ASOCIACIÓN
ESCUELA ARGENTINA DE PSICOTERAPIA PARA GRADUADOS
Revista "Psicoanálisis: ayer y hoy"- Nº1
Tercera
tópica
1.1. Se
trata de un modelo del aparato psíquico, entendido como la construcción
del psiquismo entre soma y otro, caracterizado por la
introducción en la segunda tópica freudiana de la escisión como mecanismo
universal y estructurante que permite
la coexistencia universal de dos grandes modos de funcionamiento (Zukerfeld,
1992,1993,1994,1996,1998; Zukerfeld y Zonis Zukerfeld, 1990,1999, 2001).
1.2. Esta Spaltung es
representada tópicanente (véase figura 1) como barra vertical perpendicular a
la barra horizontal que desde la segunda tópica representa a la represión y
junto con ella ordena el encuentro
entre dos exigencias de trabajo, una de carácter biológico y otra de orden intersubjetivo. Desde el punto
de vista económico se diferencian: a) los mecanismos de carga y descarga que
corresponden a huellas activables pero no evocables, correspondientes a las
magnitudes no procesables de efecto traumático originadas en las dos fuentes
citadas, b) las cargas que por ligadura serán captadas por la representación de
cosa y la de palabra descriptas por Freud. Desde el punto de vista dinámico se
describen en este modelo tres dinamismos: 1) el de la represión y sus procesos
de investidura y desinvestidura, progresivos y regresivos propios del conflicto
(movimiento “vertical”), 2) el de la
escisión que determina predominios en P-CC de procesos o descargas (movimiento
de vaivén horizontal o barrido), 3) el de la vinculación que pone en relación
los procesos (a) con las descargas (b), constituyendo procesos terciarios.*
Desde el punto de vista tópico se describe un espacio de producción
intersubjetiva con sus diferenciaciones e instancias constituyendo una
estructura edípica conflictiva donde se encuentra el ideal del yo, y otro
espacio donde se asienta el yo ideal como parte de una estructura narcisista
nirvánica.
De esta manera, el aparato
psíquico final del año 1933 pasa a ser un modo –también universal- de
funcionamiento psíquico que coexiste con otro que corresponde a lo inconsciente
escindido. Esta última noción constituye el núcleo duro de la tercera
tópica.
2. Antecedentes
2.1. Nuestra formulación de
una tercera tópica fue desarrollada a fines de la década del ochenta y
presentada por primera vez en el VII Simposio de la AEAPG de 1990.
Posteriormente fue publicada en un libro, en la Revista de Psicoanálisis,
en la Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, y aceptada para su
presentación en Ámsterdam en el XXXIII Congreso Internacional de Psicoanálisis,
IPA. En 1996, en la segunda edición del libro de 1992, se realizaron
modificaciones y actualizaciones, y luego fue publicada en Aperturas
Psicoanalíticas (Internet), obtuvo una mención especial en el III Congreso Argentino de Psicoanálisis, fue
parte de un nuevo libro en 1999, y su última versión fue aceptada para su
presentación en Niza en el XLII Congreso Internacional de Psicoanálisis, IPA
(2001).
2.2. Antecedentes de la noción de “inconsciente escindido”
En la historia del
psicoanálisis han habido numerosas menciones a lo que entendemos como
inconsciente escindido y sus producciones. Ya en Freud, en el “núcleo actual”
de las psiconeurosis y en “la obsesión de
repetición [que] reproduce sucesos del
pasado que [...] no entran en la zona de los impulsos eróticos reprimidos”, y
posteriormente los elementos y pantalla beta como aglomeración no integrada y
el “terror sin nombre” en Bion, el terror al derrumbe como signo-huella que no
pudo simbolizarse en Winnicott, lo Real como fuera del lenguaje e inadmisible a
la simbolización en Lacan, lo originario y el pictograma en Aulagnier, el
teatro de lo imposible y la histeria arcaica en McDougall, la escisión esencial
en De M’Uzan, los dinamismos paralelos en Marty , lo no representable en
Missenard ,lo ignoto e incognoscible en Rosolato, lo arcaico y la negatividad
radical en Kaës,, el inconsciente ante-represión de Rousillon, la delegación de
lo no figurable en Botella, la idea de lo “prepsíquico”, el trabajo de lo
negativo y los desarrollos sobre la escisión en Green, el lugar del doble
inmortal en Aragonés, el inconsciente originario y las memorias procedimentales
en Bleichmar.
Esta lista no
pretende ser exhaustiva ni estricta pero alude a las diversas consideraciones
en la literatura psicoanalítica acerca de lo que está funcionando en un orden
no representacional. En este sentido creemos que el término “escindido” es el
que mejor da cuenta de nuestra conceptualización por tres motivos: a)
jerarquiza el mecanismo de escisión como separación originaria, global y
persistente; b) enfatiza su dimensión
estructural, que a nuestro modo de ver sigue en la trayectoria freudiana el
mismo recorrido de la represión que primero fue una defensa histérica y luego
un mecanismo universal; c) lo desvincula de cualquier énfasis en lo infantil o
en lo patológico, ya que se trata de un sistema constitutivo y permanente.
2.3. Antecedentes del término “tercera tópica”
El término tercera tópica
como tal fue utilizado por André Green (1975), Norberto Marucco
(1978,1980,1998), Eduardo Raggio (1989) y César Merea (1984,1994, 2003), por
autores winnicottianos ( v.g. Accioly Lins, 1994) y aquellos vinculados
con la psicosomática (v.g. Rappoport de Aisemberg, 2001). Marucco y
Raggio han enfatizado lo escindido, mientras que Merea lo ha hecho
principalmente sobre lo intersubjetivo, existiendo además autores como Kaës que
han reclamado por esta revisión metapsicológica desde esta última perspectiva.
Cabe recordar aquí que Laplanche y Pontalis (1968) definen como “tópico” el
punto de vista que supone una diferenciación del aparato psíquico en cierto
número de sistemas dotados de características o funciones diferentes y
dispuestas en un determinado orden entre sí, lo que permite considerarlo metafóricamente
como lugares psíquicos de los que es posible dar una representación
espacial figurada. Es así que si
alguna noción teórica se presenta como tópica, alude a funciones que se
representan en el espacio (véase 2.3.2).
2.3.1. En Freud, es claro que son los datos clínicos provenientes del
estudio de los sueños y de las psiconeurosis los que originan las tópicas. Su
modificación y el pasaje de la primera tópica (1900) a la segunda (1923)
dependen de esos observables. Conviene tener en cuenta que previamente al
desarrollo de la primera tópica existen algunos indicadores clínicos que
provienen de las neurosis actuales que no adquieren estatus metapsicológico,
como las psiconeurosis de defensa que se explican perfectamente con las
categorías de este primer modelo. Existen además en la obra freudiana numerosos
avances teóricos, entre la presentación de la primera y la segunda tópica, y
con posterioridad a esta última, que no tuvieron una integración coherente en
los modelos, como los conceptos de doble elección objetal y la dinámica del
Ideal, los fenómenos vinculados con el doble y lo siniestro y,
fundamentalmente, la noción de escisión del yo. Esta última noción,
desarrollada en un trabajo inconcluso de 1938 y en el Compendio de psicoanálisis
(1938), es diferente de otras Spaltungen
freudianas y posfreudianas. Obsérvese incluso que el aparato psíquico que Freud
describe en 1933, no da cuenta del fetichismo presentado en 1927, y que el
concepto de escisión del yo que lo caracteriza no tiene cabida en el modelo
final integrativo de 1933.
2.3.2 Es importante destacar que, cuando se utiliza el sustantivo
“tópica”, se alude a una representación gráfica, es decir, a un diseño
en un espacio plano que metaforiza funcionamientos que justamente no se
localizan en un espacio tangible. La utilización del adjetivo ordinal “tercera”
implica además un posicionamiento en línea con la enumeración freudiana. Estas
dos precisiones son necesarias para comprender que en la historia del
psicoanálisis existen diversas concepciones de gran riqueza heurística sobre el
aparato psíquico, el funcionamiento mental y la construcción de la
subjetividad. Pero para ser consideradas tópicas deben ser pasibles de una
metáfora gráfica, y para tener una calificación ordinal –en pos de una higiene
conceptual- deberían respetar las convenciones freudianas.
3. Fundamentos y corolarios
3.1. Este modelo metapsicológico se sustenta en cuatro conceptos
fundamentales:
a) La noción de heterogeneidad del
inconsciente: existen varios funcionamientos u operatorias con características
diferentes de modo que no es posible hablar de un inconsciente
homogéneo. En este sentido, la noción de modularidad (Bleichmar, 2001)
ejemplifica bien lo antedicho.
b) La noción de coexistencia: los distintos
funcionamientos se dan simultáneamente y las producciones finales incluyen
siempre aspectos variables de los mismos.
c) La noción de correspondencia: los
funcionamientos que se describen intentan estar acordes con las investigaciones
sobre las memorias y las emociones y con los desarrollos de las disciplinas de
la subjetividad.
d) La noción de recursividad:
los funcionamientos se describen de acuerdo con el paradigma de la
complejidad, donde se cuestionan los determinismos lineales causa-efecto.
3.2. Finalmente, otro aspecto a considerar
tiene que ver con lo que este modelo implica para una disciplina como el psicoanálisis.
Para algunos autores, las dos tópicas freudianas alcanzan como modelos
explicativos; para otros, toda tópica es intersubjetiva; hay investigadores que
no tienen preocupaciones tópicas, existen topologías no freudianas, y están los
que enumeran tanto eclipses de las tópicas como cuartas tópicas. Pero en todos
ellos, además de sus preocupaciones teóricas y epistemológicas, existen
fundamentales intereses clínicos. En este sentido, la tercera tópica que
planteamos es un modelo general, y su funcionalidad está destinada a dar cuenta
de la clínica. Esto significa que, dada la complejidad de las manifestaciones
clínicas, cuando este modelo plantea la coexistencia de dos modos de
funcionamiento puede pecar de reduccionista. Sin embargo, a partir de establecer
dos grandes “géneros” se alude a la coexistencia de muchas “familias” de
procesos y a una cantidad innumerable de “especies” producto de la combinatoria
de esas “familias”. Esto quiere decir que una determinada manifestación clínica
de un sujeto en un contexto histórico y ambiental determinado (“especie”) es
parte de “familias” (formaciones clínicas, rasgos subjetivos, sistemas
motivacionales) que por definición comparten predominios variables o
cristalizados de los dos modos (“géneros”) de funcionamiento psíquico.
En definitiva, esta perspectiva
metapsicológica se ofrece para ser puesta a prueba como modelo teórico que
permita articular la metapsicología y la clínica psicoanalítica tanto con los
avances de las neurociencias como con los desarrollos de las disciplinas de la
subjetividad.
Figura 1. Tercera
tópica
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