Este libro recorre los años de experiencia clínica de Ana Sloninsky como analista de niños, supervisora, docente, y defensora a ultranza de la creación de entornos seguros y amorosos de crianza.
En este proceso siempre ha defendido la idea de crear, conceptualmente hablando, un encuadre ampliado y flexible que, desde la teorización del analista, haga lugar a los participantes presentes e influyentes en las coordenadas vitales del niño.
Por un lado implica identificar los agentes de cambio que ejercen funciones de sostén y apoyo -aun cuando esas personas no sean exactamente coincidentes con aquellas señaladas naturalmente como las figuras de cuidado-.
Plantea pensar el encuadre como un escenario móvil que debe proveer las condiciones de funcionamiento de ciertas dimensiones del tratamiento con niños que favorezcan el sostén, la comprensión de funciones de cuidado, que pueda contener y ayudar a elaborar límites y desbordes, que aporte la sana elaboración de las pérdidas y duelos. De algún modo, postula que el análisis de niños debe ser asistencial pero también preventivo.
Este trabajo es el resultado de su tesis doctoral, cuyo tema es sugerente: EL VÍNCULO COMO PACIENTE. Esta mirada permite comprender la idiosincrasia de su pensamiento y la epistemología que sostiene su trabajo clínico y técnico.
Su contenido es nutritivo conceptualmente generoso, aporta además material clínico que completa su aporte técnico y conceptual.
Sin dudas una propuesta que expresa una mirada amplia a la clínica psicoanalítica cotidiana con niños.