La tesis “El trauma en los tiempos de constitución del psiquismo” es el resultado de años de trabajo con niños, trabajo sostenido por la preocupación con la comprensión metapsicológica de lo escuchado. El estudio de la obra freudiana y de los autores contemporáneos pudieron darnos la dimensión de la actualidad del tema del trauma en el psicoanálisis y motivaron la escritura del trabajo. Además de los textos freudianos destacamos el tema especialmente a través de los estudios de los psicoanalistas Silvia Bleichmar y André Green.
El trabajo consiste en un estudio acerca de las vivencias de eficacia traumática en niños y sus efectos en los procesos de constitución del psiquismo. Se trata del trauma precoz y especialmente del trauma originado por la relación con el otro. En la medida que las vivencias generan un exceso que encuentra el sujeto en los momentos de construcción de su psiquismo, el efecto traumático interfiere en los propios procesos de constitución de este psiquismo, en la concepción de aparato que trabajamos: un psiquismo abierto y constituido en la relación entre lo intrapsíquico y lo intersubjetivo.
Buscamos hacer una revisión metapsicológica del concepto del trauma en el psicoanálisis en torno de ejes que consideramos fundamentales: la noción de efracción y dolor psíquico, la angustia y desvalimiento, el a posteriori, la pulsión de muerte y el acontecimiento traumático.
Describimos los efectos del trauma en el psiquismo en constitución a través de ilustraciones clínicas derivadas del trabajo institucional y clínico con niños. Los casos describen manifestaciones clínicas: el pasaje al acto y los modos compulsivos, la dificultad en el establecimiento de los procesos secundarios, la somatización y la angustia.
En los casos presentados, creemos encontrar el predominio del modelo de resolución del trauma por la descarga, por la vigencia de los procesos primarios en el psiquismo. Por tratarse de los primeros años de la infancia, los procesos secundarios aún no se han establecido o no se han consolidado y la vivencia de situaciones traumáticas graves impide – por lo menos en un primer momento – la continuidad de la complejización del psiquismo.
Reunimos estas descripciones clínicas con la metapsicología, a través de los temas de la compulsión de repetición, la subversión de la alteridad y las alteraciones del yo, y también el enlace entre los conceptos de efracción y a posteriori proponiendo la significación como posibilidad.
El exceso generado por el externo traumático genera la desligazón y pone al sujeto en contacto con la vigencia de la pulsión de muerte en el psiquismo, con lo que el aparato es exigido en un trabajo psíquico que está más allá de sus posibilidades como sujeto en constitución.
Los modos expulsivos de las cantidades en el psiquismo, a través de la descarga, son movimientos psíquicos que mantienen al sujeto sometido a la repetición y al sufrimiento psíquico, aunque garantizan la sobrevivencia psíquica por la evacuación de las cantidades excesivas. La predominancia de lo desligado y de los procesos primarios interfiere en el establecimiento de los procesos de simbolización y con esto, procesos fundamentales a ser construidos en la infancia: la lógica, la temporalidad y el lenguaje.
La idea de un trauma desencadenante es sustituida por la idea de un trauma constitutivo, que genera algo nuevo, que cambia los rumos de la constitución del aparato psíquico y que pueden cristalizarse en modos de organización y de defensa necesarios para la sobrevivencia psíquica.
El predominio de la desligazón en el psiquismo, en los casos que estuvimos describiendo, es resultado del desvalimiento del sujeto ante la ausencia del objeto – o de la ausencia de éste en su función de la alteridad capaz de proporcionar el auxilio externo necesario a la constitución de la tópica intrapsíquica.
De este modo, el trabajo psicoanalítico en estos casos es el de generar complejidad en el psiquismo, por el trabajo de elaboración y simbolización, en el cual el analista, como un nuevo objeto en la trasferencia, tiene el desafío de trabajar con un sujeto cuyas primeras relaciones con el objeto fueron fallidas. Es el desafío de generar algo nuevo, respetando las configuraciones psíquicas desarrolladas por el sujeto, en el marco de un psiquismo desarrollado bajo vivencias traumáticas.
Pensamos que en este trabajo está implícito el considerar los tiempos de la infancia como tiempos fundamentales del sujeto psíquico. Aunque las posibilidades de recomposiciones estén abiertas en el futuro y la capacidad de los sujetos sea singular, nos parece indiscutible que los tiempos de la infancia son decisivos en los movimientos de construcción del psiquismo.
La consideración de que lo externo impacta al sujeto de acuerdo con su capacidad de elaboración en aquel momento, que continúa fundamental, tiene que reconocer la situación especial de la infancia y del niño ante los choques externos. No se trata sólo de no que aquel psiquismo singular tenga la capacidad de metabolizar lo externo, sino de que el psiquismo mismo necesita tiempos de estructuración para desarrollar su capacidad ligadora y de simbolización, fundamentales para reaccionar ante el externo traumatizante.
Por esto, señalamos la complejidad de considerar, en el tema del trauma, la fuerza del acontecimiento exterior, tema muchas veces relativizado en el psicoanálisis y que deriva en la idea de que todo sufrimiento del sujeto sea autoproducido. Pensamos que deshacerse de esta concepción es un compromiso ético del psicoanálisis contemporáneo. De lo contrario, uno de los riesgos es que en la escucha analítica haya la repetición de la indiferencia que el sujeto vivió en su historia.
Muy interesante tema, me gustaria leer mas de este articulo