Buenas noches a todas, todos y todes:
Hoy nos reunimos para darle un cierre a este ciclo de estudio del Curso Superior en Psicoanálisis con Niños y Adolescentes en esta institución (la AEAPG) que tan bien nos ha recibido, alojado y tratado todo este tiempo.
Pero antes no queremos dejar de expresar, “poner en palabras”, lo que han sido para nosotros estos dos años.
Como en un viaje, todos partimos con nuestras maletas: en ellas traíamos nuestra historia, nuestras experiencias, nuestros deseos…
Los caminos no habían sido los mismos: proveníamos de distintas universidades, habíamos tenido distintas experiencias laborales, nos gustaban más unas teorías que otras… En el intercambio de estas vivencias y diferencias, nos fuimos enriqueciendo. Pero lo que se evidenció siempre fue el fuerte deseo que teníamos por aprender y las ganas de conocernos y acompañarnos. Si algo signó a este grupo fue el respeto, la solidaridad, la ternura y la complicidad.
Compartimos no sólo textos y teorías…, sino litros de mate, facturas, budines caseros, brownies…., entre otros menesteres…
Como así también compartimos temores y preocupaciones en torno a la clínica, a la vida en general, y a los acontecimientos nacionales e internacionales sucedidos en este tiempo.
Queda claro que estos encuentros no se limitaron a las horas pautadas de los seminarios, sino que trascendieron a asados, cafecitos y eternas charlas de WhatsApp…
En este viaje, los comandantes del barco fueron nuestros y nuestras profesores que se caracterizaron por el buen trato, el respeto por la palabra y la capacidad para acompañar a este grupo inquieto por aprender, compartir, discutir, conocer.
Fueron muy generosos en la transmisión de sus prácticas y estilos, como también en estimular de distintas maneras nuestro crecimiento.
Destacamos la capacidad de la institución por sostener la pluralidad y heterogeneidad de teorías… de ser respetuosa con la palabra del otro y sus diferencias. Por propiciar el diálogo, el intercambio y la reflexión conjunta. Por postular un psicoanálisis vivo, en transformación, atento al mundo en el que está inserto, a sus vaivenes y transformaciones.
Nos sentimos muy cuidados por la Asociación, por nuestros docentes, pero también por los secretarios: Gabriela, Daniel, Enrique y Néstor… Una colaboradora indispensable de este viaje fue Anita, quien no sólo nos aportó el agua, el café y el mate —aliados imprescindibles para largas tardes de estudio—, sino también, su sonrisa y simpatía que alegraron siempre nuestros recreos.
Llegando a la otra costa, queremos expresarles nuestra inmensa gratitud, y compartir con ustedes la alegría de haber tenido esta experiencia de estudio sólido y a la vez tierno, humano, en nuestro bagaje profesional.
Nos sentimos con más herramientas para aliviar el sufrimiento de nuestros pacientes y acompañarlos en la vitalización de sus apuestas subjetivas.
Y estamos convencidos que este «chau» será un «hasta luego» porque, como dice Chavela Vargas: «Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida».
Diciembre 2019
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