ASOCIACIÓN ESCUELA ARGENTINA DE PSICOTERAPIA PARA
GRADUADOS
Revista "Psicoanálisis: ayer y
hoy"- Nº2
Teoría de los objetos y proceso de
curación en el pensamiento de Donald Winnicott*
por María Lucila Pelento
Les agradezco el haberme
incluido en este ciclo de exposiciones destinado a repensar diferentes modelos
teóricos con sus específicos aportes al problema de la curación. Me voy a ocupar
de las teorías de Donald Winnicott.
Ocuparse de Winnicott es
ocuparse de un autor cuyas teorías produjeron efectos particulares. Ante todo
efectos de tipo emocional, ya que suscita sentimientos marcados de aceptación o
rechazo, en los que tal vez no sea ajena, como se ha señalado, su
identificación predominante con una madre suficientemente buena, identificación
que le permitió descubrir ciertos hechos y le impidió ver otros.
Otro efecto particular de
sus teorías, y que el mismo Winnicott comentó, fue el don de ubicuidad de las
mismas, que hizo que fueran integradas parcialmente en distintos modelos
teóricos.
Por último, Winnicott
abrió caminos en la investigación de una serie de cuadros graves como las
esquizoidías severas, los cuadros fronterizos, los pacientes con tendencias
antisociales, los pacientes psicóticos, etcétera.
Antes de entrar en la
teoría de Winnicott, creo pertinente comentarles algunas características
propias del estilo de este autor. Ustedes saben que Winnicott escribió en un
lenguaje cotidiano, casi en un lenguaje coloquial. En general, el lenguaje
coloquial está más cerca del pensamiento intuitivo, del conocimiento intuitivo,
que del conocimiento científico. Por otra parte, el mismo Winnicott señaló que
la intuición se vincula más con la magia y los fantasmas que con la realidad
objetivamente percibida. Ahora bien, el estilo de un autor, sobre todo en
nuestra disciplina, no es ajeno a las mismas teorías que construye. Por eso
creo que es imprescindible referirse a un texto de 1962, en el que Winnicott
contrasta dos tipos de comunicación: la comunicación directa y la indirecta. La
primera es la que tiene lugar con el objeto subjetivo, la segunda es siempre
deliberada, explícita, valiéndose de distintas técnicas entre las cuales Winnicott
ubica el lenguaje. Pero una idea importante a consignar es la imposibilidad de
la comunicación indirecta de ser totalmente explícita. Más aún, el pensamiento
de Winnicott lo lleva a sostener que si la comunicación fuera totalmente
explícita carecería de sentido. Aun en la comunicación científica un cierto
umbral de cosa no dicha permite que el lector participe de una experiencia,
creando aquello que le es dado.
Pienso que estas ideas que
incluyen la relación entre los modos de comunicación y la teoría de los objetos
permiten explicar, en cierta medida, el estilo de Winnicott. Existe, además,
otro orden de dificultades, que no dependen del estilo sino de otro tipo de
razones: sabemos que Winnicott rechazaba la creación de nuevos términos
teóricos, afirmando en cambio la necesidad de "remozar un poco"
viejos términos. Así, por ejemplo, el concepto de self, en algunos
textos, tiene más que ver con el concepto de yo como instancia, con la parte
del yo que está más en contacto con las pulsiones. En otros escritos parece más
ligado a la segunda definición que da Hartmann sobre el narcisismo,
constituyendo la persona como opuesta al objeto. También por momentos parecería
referirse al concepto de self tal como está planteado en algunos textos
kleinianos. En ellos, el concepto de self aparece vinculado con la
identificación proyectiva patológica. Ciertos autores kleinianos suponen que la
identificación proyectiva patológica compromete más al self que al yo,
mientras la identificación proyectiva normal compromete más al yo que al self.
Como pueden observar, el sentido del término varía de acuerdo con el contexto.
Seguramente esto produjo algunos fenómenos curiosos: así, por ejemplo, la
traductora de su libro Fragmento de un análisis le pidió a Winnicott que
definiera el concepto de self. Winnicott responde con una nota en la que
relata que al recibir el pedido de definir más claramente el concepto de self
advirtió que no lo tenía suficientemente claro en su espíritu. Va dando a continuación
una serie de aproximaciones, que son notables, porque permiten apreciar cómo
Winnicott trabaja los conceptos. Otro elemento a tomar en cuenta es que ciertos
conceptos winnicottianos están estrechamente vinculados con algunas líneas
filosóficas particulares: así, la idea de "continuidad en la propia
existencia" que este autor introduce, está muy cerca de la idea de
historicidad de Heidegger.
Otros conceptos propios de
su teoría están vinculados con la obra de algunos poetas, de los cuales fue Winnicott
un incansable lector, como John Donne, Alfred Tennyson, Ted Hughes, etcétera.
Hasta ahora les he hablado
del estilo de Winnicott y de ciertas razones que dificultan su lectura. Ahora
me referiré a algunos conceptos básicos para entender la teoría de la curación
en Winnicott.
En la actualidad
prácticamente no hay conceptos dentro del psicoanálisis que no estén sometidos
a polémica. Si bien esto sucede en general con casi todos los conceptos, sin
embargo, en algunos de ellos la cuestión polémica es prácticamente su marca de
origen. Esto sucede con el término "curación". Basta recordar que uno
de los textos clave de Freud, clásicamente traducido con el título de
"Análisis terminable e interminable", surgió en polémica con los
autores reunidos en Marienbad. A su vez, Fenichel discutió las ideas de Freud
en un artículo publicado muchos años más tarde con el título de "A review
of Freud: Analysis terminable and interminable". Por otra parte, como
ustedes recordarán, dentro del psicoanálisis de niños, muy tempranamente, Anna
Freud y Melanie Klein polemizaron en torno a la cuestión de la dirección del
proceso en el análisis de niños, problema estrechamente vinculado con el de la
curación.
Esta cuestión polémica en
torno al concepto de curación se extiende hasta la actualidad. Aun la discusión
en torno a la adecuada traducción del texto de Freud, si debería ser
"Análisis terminable e interminable" o "Análisis finito e
infinito", encierra una importante discusión teórica. ¿Por qué? Porque la
perspectiva cambia según se ponga el acento en la cuestión de la terminación de
un análisis y en la elaboración de una teoría de la técnica que permita que
éste llegue a un buen resultado, o en la cuestión de los obstáculos que impiden
la curación. Freud se refiere a este cambio de acento y de perspectiva al
afirmar en "Análisis terminable e interminable" que la pregunta que
nos deberíamos hacer no es tanto cuáles son las medidas y los factores
curativos, sino cuáles son los obstáculos que se oponen a la cura. No se me
escapa que en la práctica esta división entre aquellas líneas teóricas que
ponen el acento en lograr una instrumentación técnica para "superar"
las dificultades y las que ponen el acento en los obstáculos (admitiendo que
algunos son insuperables por la misma estructura de lo inconsciente) puede
resultar demasiado esquemático. ¿Por qué? Porque inevitablemente la clínica
conduce a palpar obstáculos a los que afrontamos de cierto modo, y este modo
influye en lo teórico. También es evidente que en nuestro trabajo partimos de
ciertas ideas, a no ser, como dijo alguien, que queramos llevar el paciente a
la deriva.
Referirse a Winnicott es
referirse a un autor en el que teoría y práctica están profundamente
ensambladas en su cuerpo teórico. Ahora bien, dentro del cuerpo teórico de
cualquier esquema referencial existen teorías que son fundamentales en la
medida en que establecen los parámetros de la práctica. Una de estas teorías
fundamentales es la teoría del objeto que cada teoría construye. Por eso pensé
que podría ser útil rever el concepto de objeto que Winnicott va construyendo a
lo largo de su teoría del desarrollo emocional, de la etapa que va de la
dependencia absoluta a la independencia.
Winnicott postula la
constitución de tres objetos: el objeto subjetivo, el objeto objetivamente
percibido, que forma parte del mundo común, y el objeto transicional. Para
Winnicott, el objeto subjetivo es el objeto que se construye en los primeros
momentos de dependencia absoluta -en el que no hay diferenciación no yo–.
Para que se forme este objeto subjetivo se requiere una experiencia de ilusión
que la madre favorece en función de una identificación con el bebé. El estado
particular mental de la madre en los primeros días de vida del bebé favorece un
nivel de regresión que permite dicha identificación. Esto hace que la madre
sienta que el bebé es un pedazo de ella y que el bebé sienta que el pecho es un
pedazo de él. Esta unidad madre-bebé marca un punto importante en la teoría, en
el sentido de que afirma la idea de que se comienza en la unidad y no de a dos,
como en otras teorías, por ejemplo la kleiniana. Por otra parte, para que se
produzca esta situación se requieren dos condiciones: 1) que se lo deje al bebé
tomar la 'iniciativa", aunque al principio el bebé no tenga idea de que a
través del aumento de su tensión de necesidad produce cierta alteración externa
captada por la madre; 2) que haya una provisión ambiental, una mamá
suficientemente buena como para responder casi de una manera perfecta a las
necesidades del bebé. A través de esta repetición de respuestas adecuadas a las
necesidades del bebé, éste va a pasar a la idea de ser el creador de la
experiencia. Tanto el concepto de "iniciativa" como el de
"experiencia de omnipotencia" son fundamentales para la creación del
objeto subjetivo.
Una palabra clave en
Winnicott es la palabra experiencia. En esto Winnicott se acerca a Bion: que el
bebé pase por un período, un breve período de omnipotencia, que la pueda
experienciar, que crea que todo está bajo su control es absolutamente necesario
para la creación del objeto subjetivo que siempre precede a la creación del
objeto objetivo. En uno de sus escritos, Winnicott señala que en ciertas
condiciones mórbidas, patológicas, en ciertos estados regresivos, en realidad
es la magia la que mueve el pensamiento del paciente, de tal modo que la
persona cree que el objeto aparece cuando se lo desea o desaparece y se evapora
cuando no se lo desea. En esas circunstancias, la magia librada a sus propias
fuerzas puede exponer a la persona a efectos alarmantes. Sin el sostén de la
diferenciación entre el mundo interno y el mundo externo, el amor y el odio
tienen efectos devastadores.
Winnicott dice:
"Mucho se ha hablado de los efectos frustrantes que tiene la realidad,
mucho menos del alivio que produce su contacto". Si la experiencia de
ilusión es imprescindible para que el bebé configure el objeto subjetivo, la
experiencia de desilusión es imprescindible para la estructuración del mundo
externo. La importancia acordada a la construcción del objeto objetivo no es
original de Winnicott, se la encuentra en cualquier modelo teórico. Lo que sí
es original es el camino que Winnicott postula como necesario para poder pasar
del objeto subjetivo al objeto objetivamente percibido. En ese camino va a ser
central el papel que otorga a la agresión. El modo de concebir la agresión y el
lugar que le atribuye en la constitución de la realidad externa van a
constituir puntos clave, a través de los cuales Winnicott denuncia las
insuficiencias de la teoría kleiniana.
Cuando Winnicott habla de
agresión no piensa en términos de instinto de muerte, ni tampoco en términos de
envidia primaria; mientras en Klein la agresión deforma la realidad, para
Winnicott la agresión funda la realidad. Instinto de muerte y envidia son para
Winnicott elementos ideológicos, nuevas formas de llamar al pecado original.
Según este autor, el
elemento agresivo forma parte del impulso amoroso primitivo. En la vida
intrauterina, la agresión es fundamentalmente movilidad, contractibilidad. En
la fase más temprana del desarrollo del yo, la agresión forma parte de la
expresión primitiva del amor. El bebé desea poseer el objeto. Si aparece
destructividad, ésta es siempre incidental, casual, secundaria a la
satisfacción del impulso amoroso. La satisfacción instintiva, que debería ser
siempre parcial, permite que se fusione cierto quantum de movilidad pero
deja libre otro quantum de movilidad que para desarrollarse requiere
cierto grado de oposición.
En los primeros momentos,
la madre debe tener la capacidad de tolerar el ataque instintivo del bebé, sólo
paulatinamente debe oponerle una resistencia. En la oposición de la madre a
este ataque instintivo es donde va a aparecer la primera distinción yo/no yo.
Winnicott afirma: "El
bebé, dicho crudamente, necesita algo que empujar a menos que deba seguir sin
experiencia". El adecuado grado de oposición al amor excitado del bebé
ejercido por el objeto materno, en el momento oportuno, es fundante en varios
sentidos: a) permite que el bebé descubra sus propios límites; b) permite que
el bebé comience a ubicar sus impulsos como algo proveniente de su interior (ya
no son vividos como algo externo, "como un rayo o un relámpago"); c)
posibilita la conversión de la fuerza vital en potencial de agresión, y d) hace
que el bebé comience a diferenciar el objeto subjetivo que forma parte de su
realidad interna, de una realidad externa formada por objetos comunes, objetos
compartibles y compartidos. También en ese momento se inicia el fantaseo
agresivo; cuando en sus fantasías ataca el objeto de su amor instintivo, ataca
también a la madre ambiente. Entonces experimenta una angustia doble, una que
toca al objeto externo, otra a su doble en el mundo interior. Si la madre no
responde taliónicamente, el bebé percibe que la madre ambiente participa en la
experiencia y está allí para ser reconstruida. Ésta es la fase de inquietud o
posición depresiva, logro del binomio madre-bebé, que facilita que el bebé
experiencie sentimientos de ambivalencia, de culpa y sentimientos constructivos.
Con el concepto de
posición depresiva Winnicott introduce la hipótesis acerca de que el bebé
alcanza en una etapa bastante temprana su unidad y la posibilidad de
beneficiarse con un mundo interno.
Pasemos ahora a la teoría
del objeto transicional. Winnicott basó su teoría del objeto transicional en el
hallazgo y la cuidadosa observación de ciertas acciones emprendidas por el bebé
en el momento de succión del pulgar. Winnicott observó que la actividad de
succión del pulgar era acompañada de otra serie de acciones como tomar la punta
de la sábana y llevarla a la boca junto con el puño, o chupar una pelusa o
producir sonidos, etcétera. También observó una serie de cualidades especiales
en la relación de los niños con estos objetos, objetos que comienzan siendo una
"casi nada de objeto" (pelusa, sonido, etcétera) hasta concluir en
objetos tales como el osito, una almohada, un juguete en especial, etcétera.
¿Qué es el objeto
transicional? En realidad no es un objeto alucinado, tiene materialidad, forma
parte del mundo externo. Tampoco es un objeto cualquiera, fortuito, de la
realidad externa. Es un objeto singular, especialmente elegido por el bebé (es
ese y no puede ser otro), no es tampoco un objeto natural del instinto, ya que
si bien puede representar el pecho, las heces o el falo materno, sin embargo lo
que le interesa a Winnicott no es esto sino su actualidad, y actualidad
significa constituirse como objeto manipulable, como primera posesión no yo.
Winnicott dice:
"Acerca del objeto transicional cabe decir que se trata de un acuerdo
entre nosotros y el bebé en el sentido de que nunca le preguntamos ¿concebiste
esto o te fue presentado desde fuera?". Este acuerdo, este convenio que
implica algo del orden de lo simbólico (aunque el objeto transicional es pre-simbólico),
va a indicar cierta dirección en la clínica: el analista debe aceptar la
paradoja sin forzar al paciente a que corrija representaciones cuando no
concuerdan con la realidad. Las así llamadas "confrontaciones" no se
deben formular. En la teoría de Winnicott cada objeto da lugar a la
inauguración de un espacio: el objeto subjetivo inaugura el espacio del mundo
interno; la madre como real e independiente del bebé inaugura el espacio de la
realidad compartida, el objeto transicional inaugura el espacio de la
creatividad.
¿Cuál es el destino del
objeto transicional? Se lo relega al limbo, no se lo olvida (no es reprimido),
tampoco se lo llora (no se lo duela). Pierde significado, pero el espacio que
inaugura es habitado luego por el juego, la creación, los diferentes elementos
que componen el mundo de la cultura.
Conocemos bien la idea de
Winnicott acerca de que los tres espacios que los objetos inauguran permiten la
construcción de una "vida personal" enriquecida por el contacto
íntimo de la persona consigo misma; por una relación real con las otras
personas y el medio ambiente, y por la posibilidad de gozar de experiencias
creadoras. En 1948, Winnicott estableció la hipótesis de que "es posible
establecer un lazo clínico entre el desarrollo del bebé y los estados
psiquiátricos y del mismo modo entre los cuidados del bebé y los cuidados
propios del enfermo mental". La idea que subyace a esto es que si las
cosas marchan mal el bebé no tiene posibilidad de modificar el medio. Se
modifica él produciéndose mutilaciones y deformaciones de su ser que le
acarrean graves consecuencias. En estos casos se produjo en el bebé lo que A.
Green denomina un "trauma negativo", comentando las ideas sobre
trauma desarrolladas por Winnicott en 1965 (en textos aún no publicados). En
estos casos, trauma es aquello que "no se hizo por deficiencia
materna". En estas situaciones la persona aparece expuesta: a) a sentir
como más real la brecha, la ruptura, que la existencia positiva de los otros;
b) y/o experienciar angustias impensables, angustias que preceden a las típicas
de la situación esquizoparanoide; c) a que la idea de ausencia esté
absolutamente ligada a la idea de muerte y que se obture la posibilidad de ser
sentida como pérdida o como presencia potencial; d) a organizar una psicosis de
defensa, un falso self patológico producto de una disociación extrema
vinculada a fallas en la integración; e) a sufrir una perturbación de la vida
imaginaria, reducida a un producto estéril como "el fantaseo"
encargado de sostener el falso self patológico y reforzar la
disociación.
Pero también puede ocurrir
que la persona encuentre un lugar en el que sea posible "la regresión a la
dependencia". Que el análisis se constituya en ese lugar va a depender de
una serie de condiciones, fundamentalmente de que pueda crear un espacio
potencial que haga posible que el paciente, sostenido por el analista pueda
regresar a veces hasta el punto extremo de perder sus límites.
Se trata en este caso de
metaforizar el cuidado materno. En este contexto, el setting analítico
metaforiza ese cuidado: cada uno de sus detalles, silencio, cumplimiento de la
hora, espacio, número de interpretaciones, tiene una importancia capital. Para
este tipo de pacientes ubicados en esta área de funcionamiento psíquico, es
esencial "la paradoja y la aceptación de la paradoja: el bebé crea el
objeto, pero el objeto está allí esperando ser creado para ser un objeto
catectizado". Por eso Winnicott dice: "Se hallan en mí presentes
algunas de las características de un fenómeno transicional dado que si bien
represento el principio de realidad y soy yo quien debo estar atento al reloj
no por ello dejo de ser un objeto subjetivo de la fantasía". Junto con los
cuidados propios del setting y para crear un cierto clima de intimidad,
que favorezca "la paradoja y la aceptación de la paradoja", son
nucleares las experiencias de mutualidad.
Estas experiencias poseen
un elemento en común: en ellas se da siempre algo del orden del juego y del
jugar. En realidad, como lo señala Masud R. Khan, Winnicott hizo una diferencia
significativa entre el sustantivo "juego" y su forma verbal "el
jugar" (entre play y playing), otorgándole a este último un
papel prioritario. Es importante consignar que si el análisis es el lugar en el
que se puede recubrir el hueco de experiencia que el paciente trae, no lo es
solamente por una adecuación casi perfecta a sus necesidades, sino porque el
analista, lo quiera o no, produce fallas. Fallas que repiten metafóricamente
otras de las que el paciente no tiene recuerdo. Frente a estas fallas, el
paciente puede reaccionar como no lo pudo hacer en otro momento.
Como vemos el término
"curación" no sólo retoma con Winnicott su viejo sentido etimológico,
el de cuidar, sino que también parece implicar un pasaje por lo real. Si en la
línea teórica de Winnicott triunfa el mito que Rosolato bautizó como "mito
de la emergencia", si en ella la cultura aparece evaluada positivamente y
no como malestar, si dibuja una práctica en la que la idea de redesarrollo es
más fuerte que la de repetición, sin embargo, no debemos olvidar que tuvo el
raro mérito de haber asumido el riesgo de incluir en su práctica y en su teoría
a pacientes severamente perturbados.
Bibliografía
GREEN, A.:"The object in the setting", Between Reality and
Fantasy, editado por S. Grolnick y colaboradores, Jason Aronson,
1978.
FENICHEL, S.: "A review of Freud's Analysis terminable and
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GLOVER, E.; FENICHEL, O.; STRACHEY, J; BERGLER, E.; NUMBERG, H. y
BIBRING, E.: "Symposium on the theory of the Therapeutic Results of
Psycho-analysis", The International Journal of Psycho-analysis,
vol. XVI, 11, 1937.
ROSOLATO, G.: "La
psychanalyse au negatif", Topique, n° 18, 1977.
WINNICOTT, D.: De la
pediatría al psicoanálisis, Barcelona, Laia, 1958.
—: El proceso de
maduración en el niño, Barcelona, Laia, 1975.
—: Realidad y juego,
Buenos Aires, Granica, 1972.
—: Fragment d'une analyse, París, Payot, 1975.
—: The Piggle, Londres, The Hogarth Press, 1978.
DESCRIPTORES: AGRESIÓN / EXPERIENCIA / OBJETO
TRANSICIONAL / TRAUMA
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