ASOCIACIÓN ESCUELA ARGENTINA DE PSICOTERAPIA PARA
GRADUADOS
Revista "Psicoanálisis: ayer y
hoy"- Nº2
Criterios de curación y objetivos
terapéuticos en el psicoanálisis. Melanie Klein[1]
por Elizabeth Tabak de Bianchedi
Doctor César Merea: Esta noche vamos a escuchar a la
doctora Elizabeth Tabak de Bianchedi, miembro de la Asociación Psicoanalítica
de Buenos Aires y muy conocida nuestra en la Escuela por los cursos que dicta.
Estamos muy contentos con su presencia.
Quería dar cierto contexto
al tema que ella va a desarrollar hoy: "Criterios de curación y objetivos
terapéuticos en el psicoanálisis. Melanie Klein".
Digo
"contextualizar" porque ustedes saben que forma parte de un ciclo que
está organizado por la Secretaría Científica desde comienzo de año. Mariano
Dunayevich ha ido incluyendo a lo largo del año este tema en la obra de Freud;
en la Escuela inglesa, Bion y poskleinianos; en la Escuela comunicacionalista;
después en la obra de Bleger; y hoy vamos a tomar la obra de Klein con esta participación
de Elizabeth Tabak y a culminar esta primera parte con la Escuela americana, a
cargo de José Valeros.
Estamos estudiando cómo va
a ser la continuidad de este ciclo (que seguramente no terminará acá).
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Buenas
noches. Ustedes ya han escuchado, como lo acaba de decir el doctor Merea, otras
conferencias sobre las ideas de Freud, y de una parte de la Escuela inglesa,
poskleiniana (que en realidad tendrían que haber sido presentadas después de
esta clase). Espero que puedan integrar todo esto y hacernos todas las
preguntas y comentarios acerca de lo que voy a desarrollar.
Voy a empezar la
comunicación de esta noche con dos citas. Una es de Freud y dice así: "La
experiencia nos ha enseñado que la terapia psicoanalítica, al librar a alguien
de sus síntomas neuróticos, inhibiciones y anomalías de carácter, es una
cuestión que lleva tiempo". Ésta es la primera frase del trabajo
"Análisis terminable e interminable" (Freud, 1937).
La otra cita es de Melanie
Klein: "La base de la salud mental es una personalidad bien
integrada". La cita continúa enunciando algunos elementos de una
personalidad tal y dice: "Madurez emocional, fuerza de carácter, capacidad
de manejar emociones conflictivas, equilibrio entre la vida interior y la
adaptación a la realidad y una fusión exitosa entre las distintas partes de la
personalidad".
Ésta es la primera frase
de un breve trabajo que se llama "Sobre la salud mental", que estaba
en prensa en 1960, cuando Melanie Klein murió. Las he elegido porque, de algún
modo, contienen algunos de los criterios de curación y objetivos terapéuticos
formulados por ambos autores muy al final de sus trayectorias, 1937 para Freud,
1960 para Melanie Klein.
La cita de Melanie Klein
voy a retomarla al final de mi exposición, para analizar los significados
específicos de los términos en ella utilizados.
El tema "criterios de
curación y objetivos terapéuticos del psicoanálisis", en un psicoanalista
particular o en una Escuela no puede desarrollarse en forma aislada. Los
criterios de curación necesariamente implican una noción de enfermedad y de
salud mental, y los objetivos terapéuticos pueden también definirse como los
medios para llegar a un fin: la curación. A su vez, éstos dependen de qué se
considera enfermedad y qué se considera salud en un determinado esquema
referencial, en este caso psicoanalítico.
Además, hay una estrecha
relación entre la noción de enfermedad y curación y el tipo de hipótesis que se
hacen acerca del aparato psíquico, su génesis, su evolución, así como con las
nociones acerca de las distintas patologías que pueden ser abordadas
terapéuticamente por el psicoanálisis. Como ustedes ya deben saber no todas las
Escuelas psicoanalíticas coinciden en lo que consideran abordable o tratable
por medio de la técnica psicoanalítica; me refiero al tema de la
analizabilidad.
Finalmente, también es
importante el modelo general que acerca del psicoanálisis como método tienen
los diferentes autores o Escuelas psicoanalíticas, porque es obvio –ni siquiera
hace falta un análisis demasiado profundo– que no para todos el psicoanálisis
es un método de finalidad terapéutica, de modelo asimilable al de la medicina.
Para algunos, los objetivos son de algún modo pedagógicos, para otros de
integración, de crecimiento mental o de investigación y, por lo tanto, no de
"curación". Y para otros autores o Escuelas coexisten estos
objetivos, en forma no siempre discriminada con claridad. En último término, lo
que debe tratar de contestarse es la siguiente pregunta: "¿qué es el
psicoanálisis para cada uno de los autores o Escuelas que estamos
investigando?".
Hechas estas salvedades,
voy a referirme al tema específico de esta noche, haciendo en primer término
una pequeña reseña de las nociones de enfermedad y salud mental que pueden
encontrarse en la obra de Freud, para luego seguir con la obra de Klein.
Ya en 1894, en el artículo
"Las neuropsicosis de defensa", Freud introdujo la fundamental noción
de psico-neurosis, concepto en el que incluía las enfermedades mentales, que
separaba de las neurosis actuales, dándoles un sentido y explicación en función
de mecanismos psíquicos de defensa frente a pulsiones (aunque en esa época no
utilizaba este termino) que habían provocado conflicto y promovido, por lo
tanto, también una defensa. Instituyó una técnica, al principio la hipnótica;
luego inició la técnica de la asociación libre para ayudar a los pacientes
enfermos de psico-neurosis a modificar, o en realidad eliminar, sus síntomas a través
del trabajo analítico, que consistía básicamente en hacer conscientes los
conflictos inconscientes que habían motivado el síntoma y restituir al
funcionamiento mental aquellos aspectos pulsionales que habían quedado
coartados, reprimidos o eliminados del suceder psíquico adecuado y normal.
Si bien en los trabajos de
neuro-psicosis de defensa o psico-neurosis el concepto de curación sintomática
era importante, sin embargo, incluía y sigue incluyendo aún desde una teoría y
técnica freudiana, una expectativa de modificación en todo el funcionamiento
mental, sobre todo en el funcionamiento sexual de la vida del paciente
neurótico que realiza un tratamiento psicoanalítico. La esfera sexual era ya en
esos primeros trabajos de Freud vista como lo más afectado por los procesos
represivos, y por lo tanto la curación, además de sintomática, incluía una
modificación evidente en la vida sexual del paciente en cuestión.
Después de 1894 Freud
siguió escribiendo, además de sus artículos técnicos y clínicos, algunos artículos
cortos sobre la función de la psicoterapia psicoanalítica y del psicoanálisis.
En esos primeros artículos de 1903, 1904 y 1905, Freud decía que la tarea del
tratamiento psicoanalítico era quitar o levantar las amnesias, deshacer las
represiones y hacer consciente lo inconsciente, todo lo cual llevaba a la
desaparición de los síntomas. Y así definía ya en esa época el objetivo
terapéutico de su tratamiento: la recuperación práctica de la capacidad de
llevar una vida activa y de la capacidad de gozar; vida activa en cuanto al
trabajo, y feliz o gozosa en cuanto a la actividad sexual.
Un año después incluye un
comentario sobre el hecho de que en el tratamiento psicoanalítico se logra una
especie de re-educación, habla de reeducación específicamente en la posibilidad
de sobreponerse a las resistencias internas. Este concepto, que en
"Análisis terminable e interminable" vuelve a mencionar, tiene un
cierto parentesco con algo que voy a explicarles luego más en detalle en las
formulaciones de Melanie Klein acerca del objetivo psicoanalítico. Siguiendo
con Freud, su idea es que, además de un trabajo vinculado a levantar
represiones o resolver cuestiones del pasado, el psicoanálisis también promueve
una reeducación o un aprendizaje a partir del método psicoanalítico, para estar
en condiciones personales, post-análisis incluido, de sobreponerse a las
resistencias internas. Yo creo que acá está incluida la hipótesis de que el
autoanálisis es un método útil y apropiado para la continuación del éxito de
una terapia analítica, aun dentro del contexto freudiano.
En 1905, Freud escribe Tres
ensayos de teoría sexual, y poco tiempo después -ocupándose de chicos-
"atiende", a través del papá, a Juanito. Ya había visto entonces la
existencia de cuadros neuróticos en los niños, y con la "aplicación"
de su método, de todos modos, ya que aquí no había análisis de transferencia,
ni encuadre, ni situaciones parecidas a las de la técnica analítica
habitual, logra curar a Juanito de su fobia con un adecuado sepultamiento
de su complejo de Edipo, es decir, una adecuada elaboración de su conflictiva
edípica.
En el post-escrito del
análisis de Juanito, cuando éste se encuentra con Freud quince años después,
Freud hace un comentario de que ese tratamiento (aparte de que el joven no se
acordaba directamente de esa experiencia) le había permitido a Juanito llevar
adelante su pubertad y adolescencia de una forma aparentemente exitosa,
sobreponerse –gracias "a ese tratamiento analítico"– a situaciones
difíciles: situaciones familiares complicadas y la separación de sus padres.
Está incluida en este comentario, aunque no explícitamente, la idea de que el
tratamiento analítico de niños provee bases para un desarrollo más favorable
del que ese niño habría tenido si no se lo hubiera analizado. Y esto no sólo en
relación con la resolución de su fobia, de la que tal vez se hubiera curado
espontáneamente, como es bastante común en las neurosis infantiles de ese tipo,
sino agregando que había servido prospectivamente, permitiendo a ese chico
crecer y desarrollarse de una manera aparentemente saludable.
En "El hombre de las
Ratas" de nuevo Freud hace comentarios acerca del éxito terapéutico (ese
tratamiento psicoanalítico duró once meses), y en una nota al pie de 1923 dice
que había logrado restituir al paciente a una vida normal y devolverle o
restaurarle su salud mental.
Pasada esta época, los
historiales de 1908, Juanito y el Hombre de las Ratas, Freud introduce en la
teoría psicoanalítica el importante concepto de narcisismo. Así diferencia,
dentro del amplio cuadro de la psico-neurosis, las neurosis de transferencia
(las tres neurosis clásicas que conocemos: histeria de angustia, histeria de
conversión y neurosis obsesiva) de otro grupo de neuro-psicosis de defensa: las
neurosis narcisistas, que tienen como característica, entre otras, con
explicaciones vinculadas a la teoría del narcisismo, la imposibilidad de
realizar transferencia (concepto introducido ya unos años antes y que se había
convertido en el instrumento más importante para el desarrollo de la técnica
psicoanalítica). Los psicóticos o las parafrenias, es decir, el grupo de los
cuadros psicóticos incluidos dentro de las neuro-psicosis de defensa, no eran
abordables terapéuticamente por el psicoanálisis, porque carecían de la
posibilidad de realizar transferencias.
La libido narcisista,
narcisismo secundario o producido por la retracción al yo de la libido objetal,
por sus características no realizaba transferencias con la figura del terapeuta
y, por lo tanto, el muro (del cual habla en "Introducción del
narcisismo") parecía infranqueable para la terapia psicoanalítica. Eso no
quiere decir que la teoría psicoanalítica no puede explicar las psicosis. Freud
las explica, y tiene distintas teorías acerca de la esquizofrenia, la paranoia,
la melancolía, pero desde el punto de vista de los criterios terapéuticos estos
cuadros quedaban para él excluidos de la terapia psicoanalítica propiamente
dicha. Hay, sin embargo, una frase en un artículo de 1903 con la que Freud dice
que con algunos cambios en el método tal vez fuera posible ayudar en la
psicosis, en los estados confusionales y en las depresiones severas. Los
desarrollos actuales parecen haberle dado la razón.
Ustedes conocen el resto
del desarrollo de la teoría y técnica psicoanalíticas a partir de
"Introducción del narcisismo", y llegando rápidamente ahora al
artículo de 1937, "Análisis terminable e interminable", la idea
terapéutica del psicoanálisis queda para Freud, sin embargo, limitada y
comprendida dentro del amplio cuadro de las perturbaciones neuróticas, los
problemas caracterológicos que, a lo largo de la vida de Freud, él y otros
empezaron también a abordar con técnica psicoanalítica, y las perversiones; y
deja excluidos como abordables psicoanalíticamente en forma directa el grupo de
los cuadros psicóticos.*
Hasta aquí, entonces, los
objetivos terapéuticos y los criterios de curación en Freud, que –retomando la
cita de "Análisis terminable e interminable"- consisten en
"liberar a alguien de sus síntomas neuróticos, de sus inhibiciones y de
sus anomalías de carácter".
Ahora bien, ¿cuáles son
los criterios de salud, enfermedad y curación para Melanie Klein?, ¿Cuáles son
realmente sus propuestas terapéuticas? O quizá sería mejor hacer la pregunta de
otro modo: ¿Cuáles son los objetivos de un tratamiento psicoanalítico para
Melanie Klein?
En primer lugar, creo que
hay que tener presente que Melanie Klein no era médica. Si bien ella había
tenido esa vocación y quiso estudiar medicina, ciertas circunstancias
personales hicieron que ella no lo hiciera; por lo tanto, no accedió a la
formación que tenía Freud, como la de muchos otros analistas de entonces y hoy.
Así, desde el vamos, su criterio de curación podía no ser necesariamente
asimilable a un modelo médico, como el que Freud tenía cuando nos dice que es
bueno librar a un paciente de sus síntomas, aliviarlo de una sintomatología que
lo limita o lo frena y lo inhibe para un desarrollo más saludable.
Melanie Klein empezó a
trabajar en 1919. Su primer trabajo publicado es de 1921 y se llama "El
desarrollo de un niño", y es la descripción de sus observaciones y de su
trabajo con un niño llamado Fritz. Hoy sabemos (Elsa del Valle lo investigó y
descubrió los datos; también un autor francés, Jean Michel Petot, que ha
escrito un hermosísimo libro sobre Melanie Klein, Melanie Klein: primeros
descubrimientos y primer sistema, concuerda independientemente con el
hallazgo) que el chico descripto era, en realidad, el hijo menor de Melanie
Klein. Por motivos personales ella no dice que es su hijo (Eric) -se refiere a
él como el hijo de una vecina-, y en la primera parte de este trabajo muestra
cómo se puede ayudar al desarrollo emocional e intelectual de un niño con la
ayuda de la comprensión psicoanalítica. "Fritz" no era un chico que
tenía una sintomatología neurótica como Juanito, era un chico, cuando ella
empieza a describirlo, de unos 4 años y medio, el menor de tres hermanos, con
cierta peculiaridad en cuanto a su desarrollo intelectual; no era un chico
bobo, no era un chico atrasado, pero le llamaba la atención que este chico
tenía poco contacto con la realidad, era muy omnipotente en cuanto a su
aprehensión de las situaciones cotidianas y creía que con las fantasías podía
hacer muchas cosas que de otro modo no lograría.
A través de conversaciones
con el chico, podríamos decir que comenzó una especie de
"tratamiento", más bien pedagógico o preventivo. De hecho, el
subtítulo de ese primer trabajo es "La influencia del esclarecimiento
sexual y el relajamiento de la autoridad en el desarrollo intelectual de los
niños".
La tesis de la primera
parte de esa obra es que, protegiendo a los niños de excesivas represiones de
su curiosidad sexual, contestando adecuadamente a sus preguntas, no influyendo
sobre ellos en forma autoritaria –como debía de ser bastante habitual en
1918-1920 en la educación de los niños–, se podían sentar las bases para la
salud, el equilibrio mental y el desarrollo favorable del carácter.
Por lo tanto, podemos
decir que en este primerísimo abordaje de un chico la idea psicoanalítica no
era utilizada por Melanie Klein terapéuticamente en el sentido freudiano de
levantar un síntoma, sino más bien pedagógicamente –aunque no me gusta mucho
esa palabra, creo que ustedes me entienden–, con el concepto de que evitando la
represión y disminuyendo la autoridad se podía favorecer el desarrollo
intelectual y el de la fantasía, la capacidad de jugar y la de gozar con el
juego, y a partir de ahí se estaría frente a un crecimiento valioso. Esta idea
novedosa, la aplicación del psicoanálisis a la educación, fue algo que Melanie
Klein mantuvo siempre. Cuando ella recién empezó a trabajar era una idea muy
fuerte, incluso quería poner una escuela para chicos dirigida por
psicoanalistas, para que con el criterio y los conocimientos psicoanalíticos de
la época se pudiera ayudar a que los niños tuvieran menos dificultades en su
desarrollo intelectual y de fantasía.
Poco a poco y continuando
el trabajo con su hijo Fritz-Eric, Klein fue instituyendo una técnica
interpretativa. Al principio se trataba de hablar con el chico, contestarle sus
preguntas de la forma más clara posible, incluso yendo en eso un poco más allá
de Freud. Puesto que este último había dicho, en la época de Juanito, y
después, que la curiosidad sexual infantil, que florecía en la época del
complejo de Edipo, llegaba, sin embargo, a una especie de freno cuando el chico
tenía que enfrentarse con la cuestión de la diferenciación sexual. Su teoría de
la fase fálica, que no estaba todavía del todo formulada, decía que el niño en
esa etapa carece de la posibilidad de entender realmente la diferencia de sexos
y la relación sexual entre los padres en el sentido de intercambio de
sustancias sexuales, y la concepción o gestación como producto de ella.
En algún momento de sus conversaciones,
Fritz insistía con ciertas preguntas que se iban haciendo cada vez más
estereotipadas acerca de cuál era el rol del padre: "¿Para qué sirve un
papá? ¿Para qué sirve una madera? ¿Para qué sirve una y otra cosa?". Ella
veía, en esta estereotipia de las preguntas, nuevamente una detención en el
desarrollo intelectual de su hijo. Y decide un día contestarle y explicarle
realmente la historia del óvulo y el semen, del pene introduciéndose en la
vagina en la relación sexual. Fritz reacciona mal a esta información, no quiere
escuchar demasiado la explicación. Aparentemente, este chico le da la razón a
Freud, cuando dice que ante este tipo de explicaciones el niño o no las acepta
o no las entiende. Pero hay un llamativo cambio a los pocos días de esta
experiencia; el chico recupera su capacidad de jugar y de fantasear, así como
su placer por los cuentos y su movilidad, inhibida seriamente en el periodo
anterior.
La idea de que el
psicoanálisis y la aplicación de la teoría psicoanalítica sirven para ayudar a
crecer a los niños pasa luego a formar parte de la técnica de análisis
infantil. Después de trabajar con Fritz, Melanie Klein empezó a atender a otros
chicos, tal vez hijos de amigos o de conocidos, y a instituir, gracias a lo que
los chicos le pedían y le enseñaban, una técnica propia de análisis de niños.
"Fritz", su hijo, no era en principio un niño enfermo, pero
cuando Klein empezó a trabajar en su consultorio fue haciéndolo con
chicos más perturbados, que tenían síntomas o francos cuadros neuróticos. La
niña más pequeña que ella atendió -que fue una de sus primeras pacientes- se
llamaba Rita, y era una nena que no había cumplido aún los 3 años. Tenía una
serie de rituales obsesivos para irse a dormir y serias dificultades
emocionales que le hacían estar siempre deprimida y en bastante mal contacto
con sus padres (que eran aparentemente personas analizadas, o cercanas al medio
analítico, y que la trataban muy bien). En el trabajo con Rita, Melanie Klein
instituyó una técnica de juego, primero un poco impuesta por la paciente misma,
quien todavía hablaba poco y llevó ella misma a la analista a usar juguetes.
Luego Melanie Klein fue elaborando una técnica de juego a través de la cual
ella podía entender las manifestaciones de los niños pequeños, sobre todo de
aquellos que todavía carecían de una capacidad lingüística adecuada para la
comunicación.
Ya en este momento puede
verse que el criterio de salud y enfermedad mental que Melanie Klein proponía,
o que iba descubriendo, agrandaba un poco la idea freudiana. Freud se ocupaba
de los síntomas de pacientes neuróticos pensando en sus inhibiciones y
dificultades en la vida adulta o en las ansiedades y la fobia de Juanito como
claras manifestaciones de neurosis.
Melanie Klein comenzó a
observar como rasgos sintomáticos o como rasgos de indicación para el análisis
infantil cosas que antes de ella no se consideraban llamativas: niños
demasiados buenos, chicos que tenían poca imaginación, o que se aburrían. No
eran chicos por los cuales los padres iban a consultar (aparte del hecho de que
no había mucha gente a quien consultar), ya que no era considerado sintomático
que un chico fuera demasiado tranquilo, demasiado bueno, poco imaginativo o
poco creativo. Estos datos, junto con la observación de dificultades de aprendizaje
no muy serias, inauguraron un psicoanálisis para un nuevo tipo de problemas.
Hoy en día es muy habitual pensar que un chico que tiene una dificultad en el
colegio podría beneficiarse con una ayuda psicoanalítica; en esa época
(1920-1924) era absolutamente novedoso y Melanie Klein empezó a tratar chicos
con dificultades escolares, muy peculiares a veces y muy parciales como podrían
ser dificultades con las cuentas, con la escritura de ciertas letras, etcétera.
Es decir que el criterio
de enfermedad se extendió de las neurosis y las psicosis a una serie de
inhibiciones en el desarrollo, para lo que hacía falta un ojo algo más
entrenado a fin de detectarlas y diagnosticarlas como patológicas.
Estos descubrimientos
llevaron a Melanie Klein a otra propuesta bastante revolucionaria. Ella pensaba
que el psicoanálisis podía tener un efecto preventivo. Postuló que en realidad
todo niño se beneficiaría con una experiencia psicoanalítica, aunque no tuviera
ningún síntoma o ninguna inhibición particular. Ella había visto que detrás de
los juegos o de las inhibiciones del juego, detrás de las verbalizaciones o de
las inhibiciones de las verbalizaciones, podía haber intensas ansiedades y que
un tratamiento psicoanalítico ayudaría al niño a elaborar mejor ese tipo de
ansiedades y así promover un desarrollo más feliz y más creativo para el
futuro. Así que podríamos decir que con M. Klein también se inauguró lo que hoy
llamaríamos un psicoanálisis profiláctico o preventivo para los niños.**
Durante el tratamiento de
Rita y en la observación directa de su juego y de su patología (esta nena tenía
síntomas severos de neurosis obsesiva y de depresión), Melanie Klein vio cosas
que le hicieron suponer que la niña ya tenía un superyó. La teoría freudiana decía
que el superyó era el heredero del complejo de Edipo, es decir que se formaba a
los 4 años y medio, a los 5 o 6 años; esta paciente no contaba aún 3 años y,
sin embargo, tenía conductas que mostraban claramente que dentro de ella
-internalizadas, introyectadas- había figuras parentales que le prohibían
jugar, que no la dejaban ser la mamá de sus muñecas, que le impedían gozar,
etc. Tuvo, por lo tanto, que reformularse la teoría freudiana y decir:
"Acá hay un superyó, esta nena lo tiene". Y si el superyó era el
heredero del complejo de Edipo, entonces debía haber tenido un complejo de
Edipo ya antes de la época en que Freud decía que existía o que culminaba. Todo
esto la fue llevando a una serie de formulaciones teóricas que ustedes conocen:
el superyó temprano, el complejo de Edipo temprano y teorías sobre sucesos cada
vez más primitivos del desarrollo psíquico, lo cual fue llevándola a teorizar
sobre los primeros meses de vida y describir el desarrollo psíquico de los
bebés humanos desde el momento del nacimiento. Esto en cuanto a la teoría. En
cuanto a la técnica, atendió a todo este grupo de niños, adolescentes, latentes
y prelatentes, chicos con las más variadas patologías: tics, tartamudeo,
trastornos de aprendizaje, "perversiones", con la convicción de que
el tratamiento psicoanalítico de niños debía realizarse de una manera
absolutamente equivalente al del análisis de adultos, con la única diferencia
de la técnica de juego en lugar de la técnica de asociación libre.***
Melanie Klein casi desde
el principio analizaba tanto la transferencia positiva como la negativa y creía
que era la única manera de hacer surgir las ansiedades de las cuales el chico
se estaba defendiendo y la manera adecuada para que pudieran hacerse
conscientes y elaborarse. Los resultados terapéuticos eran generalmente un
creciente enriquecimiento del mundo de la fantasía, una creciente capacidad de
contacto con la realidad y una riqueza emocional también en desarrollo.
Esta técnica para niños
fue después extendiéndose en Melanie Klein y en su escuela a la técnica para
los adultos. En estos tratamientos, los criterios de salud y enfermedad seguían
siendo al principio los mismos que para Freud. Pero el análisis de chicos
pequeños le había hecho entender la existencia de ansiedades muy intensas, que
llamó ansiedades psicóticas,**** en los niños pequeños y no tan pequeños,
subyaciendo a sus inhibiciones, a sus síntomas o a sus dificultades de
desarrollo. Y esto se traslada también a la comprensión de la patología del
adulto.
Es decir que ella
extiende, desde el análisis de niños, la aplicación del psicoanálisis a niños
psicóticos, algo de lo que Freud nunca se ocupó, ya que el único chico que él
"atendió" fue a Juanito y no había todavía ni un cuerpo ni una teoría
desarrollada sobre la amplia patología infantil, que se estaba recién iniciando
en esa época. Recalco este punto porque voy a referirme luego a la extensión de
la técnica psicoanalítica al abordaje de la psicosis, que desde la teoría
psicoanalítica clásica no es posible y desde la teoría kleiniana, a partir de
experiencias reales con chicos seriamente perturbados y también en base a
desarrollos teóricos acerca del desarrollo psíquico temprano, se torna posible
técnica y teóricamente.
La hipótesis de las
ansiedades psicóticas evolucionó en la obra de Melanie Klein y pasó, a partir
de los trabajos sobre duelo de 1934 en adelante, a tomar cada vez más fuerza en
la explicación de los fenómenos emocionales tempranos y tardíos, normales y
patológicos. Así, la teoría de las posiciones (configuraciones de emociones,
ansiedades, mecanismos típicos de defensa y relaciones objetales), pasó a
colocarse en el centro de la teoría kleiniana del desarrollo emocional del
bebé, del niño y el adulto. Consecuentemente, la técnica psicoanalítica
kleiniana se fue centrando cada vez más en el tema de la elaboración de estas
ansiedades, llamadas "ansiedades psicóticas" por analogía, no porque
ella pensara que los niños o los bebés fueran psicóticos sino por las
características de estas ansiedades. Suponía que las ansiedades del tipo:
"me van a matar", "me persiguen", si las tendría un adulto
sería un paranoico y por eso las llamó "ansiedades paranoides"; las
ansiedades de preocupación por el objeto vinculadas al duelo y a la pérdida de
objetos las llamó "ansiedades depresivas", y cronológicamente
hipotetizó que el bebé recién nacido es presa de ansiedades de tipo
persecutorio y se defiende de ellas con mecanismos de defensa peculiares: la
proyección, la introyección, la identificación proyectiva y la disociación, y
que a lo largo del desarrollo hay, desde los primeros meses de vida, un cambio
integrativamente logrado en el que las ansiedades paranoides dejan lugar a
otras en las que la preocupación es más por el objeto y el destino del objeto
del que el bebé depende. No voy a desarrollar aquí toda la teoría kleiniana de
las posiciones, ya que sólo quiero llegar al tema que nos ocupa: el criterio de
curación y el criterio terapéutico kleiniano está básicamente formulado en
términos de una elaboración y reelaboración a lo largo del tratamiento
psicoanalítico de las ansiedades primitivas presentes y subyacentes en toda
personalidad.
La teoría kleiniana supone
que estas ansiedades, que empiezan con el nacimiento, se van modificando a lo
largo de la vida del bebé y del niño a través de crecientes contactos con la
realidad y la elaboración sucesiva. Pero son situaciones que pueden
reactivarse, y de hecho se reactivan, en distintos momentos críticos de la vida
frente a pérdidas –destete, nacimiento de hermanos–, y a lo largo de la vida
adulta. Sostiene que la patología -los síntomas neuróticos y los síntomas
psicóticos-, tienen que ver con un fracaso en esta elaboración y con una
detención y/o regresión en el desarrollo natural de la evolución integrativa.
Lo que el tratamiento
analítico en realidad hace, a través de la interpretación y el encuadre, es
ayudar al paciente -niño o adulto- a ir sucesivamente elaborando y reelaborando
estas ansiedades, estas posiciones psicóticas primitivas, hasta niveles cada
vez mayores de integración, pasando por ansiedades neuróticas, que ya atenuadas
llevan a un logro de madurez, de estabilidad mental adecuada para cada momento
de la vida. Se puede por lo tanto considerar terminado un análisis de niños, un
análisis de adolescentes o de adultos si ha habido un adecuado trabajo en la
elaboración de estas situaciones primitivas de ansiedad, dejando a la persona
analizada en condiciones de reelaborar a su vez, por su propia cuenta, las
nuevas situaciones de ansiedad que se le van a presentar en el curso ulterior
de su vida.
Quiero aquí hacer otra
importante comparación y otra diferenciación entre los criterios de salud y
enfermedad para Freud y Melanie Klein. Para Melanie Klein, la ansiedad (que
ella explica teóricamente como la percepción por parte del yo del bebé, del
niño o del adulto de la amenaza de la pulsión de muerte, y que promueve
defensa) está en el centro de su teoría de la evolución y del desarrollo. La
ansiedad es tanto el motor del desarrollo, aquello que promueve crecientes
defensas, un mejor y mayor contacto con la realidad, así como, si es muy
intensa, se vuelve causa de detenciones en el desarrollo o de regresión. Su
trabajo analítico está centrado en el análisis de la ansiedad y de las
fantasías inconscientes que están correlacionadas con las ansiedades, y en su
modificación paulatina a través de la elaboración. Supone que la vida adulta, y
después voy a volver a la definición que leí sobre salud mental, es un estado
de equilibrio inestable. Permanentemente los seres humanos estamos expuestos a
conflictos y a situaciones de ansiedad y la diferencia pasa por la capacidad de
tolerancia de la misma y la manera de manejarla.
Simplificando un poco las
cosas se podría decir que para Freud la ansiedad es una molestia, es una
función yoica (la angustia señal; la angustia automática es una invasión que
paraliza al aparato psíquico) que prepara para las defensas; pero, de todos
modos, Freud sostiene que lo óptimo es que se limite a un mínimo de manera de
funcionar como señal. Sin embargo, la angustia señal es menos favorable en el
desarrollo que el estado de elaboración psíquica normal que prácticamente
debiera transcurrir sin ansiedad. Entonces, para Freud, la disminución o
atenuación de la ansiedad o su desaparición es un factor positivo en el
desarrollo y es deseable en el final de un análisis -menos ansiedad, menos
patología-. Para Melanie Klein, no se trata de menos ansiedad, sino de una
creciente capacidad de tolerarla y elaborarla para enfrentar mejor las
situaciones conflictivas potencialmente productoras de patología.
Tomaré ahora otro punto:
podría decirse en relación con el complejo de Edipo, que para Freud un análisis
exitoso implicaría el sepultamiento del mismo. Él dijo que este sepultamiento
era una situación ideal, es decir que en la práctica no ocurre, pero
óptimamente el complejo de Edipo se sepulta y el individuo normal continúa su
desarrollo psicosexual en la pubertad, en la adolescencia y en la adultez,
libre ya del influjo de éste, que es el complejo nuclear de las neurosis.
Cuando no ha sido sepultado, cuando ha sido solamente reprimido, es punto de
fijación, motivo de regresión y causa de la conflictiva neurótica y de la
formación de síntomas.
Para Melanie Klein, con su
teoría del complejo de Edipo temprano como parte de un desarrollo evolutivo
normal desde las primeros meses de vida y el complejo de Edipo tardío, muy
parecido al planteado por Freud, la idea es que el proceso analítico no sepulta
nunca ese complejo sino que está, en cambio, en una situación de permanente reelaboración.
Así, por ejemplo, Melanie Klein piensa que en la vida adulta normal toda
relación sexual placentera significa una reelaboración del complejo de Edipo,
que lejos de estar sepultado está vivo y reelaborándose permanentemente, y no
es motivo únicamente de patología sino una condición necesaria para el
desarrollo normal. Ella hablaría de una elaboración del complejo de Edipo y no
de un sepultamiento. Y de una permanencia de la relación sexual de los padres
introyectada dentro del mundo interno como un factor favorable necesario y
saludable en el desarrollo mental. Al igual que la posición depresiva, el
complejo de Edipo es permanentemente reelaborable y factor natural y deseable
de crecimiento y de desarrollo, aunque, cuando por dificultades anteriores se
lo vive no a nivel de ansiedades depresivas sino de ansiedades
esquizo-paranoides, es factor y motivo de distintas patologías.
Es obvio que Melanie Klein
descentra de algún modo el rol del complejo de Edipo como complejo nuclear de
las neurosis. Para ella, lo nuclear de las neurosis son las ansiedades
psicóticas, y no sólo nucleares de las neurosis, son nucleares también de las
psicosis y de las detenciones del desarrollo.
En el análisis de Dick
-publicado en un artículo de 1930 llamado "La importancia de la formación
de símbolos en el desarrollo del yo"-, nos muestra el análisis de un niño
psicótico; y ya he dicho que allí extiende la utilización del psicoanálisis al
abordaje de la psicosis infantil. En un artículo de 1946, "Notas sobre algunos
mecanismos esquizoides", hace lo mismo para el análisis de adultos. Ahí
ella introduce por primera vez en forma explícita el concepto de identificación
proyectiva, habla de los mecanismos esquizoides en patologías severas, no habla
estrictamente de psicosis pero sí de personalidades o patologías esquizoides
severas, abordables ahora psicoanalíticamente. Este artículo fue en realidad un
punto de partida para que muchos analistas contemporáneos de Melanie Klein,
entre ellos Meltzer, Ana Segal, Rosenfeld y Bion, intentaran el tratamiento
psicoanalítico del paciente psicótico.
Ustedes recuerdan que para
Freud, por su teoría del narcisismo y de las neurosis no transferenciales, este
abordaje era imposible. Ya sabemos que para Melanie Klein, con otra teoría del
aparato psíquico, el paciente, por más regresivo que esté, hará transferencia y
permitirá el psicoanálisis.
La diferencia es la
siguiente: Freud piensa que existe un estadio primitivo en el desarrollo
libidinal, llamado primero autoerótico y luego narcisista, del que se sale
cuando, en el curso del desarrollo, la libido inviste representaciones de
objeto. En las neurosis, por introversión y por represión estas investiduras
quedan en el inconsciente pero son capaces de transferir su carga a la
representación del analista (el fenómeno de la transferencia) y son abordables
en este estado, en esta repetición llamada neurosis de transferencia que se da
en el tratamiento analítico. A través de la elaboración son finalmente vueltas
al psiquismo, no ya en la transferencia, sino en la resolución de la misma
llevando al recuerdo, a la modificación de los síntomas y al desarrollo normal.
En la psicosis, en tanto se supone que existe una retracción libidinal, la
libido deja de ser libido objetal para pasar a ser libido narcisista, que no
inviste ya representación de objeto alguno, sino directamente al yo; por lo
tanto, el paciente psicótico carecerá de esta posibilidad de transferir sus
cargas a una representación preconsciente, la de la figura del analista.
Teóricamente queda imposibilitada la transferencia para el paciente psicótico
freudiano y, técnicamente, su tratamiento psicoanalítico.
En la teoría kleiniana no
existe carga libidinal sin objeto; es decir que el concepto de libido
narcisista invistiendo puramente al yo desaparece en la teoría kleiniana como
nivel explicativo.
Los kleinianos hablan de
estructuras narcisistas, y de personalidades narcisistas, pero usan la palabra
narcisismo en un sentido descriptivo y no en uno metapsicológico estricto. Para
ellos, narcisismo no significa libido vuelta al yo sin representación de
objeto, ya que para Melanie Klein, por definición, la pulsión siempre tiene una
representación de objeto, y por lo tanto siempre va a ser libido objetal, en el
sentido freudiano. El paciente, por más regresivo que esté, por ejemplo
relacionado con un objeto interno parcial, sin embargo, establecerá con el
analista y con las figuras de su medio ambiente relaciones transferenciales
auténticas (de objetos parciales, de objetos enormemente distorsionados, pero
objetos al fin). Estas hipótesis permiten el abordaje psicoanalítico, es decir,
el análisis de la transferencia, en pacientes que en la teoría freudiana no
tendrían posibilidad de análisis.*****
Entre los criterios
terapéuticos y de utilización de la técnica psicoanalítica le cabe a Melanie
Klein el gran mérito de haber abierto la posibilidad de investigación y la
aplicación del psicoanálisis a pacientes que antes quedaban fuera de la
posibilidad del abordaje psicoanalítico.
Dos cuestiones más y vamos
luego a abrir la discusión.
La postura freudiana de
llenar lagunas mnémicas como uno de los objetivos del psicoanálisis, significa
de alguna manera ir del presente al pasado. El paciente repite en el presente
lo que debiera recordar, no lo recuerda porque está reprimido, lo repite en la
transferencia (en el sentido amplio) con el analista o con sus familiares,
puede decirse que el proceso analítico va desde ese presente a un pasado que
deberá ser recordado. Si se logra esto mediante la construcción, mediante la
interpretación transferencial, o mediante el recuerdo de esas situaciones
infantiles, se produce un cambio a través de la elaboración adecuada de esas
situaciones, donde las situaciones del pasado pasan a ser pasadas y pueden ser
tramitadas como pasadas, y así la libido o la pulsión queda libre para usos de
la vida adulta.
En Melanie Klein, en parte
debido a su experiencia con niños, la tarea terapéutica también consiste en
"acompañar al niño en un desarrollo". Es decir, es más bien ir del
presente al futuro. Esto no quiere decir que Freud no pensara, como lo decía en
el historial de Juanito, que un análisis exitoso ayuda a ir hacia el futuro,
pues permite que esa persona sea más feliz, trabaje mejor o goce de las cosas;
pero la idea no está tan presente en Freud. La idea que durante el
tratamiento analítico se
acompaña al niño en un desarrollo es tanto válida en el análisis de niños,
donde se trata de sacar piedras del camino (las ansiedades excesivas que evitan
un desarrollo de la fantasía, de la imaginación, de los juegos y las
sublimaciones deseables y normales), sino que es también trasladable al
análisis de adultos, donde el analista, además de hacer consciente lo
inconsciente, acompaña a un bebé y a un niño en un desarrollo que quedó
detenido por los mismos motivos que en el análisis de niños: ansiedades
excesivas con defensas inadecuadas que implican una detención o defensas
patológicas.******
Un último punto desde el
punto de vista técnico. La teoría que acabo de sintetizar y que dice que se
reactivan en el proceso analítico las más tempranas situaciones de ansiedades y
defensas (y las más tempranas significan desde el momento del nacimiento) no
significa que estas situaciones se pueden recordar. Melanie Klein nunca supuso
que debiera llenar lagunas mnémicas del nacimiento, del destete o de lo que le
pasó al niño cuando tenía 1 año de edad. Sí supone que estas situaciones se
revivencian en la situación analítica. Por lo tanto, el rol de la construcción
se sigue manteniendo pero es mucho menor la importancia que Melanie Klein y su
escuela dan en su técnica al fenómeno del recuerdo. Las construcciones son más
hipotéticas, más modelizadas (en la teoría de Bion esto está mucho más
explícito) en términos de "ahora usted está reaccionando como un bebé frente
a su madre", y no se supone que el paciente pueda o deba recordar nada de
eso: la cuestión es vivirlo o revivirlo en el proceso analítico y en la
transferencia.
Cuando Freud analizaba a
sus pacientes utilizando construcciones, podía hacer hipótesis sobre los
primeros años. No creo que Freud haya hecho construcciones sobre los primeros
meses; la más temprana que conozco es la del "Hombre de los Lobos",
que corresponde al año y medio, es decir que hay en la teoría kleiniana una
diferente noción acerca de hasta cuándo o desde qué momento en el trabajo
analítico se pueden reconocer y elaborar las situaciones de ansiedad.
Les dije que antes de
terminar quería volver a leer la definición de salud mental y hacer, ahora, con
todo lo que he planteado, algunas precisiones. El concepto de salud mental para
M. Klein plantea lo siguiente: "La base de la salud mental es una
personalidad bien integrada, esto significa: madurez emocional, fuerza de
carácter, capacidad de manejar emociones conflictivas, equilibrio entre la vida
interior y la adaptación a la realidad y una fusión exitosa entre las distintas
partes de la personalidad."
La madurez emocional está
planteada básicamente en la capacidad de aceptar los sentimientos de pérdida de
relaciones, deseos o fantasías infantiles insatisfechas. Esto significa el
poder renunciar, aceptando el sentimiento de que en todo adulto existen cosas
infantiles, que siguen siendo activamente deseos pero que no se van a poder
realizar ya nunca como tales. Y esa aceptación implica la posibilidad de
reencontrarlas en otras situaciones, con los hijos, con los nietos, en los
amigos y en las actividades de trabajo, pero que no son nunca las mismas que
las infantiles. Esta aceptación del sentimiento de pérdida de las fantasías
infantiles siempre activas es una parte fundamental de la madurez emocional, y
esto me parece un muy rico concepto para la salud mental.
Estos conceptos son mucho
más éticos que económicos; los conceptos de salud mental en Melanie Klein
tienen un fuerte factor ético, donde el amor, el respeto, la lealtad, la
confianza y la buena fe son factores de salud mental. El modelo freudiano es
más económico; en él es la descarga pulsional, la genitalidad y la adaptación a
la realidad lo que importa. El kleiniano es un modelo más ético del mundo
interno y de la mente.
La fortaleza de carácter,
a la que se refiere también esta cita, está basada en los tempranos procesos de
introyección. A mejores y más logradas identificaciones con los buenos objetos
internos (primeramente el objeto parcial pecho, luego los objetos totales
"madre", "padre", "pareja parental"), tanto mayor
será la fortaleza del carácter, y en ella se basará la lealtad hacia la gente,
la lealtad hacia los ideales y la capacidad de compromiso y constancia en el mantenimiento
de éstos aun frente a las frustraciones y las pérdidas. Esto se relaciona con
la postura que dice que un buen objeto interno, establecido en el yo como
núcleo, "garantiza" una fortaleza de carácter, que no depende tanto
de las situaciones externas sino de la evolución y elaboración de las
situaciones internas.
El tercer punto es la
capacidad de manejar emociones conflictivas. En la teoría de Melanie Klein, la
ansiedad está siempre presente y el conflicto es parte de la vida. Para ella,
la serenidad característica de los viejos generalmente está acompañada con una
detención del desarrollo. Como su concepto es de un desarrollo permanente
(mientras sea posible), la capacidad de manejar conflictos y de tolerarlos es
en realidad un factor fundamental en la salud mental. Esto quiere decir
"no" a la renegación de los conflictos, "no" a las defensas
maníacas y la negación de los conflictos, implicando la aceptación y
elaboración de los conflictos en uno mismo y en los otros.
El cuarto punto es el
equilibrio entre la vida interna y la adaptación a la realidad. Tiene que ver
con lo anterior, con la posibilidad de no evitar el conflicto y, a la vez, la
de no evitar la libertad de la fantasía y el pensamiento. El reconocimiento de
la vida interna y el mundo de fantasía es la base de la creatividad, la
culminación del complejo de Edipo y la forma de elaborarlo a través de la
genitalidad creativa.
Un punto al que no hice
suficientemente referencia es que, para Freud, la genitalidad de algún modo
tiene que ver con la satisfacción orgásmica de la vida sexual adulta y no con
las sublimaciones. Para Melanie Klein, la genitalidad tiene más que ver con la
creatividad. Y la creatividad se refiere tanto a los hijos reales como a los
hijos simbólicos, las creaciones de fantasía y de trabajo, concebidas más como
creaciones que como sublimaciones. La creatividad es vista por Klein como
algo más que el mero cambio del fin de la pulsión, es una creación-reparación.
Finalmente, la integración
exitosa de diferentes partes de la personalidad está vinculada a la tolerancia
a los impulsos de las distintas partes de la mente y, por lo tanto, también a
una cierta humildad, con reconocimiento de que tenemos partes desagradables en
nuestra personalidad, rasgos indeseables con los que a veces o siempre tenemos
que convivir. Idealizarlos o negarlos no es signo de salud mental, sino que es
humilde signo de salud mental el poder aceptar y, en el mejor de los casos,
integrar exitosamente aun los aspectos más desagradables de nuestra personalidad.
Con esto voy a terminar
esta primera parte y espero que podamos seguir conversando.
Doctor César Merea: Muy bien, muchas gracias. Vamos a
empezar la segunda parte no sin antes consignar lo siguiente: Elizabeth nos ha
planteado de un modo realmente muy completo el panorama de las ideas de Klein
sobre este tema, algo más que brindar un cotejo con las ideas de Freud. Debió
apelar además a algo que hemos visto en otras conferencias de este Ciclo, la
necesidad de incluir un concepto de salud y de enfermedad propio del autor de
que se trata, a más de contextualizar las ideas teóricas, para determinar
cuáles son las ideas terapéuticas. Como sobre este punto fue bastante explícita
en lo que respecta a Klein, tenemos abundante material para conversar. De modo
que está abierta la lista de oradores.
Doctora Narda Chercasky: Por lo expuesto, parecería que en
la postura kleiniana hay más que una terapia psicoanalítica, algo más que el
objetivo de curación de un encuadre clínico-médico... hay una filosofía de
vida, en cuanto a los conceptos de humildad, ética, valores, ¿no?
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Sí,
tengo la impresión de que es así. Melanie Klein no lo dice, y esto es una
inferencia no sólo mía, pues cuando Meltzer discute los desarrollos kleinianos
y dibuja los tres modelos de aparato psíquico comparando el de Freud, el de
Melanie Klein y el de Bion, también sostiene algo parecido con respecto a este
modelo donde los valores principales son el amor y el odio, la reparación, la culpa,
el cuidado por el objeto. Evidentemente, esto tiende hacia un modelo de tipo
ético, donde dichos valores están jerarquizados.
Uno también podría
preguntarse cuáles son los valores jerarquizados en Freud, y responderíamos que
el valor es la satisfacción y la descarga pulsional. O decir que, para Bion, el
conocimiento y la tolerancia a la duda son un valor también.
Si uno quisiera podría
decir que hay distintas escalas de valores implícitas en los diferentes modelos
de aparato psíquico.
Doctora Narda Chercasky: Lo interesante es que Freud
estructura toda su teoría psicoanalítica desde la perspectiva del médico, es
decir, desde el conocimiento del cuerpo humano y de un profundo conocimiento de
la lectura de los filósofos prekantianos y poskantianos y a partir del
idealismo alemán. La idea de la eticidad, de la humildad y de la creatividad,
está planteada en Freud, pero derivada a los derroteros de una anammesis
médica, una función médica, una tarea clínico-médica que Klein logra captar en
el trabajo con niños: tal vez la perspectiva y el uso del arte.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Sí,
ella estudió arte y, sin embargo, tenía una vocación médica. Evidentemente,
Klein mira toda la fenomenología central desde otros puntos de vista, desde una
mirada artística, dramática, más humana, y no estoy diciendo que la freudiana
sea menos humana, tal vez la palabra sea más humanística.
Bion dice que para él el
psicoanálisis no es terapia, no hay que hablar de curación, directamente saca
el modelo médico, incluso el modelo médico kleiniano, que también existe
(aunque sea más humanístico: ayudar al chico a que crezca mejor), y le interesa
el crecimiento mental, el desarrollo mental en las direcciones que sean
posibles. Bion cree que el modelo médico nos lleva a cuestiones corporales, a
cuestiones sensoriales; así que es una perspectiva todavía más alejada de lo
corporal y más cercana a una idea de lo mental.
Melanie Klein toma muy en
cuenta el cuerpo, el concepto de fantasía inconsciente como corolario mental
del instinto es muy corpóreo, pero con un complemento inmediato de una fantasía
con respecto al cuerpo.
Esto es un tema muy
interesante que no sé si está realmente desarrollado, es una comparación que
podríamos hacer acá o en un futuro, ver de qué manera el problema cuerpo-mente,
monismo-dualismo, aparece en los distintos modelos psicoanalíticos.
Doctora Narda Chercasky: Desde la teoría freudiana está
planteado en cuanto al concepto de vida y muerte, del ser y estar en el mundo.
O sea, una línea filosófica que, a través de lo que vas desarrollando, se toma
en Klein a partir del cuestionamiento infantil. Cuando ella comienza sus
desarrollos, lo que hace en primer término con su propio hijo es hablar con él,
establecer un diálogo que tienda a esclarecer por medio de la verbalización.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: En ese
sentido no sería muy distinto de Freud. También todo su método psicoanalítico
es la curación a través de la palabra.
Doctora Narda Chercasky: Sí, y a través del concepto
vida-muerte. Me parecieron sumamente interesantes los últimos elementos que
habías mostrado, con respecto a la finalización de un tratamiento y a los
múltiples reanálisis, la puesta en marcha de un proceso, de un continuo.
Doctor Mariano
Dunayevich: Yo te
quería preguntar sobre el psicoanálisis como teoría y el psicoanálisis como
práctica terapéutica.
El análisis incluye el
problema del aprendizaje. No puede haber análisis si no hay aprendizaje, porque
es obvio que hay un cambio a partir de un nuevo aporte. A partir de algo
desconocido, reprimido, negado, hay un conocimiento nuevo y un aprendizaje.
Quizás lo que tendríamos
que diferenciar es la posición del terapeuta en relación con el aprendizaje; es
decir, si el terapeuta se ubica como educador o no. Al analizar es imposible no
enseñar, pero una cosa es hacerlo como consecuencia y otra cosa es como
objetivo específico.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Estoy
completamente de acuerdo con lo que planteó el doctor Dunayevich.
Por la lectura que he
hecho de Melanie Klein tengo la impresión de que el aprendizaje que se promueve
es tal como lo decís: un aprendizaje del paciente acerca de sus verdades
emocionales, en base a hacer consciente lo inconsciente, o en base a la
interpretación de fantasías inconscientes por parte del analista.
Eso no quiere decir que la
teoría psicoanalítica, desde Freud, no haya hecho aportes muy importantes a la
teoría del aprendizaje y a los problemas de aprendizaje, pero el análisis, que
desde ya implica una serie de nuevos conocimientos, debiera lograrse a través
de la experiencia propia y no a través de la enseñanza.
A Melanie Klein no la
conocí, pero tuve contactos personales con los analistas cercanos a ella que
vinieron aquí: Ana Segal o Meltzer. De ninguna manera en la técnica kleiniana
hay nada que se parezca a un adoctrinamiento o a una enseñanza, como no debiera
haberlo en ningún psicoanálisis.
Doctor César Merea: Me da la impresión de que algunos
conceptos en ciertos autores funcionan de determinada manera y que con el uso
esos conceptos pueden funcionar de otro modo.
Es decir que muchas veces,
cuando nos planteamos problemas como el del aprendizaje, el riesgo que
enfrentamos es que el concepto pase a tener un sentido distinto en cuanto a
cierto uso original en los continuadores, en el uso común, en el uso pedagógico
del término, etcétera.
Con todo, no se puede
negar que el término "aprendizaje" es de uso peligroso, por sí mismo,
en una teoría como la psicoanalítica. Y si debemos hacer demasiadas salvedades
acerca de en qué sentido se da ese aprendizaje, tal vez nos convendría más
buscar un término metapsicológico que seguir usando el de otra disciplina.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Pienso
que es así. Pero una salvedad posible es hablar de aprendizaje por experiencia
emocional. Eso me resulta cómodo, no me confunde.
Doctor César Merea: Lo cual ya denota un lenguaje
psicoanalítico.
Doctor Mariano
Dunayevich: 0 como
modelo, el terapeuta como modelo; creo que ése es el peligro. Una cosa es la
introyección y otra cosa es el terapeuta como modelo ideal.
Doctora Julia
Dunayevich: Como
modelo psicoanalítico esto podría estar relacionado con la idea de ampliación
del campo de conciencia. Es lo que Elizabeth decía en relación con saber o
aprender más acerca de él mismo, o tener más conocimiento de sí mismo.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Cada
momento de insight es evidentemente un descubrimiento y un aprendizaje.
Después de pasar por ese momento el individuo no es más la misma persona que
era antes.
También podemos hablar de
crecimiento mental. Bion se refiere al insight como un momento de cambio
catastrófico que revoluciona en mayor o menor grado la mente de la persona que
lo sufre.
En definitiva, aprender de
la experiencia emocional.
Doctor César Merea: Sin duda son dos palabras que
suenan mucho mejor, dicho en el sentido de que nadie asimilaría cambio
catastrófico a una característica pedagógica.
Además, el término
"catastrófico" es psicoanalítico.
Doctora Elizabet Tabak
de Bianchedi: Pero
es a la vez un poco irritante porque no todos estarían fácilmente dispuestos a
relacionar los términos "cambio" y "catastrófico".
Es decir, la idea de
aprendizaje es un poco más suave, menos irritante.
Doctor César Merea: Incluso lo que planteaba Julia en
relación con el aumento del campo de la conciencia, también tendría distinto
significado según la vía por la que este campo de la conciencia es empleado.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: El
otro problema que planteaba Mariano, el de la identificación, introyección o
identificación introyectiva con la figura del analista es, sobre todo en Klein
y en Meltzer, un factor bastante importante en el logro de la elaboración de
las situaciones primitivas de ansiedad y está correlacionado con la mejor
reinstalación de los padres dentro del aparato psíquico, no a nivel de las
identificaciones en el superyó únicamente, sino también de las identificaciones
en el yo. Hay que diferenciar la verdadera identificación introyectiva de la
seudoidentificación o la colocación del objeto analista o padre en el lugar del
ideal, con algunas consecuencias bastante indeseables a veces.
Doctora Narda Chercasky: A veces se puede confundir el
término "aprendizaje" con el de "enseñanza", y creo que no
sólo son muy distintos sino totalmente opuestos. Lo que un paciente obtiene
como aprendizaje no es lo que su analista le enseña. Aunque la enseñanza
estaría puesta de parte de un adulto que ejecuta una tarea aun contra los
deseos de un miembro que depende de él, en el análisis se trata de averiguar
cuáles son los deseos justamente del otro y la palabra la tiene quien esté por
debajo de esa figura.
Respecto a las
posibilidades paranoides, el planteo es aprendizaje en el sentido de cambio y
de déficit, y de permiso para la locura... en el sentido de creatividad y
ruptura de esquemas. Porque para poder definir, justamente, el alta de un
tratamiento, aparece como muy sencillo aceptar el sentimiento de pérdida,
proyectar el sentimiento que ya está incluido al elaborar, lo cual lleva muchos
años.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Y que
continúa después de la terminación del análisis, porque hay un nuevo duelo
allí: el duelo por el análisis, el analista y la experiencia compartida.
Doctora Narda Chercasky: Exacto, y hablar de humildad
también lleva un largo proceso a veces no conseguido, que entraríamos a
discutirlo en relación, por ejemplo, con el concepto de narcisismo,
metapsicológica y descriptivamente. Es decir que implica actitudes en las que
se modifica el concepto de aprendizaje. Desde esa otra perspectiva no es ya la
influencia de un sujeto sobre otro, sino el desarrollo que a partir de ese otro
sujeto puede hacerse de este diálogo.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Creo
que estamos planteándolo en términos muy bonitos, pues no sé quién podría estar
en total desacuerdo con el logro de la humildad, el respeto, ¡suena muy lindo!
Pienso que esto es algo ideal, porque desgraciadamente el uso de esta teoría
puede tentar mucho al analista a colocarse en el rol del que enseña. Es decir
que lo mismo sería válido para el analista: la humildad y el respeto primero
los tiene que tener el analista para no adoctrinar al paciente según estas
teorías. Si bien un riesgo en cualquier teoría, como además es muy bonito, muy
estético, aumenta la tentación.
Bion da un aviso muy
importante cuando habla de "sin memoria y sin deseo", es decir que
realmente quiere ponerle un freno al deseo del analista de ser el buen objeto,
no el objeto idealizado; pero, de todas maneras, el buen objeto guía al
analizado y, por lo menos en Bion, coloca al analista en una posición mucho más
difícil.
Cuando Leclaire estuvo en
nuestro país, hace ya muchos años, supervisamos un grupo, una sesión analítica
con él, no sé si alguno de los presentes estuvo en esa supervisión. Se trataba
de un material de un analista argentino –la mayoría en ese momento tenía
formación kleiniana– y trajo una sesión muy interesante donde uno podía no
estar exactamente de acuerdo si el analista en ese momento era la mamá, el
papá, o el pecho... pero más o menos nos entendíamos. Y Leclaire no decía nada.
Entonces le preguntábamos qué le parecía. Al final dijo: "Pero esto es
psicodrama". Por lo cual nos quedamos muy pasmados, porque no quería decir
que era psicodrama de Moreno, sino que el énfasis en esta teoría y en esta
técnica es rescatar lo dramático de lo psíquico.
Para un analista que se
ocupa más de cuestiones de significado, significante y lingüística, le resulta
psicodrama. Hoy pienso que tenía razón, puesto que en algún sentido es
psicodrama.
Doctor Luis Minuchin: Primero quería agradecerte por la
clase que nos diste, la cual me pareció excelente y me gustó mucho.
Yo quería preguntarte:
¿cuál sería el destino de la ansiedad en la curación kleiniana?
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi:
Gracias por la pregunta, porque fue un punto que quedó sin desarrollar.
Si la ansiedad se define
metapsicológicamente como la percepción en el yo de la acción y el peligro del
instinto de muerte, la modificación de la ansiedad tendrá que ver con un
acrecentamiento de las pulsiones eróticas. Es decir que en un desarrollo
saludable habría un creciente incremento de las pulsiones libidinales no para
neutralizar sino para tratar de integrar las pulsiones destructivas y atenuar
la acción peligrosa del sadismo, de la utilidad, de la envidia y todas las
manifestaciones primitivas de la pulsión de muerte.
Es decir que en la idea de
desarrollo y modificación de la ansiedad, aparte de la modificación de la
ansiedad persecutoria en ansiedad depresiva, está también la modificación de
ansiedad depresiva en una ansiedad depresiva atenuada, lo cual se va logrando
con acrecentamientos eróticos que transforman la culpa persecutoria en culpa
depresiva (esta terminología es de Grinberg) y la culpa depresiva en actividades
de tipo reparatorio y creativo que, a su vez, como un circulo benéfico, van
atenuando los próximos incrementos de ansiedad que de nuevo tienen que ver con
una disociación entre el amor y el odio, o una separación donde lo tanático
vuelve a ser sentido como peligroso.
Así, en la modificación de
la ansiedad, otro elemento kleiniano es la distribución de la ansiedad, que
también es un concepto novedoso: la ansiedad puede distribuirse entre distintos
objetos. Es decir que pasa de ser la ansiedad de un sentimiento, como lo es en
Freud, con reacciones "X", corporales, respiratorias, etc., a ser
algo que puede distribuirse, por ejemplo entre objetos del mundo externo. Puede
sentirse ansiedad frente a determinados objetos y frente a otros no, provocando
un creciente desarrollo en contacto con la realidad. De este modo la ansiedad,
motor del desarrollo, es también un motor creciente de contacto con la
realidad, cuando no es paralizante.
En Melanie Klein, la
ansiedad paralizante no es la angustia automática, como la angustia automática
en Freud, que no tiene significado: la ansiedad excesiva tiene un significado,
pero un significado confusional o extremadamente persecutorio, y provoca
defensas extremas y detención del desarrollo.
La distribución ayuda a la
formación de símbolos, permite al chico, preso de una ansiedad depresiva de que
pierde a la mamá, buscarla por la casa –juicio de realidad mediante– o repartir
su situación de ansiedad de pérdida entre distintos objetos. Le pasa esto con
la mamá y le pasa otra cosa con la tía o con la niñera, o con algún otro
objeto, y de esa manera la ansiedad pasa a ser también en su distribución una
posibilidad de creciente contacto con los objetos del mundo externo.
El contacto con la
realidad es otro motivo atenuante de la realidad, no sólo el incremento de la
pulsión libidinal, de las pulsiones eróticas, sino la prueba de realidad en la
medida en que el chico las puede ir teniendo por su natural desarrollo
evolutivo. También van atenuando situaciones de ansiedades psicóticas de
pérdida o de persecución cuando la realidad, si la ansiedad no es extrema, le
demuestra que la mamá no está enojada, que no está muerta, que el papá no lo va
a matar; en fin, a pesar de sus fantasías, el mundo sigue andando. No sé si
esto responde tu pregunta, pero la idea es no sólo de modificación sino también
de distribución.
Intervención: ¿En la modificación habría
subordinación?
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi:
¿Subordinación a qué?
Intervención: A una ansiedad más tolerable.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: En la
modificación, es la cualidad de la ansiedad la que se transforma, la
modificación es cualitativa. Por ejemplo, las defensas maníacas son defensas
adecuadas en un determinado momento para la ansiedad depresiva, pero no son las
más adecuadas para una modificación progresiva, las más adecuadas serían la
elaboración de la culpa y la reparación. Es decir que modificación se refiere
más a la cualidad, no a la cualidad de lo displacentero, sino a la cualidad del
significado ansiedad..
Doctor César Merea: Mencionaste poco un término que en
general estamos acostumbrados a oír bastante en relación con los criterios de
curación en Klein, me refiero al concepto de reparación.
Dado que ésta es, como
aclaraste, una lectura tuya de la cuestión, quisiera saber si esta poca mención
del término "reparación" responde a algún tipo de criterio particular
con respecto al tema en Klein o a otra cosa.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: En
realidad, es sólo por una cuestión de tiempo. Si hubiera hablado de las
posiciones, de las ansiedades y las defensas habría sin duda hablado del
concepto de reparación. Creo que es central la idea de reparación en el
criterio de curación o terminación de análisis, pero no como factor puntual
sino que en este elemento de la aceptación de los sentimientos de pérdida está
implícito el concepto de reparación. Es decir, una pérdida se hace aceptable en
función de que en el mundo interno se pueda reencontrar reparatoriamente el
objeto perdido. Tiene que ver muchísimo con la elaboración de los duelos. Ésta
es la manera en que yo entiendo reparación, no en un sentido constructivo sino
en un sentido dinámico.
Doctora Julia
Dunayevich: ¿Qué
podrías decir del concepto integración?
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Sí,
estaba como quinto punto: la integración exitosa de las distintas partes de la
personalidad. Pero creo que te referís más al uso de integración de objeto.
Lo que pasa es que me
hubiera extendido mucho en hacer toda la historia de la evolución de la teoría
kleiniana y de la teoría del yo temprano y de sus desarrollos.
Me centré más en el
análisis de niños porque me parece que ahí se podrían encontrar en vivo los
criterios terapéuticos aun antes, tal vez, de que Klein planteara la teoría de
las posiciones, es decir la de la reparación y la integración depresiva.
Doctora Julia
Dunayevich: Claro,
ahí es donde están los fundamentos.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: En
1945, cuando Klein ya había formalizado la teoría de las posiciones depresiva y
esquizo-paranoide, hace un reanálisis del caso Rita y del caso Richard en un
artículo que se llama "El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades
tempranas", es el último artículo del libro Contribuciones.
Entonces ella, que había entendido la neurosis obsesiva y la sintomatología
melancólica de Rita de una manera en 1924, agrega toda la explicación ulterior
–que no le fue interpretada, por supuesto, a Rita– a partir de la teoría de las
posiciones, de las ansiedades depresivas. Es lo mismo que hace Freud con
Juanito en Inhibición, síntoma y angustia, cuando revisa la
sintomatología después de veinte años.
Doctor César Merea: Queremos agradecer a Elizabeth su
conferencia. Creo que ha sido esclarecedora con respecto al tema que queríamos
tratar.
Doctora Elizabeth Tabak
de Bianchedi: Muchas
gracias.
DESCRIPTORES: ANSIEDAD / CASO CLÍNICO / COMPLEJO DE
EDIPO / CURA / FANTASÍAS INCONSCIENTES / PSICOANÁLISIS / PSICOANÁLISIS DE NIÑOS
/ SALUD MENTAL
|
Resumen