFB: Viajé varias veces para concursos, y realizando conciertos. Participé del concurso Internacional Eistedfood en Sudáfrica, viajé a España. También a Roma, en un concierto homenaje a Alberto Ginastera al cumplirse años del estreno de la ópera Bomarzo, acompañada por piano. Participé en la primera comedia musical que se realizó en Buenos Aires. Fue la comedia Cats, durante todo el año 1993 en el Teatro Lola Membrives, con producción de Televisa México y coreógrafos del elenco original de Estados Unidos. Hasta el momento he realizado varios espectáculos de zarzuela y casi 60 producciones de óperas.
IF: Muy impresionante. ¿Hay alguna preferida?
GFB: Me atrapan las óperas de Puccini, Verdi, también Wagner. En general, diría que todas aquellas que tienen mucha actuación. Lo que privilegio de la ópera es su entidad de teatro cantado.
IF: Según tu opinión ¿qué significa o qué lugar ocupa la música en la vida de las personas?
GFB: ¡Ah, qué linda pregunta! A mí me parece que la música ocupa un lugar más importante del que la gente reconoce. La música puede tener dos caminos; uno, intelectual: vos escuchás en un marco, en un contexto, con un conocimiento requerido previo, que es lo que sucede a veces con la música clásica. Y otro camino, el que hace que hasta la música más sencilla o el más simple sonido genere algo dentro de la persona, marcando un clima emocional. Puede ser de gusto o de desagrado, y producirse tanto en un adulto como en un bebé. Eso queda impregnado. Al que escucha le produce sensaciones, es un modo de contacto. Hay algo ahí, algo muy infantil o preinfantil. Lo ves en los bebés. Cuando vos le pones música a un bebito y ves que se balancea; algo se está generando. Siempre me da esa impresión, que en el agrado por la música hay algo interno que viene de lo lúdico e infantil.
I F: Y para ir terminando va mi última pregunta. ¿Vos crees que hay una diferencia entre sonido y música? ¿Todo sonido es música?
GFB: La música es una sumatoria de sonidos armónicos o con una armonía más compleja en la música contemporánea, siempre organizados de alguna manera, de una forma que es agradable al oído o no tan agradable. En todo lo que es audible puede haber música, hasta hay ciertas obras que combinan sonidos con ruidos.
I F: Bueno Gabi, te agradezco esta charla, fue muy placentera.
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