Ileana Fischer: Gaby, contanos un poco cómo fue y desde hace cuánto te dedicas al psicoanálisis
Gabriela Cramer: Desde que me recibí tenía en claro que quería hacer clínica y formarme como psicoanalista. También sabía que quería dedicarme a trabajar con niños y adolescentes. Cuando terminé la facultad busqué un hospital para hacer la formación clínica. Hice la concurrencia hospitalaria en el equipo de niños del Hospital Argerich y en simultáneo busqué un lugar para formarme teóricamente. También tenía en claro que ese lugar era la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados (AEAPG) porque tenía conocidos y familiares que me la habían recomendado. Estaba un poco apurada con esto. Me tenía que recibir en marzo con una materia que daba como alumna libre. Pero resulta que, como era la época de paros docentes en la UBA, la fecha del examen se iba postergando. Entonces fui a la Escuela para hablar con Liliana —la secretaria de la institución de en ese momento— y comentarle que me iba a recibir en marzo, que quería iniciar los seminarios (hace referencia al inicio de los seminarios de la formación y a las entrevistas previas que había que realizar para ser admitida en la institución). Como me recibí en abril, no llegué a tiempo para ingresar a la Escuela y me presenté a las entrevistas de admisión al otro año. Mientras tanto seguía con la formación en el hospital.
IF: ¿Por qué niños y adolescentes?
GC: Antes de entrar a la Facultad de Psicología, fui averiguar un poco de qué se trataba la Licenciatura en matemática porque era una materia que me gustaba mucho. Pero en ese momento pensaba que no sabía de qué iba a vivir. En mi adolescencia, había trabajado en recreación con niños y adolescentes. También había hecho un curso de liderazgo en el club y de psicología evolutiva que me habían gustado mucho. Otra cosa que influyó fue que tenía familiares psicoanalistas y, como en esa época la carrera estaba muy orientada hacia la clínica psicoanalítica, para mí fue como obvio que me iba a dedicar a la clínica desde el psicoanálisis. El haber trabajado en recreación fue lo que me guió a elegir el trabajo clínico con niños y adolescentes. También daba clases particulares de idioma. Cuando terminé la Facultad y hasta que comencé en la tarea clínica, estuve en un Jardín de Infantes dando clases de francés. Siempre me gustó trabajar con niños y adolescentes.
IF: Hace más o menos 30 años que te dedicás a la clínica con niños y adolescentes. En este tiempo recorrido ¿qué constancias encontrás en la clínica y qué diferencias?
GC: Una de las cuestiones que cambió bastante es el tema de la tecnología en relación con la modalidad de juego en la infancia. En mi consultorio tengo juguetes, no incluí la tecnología. No es el mismo contacto que tienen los niños ahora con esos juguetes que el que tenían cuando yo me inicié. Es cierto que el niño que tiene capacidad de juego simbólico sorprendentemente se entusiasma con los juguetes que a veces parecen retro. El niño con capacidad de juego se entusiasma, pero vienen muy habituados con todo el tema de la tecnología. Lo que noto como gran cambio con los adolescentes es que me exige estar todo el tiempo actualizándome. En especial con el tema de la sexualidad y de género. Esto hace que todo el tiempo tenga que estar abierta a los cambios.
IF.: Quisiera retomar la cuestión de tu formación hospitalaria. Como sabés, en la actualidad hay pocas posibilidades de acceder a un cargo hospitalario rentado y la concurrencia es ad honorem. La necesidad económica muchas veces lleva a los colegas que recién se inician en la profesión a buscar salidas laborales que no incluyen la formación hospitalaria. ¿Cuál es la importancia del atravesamiento de la clínica en el ámbito hospitalario en la formación?
GC: Para mí fue muy importante y me parece indispensable. Creo que en los últimos años la gente no lo tiene incorporado como cuando me recibí. Me parece que el trabajo con salud tiene un marco social y, por lo tanto, es necesaria una óptica más abarcativa que la del consultorio. Tener una apertura hacia la comunidad da una impronta importantísima.
IF: Aparte del trabajo en el hospital y las múltiples actividades que realizás en la AEAPG ¿realizaste algún otro recorrido institucional?
GC: A mí me gusta estar con otros. Me gusta lo institucional. Cuando hacía la concurrencia también trabajaba en un hospital de día privado atendiendo pacientes graves niños y adolescentes. Tuve experiencias trabajando en prepagas donde tenía contacto con los colegas. Después, cuando terminé la formación en la Escuela, me tomé un impás de un año. Luego volví, me asocié y empecé a hacer docencia con Marité Cena. Yo había hecho la formación en niños y entré en la materia en la que ella había sido mi docente. Así empecé a hacer la carrera docente en la Escuela. No me acuerdo exactamente cuando fue, pero ingresé al Área de niños y adolescentes (AEAPG); trabajé muchos años y llegué a ser secretaria y coordinadora. Cuando me ofrecieron ser secretaria del Área era necesario hacer una cambio en la categoría societaria. Como socia activa podía realizar otras actividades en la institución. Decidí entrar al Centro Rascovsky (Centro de Investigación y Orientación Comunitaria Dr. Arnaldo Rascovsky). Busqué estar en equipos de adolescentes y de adultos porque toda mi experiencia institucional era con niños. Después de muchos años con estas actividades, llegué a ser docente titular. Cuando se abrió el Curso Superior de Niños y Adolescentes hablé con Claudia Levín, la Coordinadora general, y le propuse a Marité Cena ser su adjunta. Después de un tiempo, me ofrecen ser titular del seminario. Tuve la suerte de trabajar como adjunta de psicoanalistas muy valiosos de quienes pude aprender mucho.
IF: Cuando comentabas acerca de los cambios en el consultorio, mencionaste el ingreso de la tecnología. Actualmente formás parte del Centro de Investigación en Psicoanálisis de la AEAPG (CIP) donde una de tus tareas tiene que ver con el manejo de redes sociales como Facebook e Instagram en la difusión de actividades institucionales. Por otra parte hace años que sos docente de un seminario a distancia con la modalidad online. ¿Cómo es tu experiencia con la tecnología?
GC: Siempre me dio curiosidad participar del CIP, por eso, cuando me invitaron, acepté. El trabajo con adolescentes favorecía mi curiosidad por saber acerca de las redes sociales. Ahora que digo esto se me ocurre decir algo en relación con lo que antes me preguntaste respecto a los cambios que notaba en el consultorio en estos 30 años. Esto tiene que ver con que la aparición de las redes sociales trajo nuevas modalidades de sufrimiento, ya que los pacientes se enteraban a través del Facebook si habían quedado fuera de un plan o salida. Antes, si nadie te contaba, no te enterabas si no te habían invitado. Con la aparición de las redes sociales no sólo los jóvenes se enteran de los lugares de los que fueron excluidos, sino que, aparte, tienen acceso a las fotografías de lo que sucedió. Esto es fuente de sufrimiento. Por esto siempre me interesaron las nuevas tecnologías. Con relación a esto y a mi trabajo en el CIP, en algún momento había pensado en ser analista de sistemas y, cuando me invitaron a formar parte, sentí que juntaba dos intereses.
IF: Contanos algo acerca de tu seminario online «Primeras entrevistas en la clínica infantil: cuestiones técnicas» que se relanza en breve.
GC: Este seminario lo doy hace muchos años y lo había propuesto como un seminario presencial y en un momento me sugirieron hacerlo de manera virtual. A partir de mi trabajo en el hospital y de una prepaga en la que trabajaba, y de mi experiencia haciendo pericias, había armado un formato para administrar técnicas proyectivas en el trabajo de clínica con niños en la fase diagnóstica. Con el paso del tiempo y la experiencia, fui haciendo un uso personal de ese modelo. Llegué a ser supervisora de los terapeutas que ingresaban a esa prepaga y supervisábamos los psicodiagnósticos que en realidad habría que pensarlo como primeras entrevistas. Siempre me interesó trasmitir la formación en estos temas. Y el seminario trata de las primeras entrevistas desde una línea psicoanalítica abierta y no estructurada en combinación con el uso de algunas técnicas que son un poco más estructuradas. Una clase es sobre entrevistas a padres; la otra, de hora de juego; la tercera, sobre grafismo y, en la última clase, introduzco técnicas proyectivas desde una visión más abierta.
IF: A lo largo de la entrevista fuimos recorriendo muchos momentos de tu carrera profesional. ¿Esos cambios los viviste como desafíos o de modo más natural?
GC: Cada momento que implicó una nueva responsabilidad fue un desafío que marcó mi vida. Aunque creo que cada cambio fue un proceso y entonces cada nueva responsabilidad que asumía caía de maduro. Ninguna me llegó sin estar preparada. No soy tan osada como para meterme en actividades para las que no estoy lista. Por supuesto que lo nuevo me da cierto nerviosismo. De hecho, estar ahora en el Consejo Directivo es algo que llegó en este momento y tal vez tiene que ver con esto, con que antes no era el tiempo. Siempre que me ofrecieron integrar algún equipo dije que sí. Después, tal vez, pensaba en qué me metí. Siempre dije que sí a la Escuela en todo lo que me ofrecieron. Es mi segunda familia y a mí me gusta estar en un lugar que me resulta familiar.
IF: Con esto que decís, me parece que es un buen momento para finalizar esta charla. Muchas gracias.
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